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En cuestión de una hora Taehyung se encontró sentado en el Alfa Romeo de Jungkook, volando por las estrechas y serpenteantes carreteras que llevaban al lago, el Alfa se había cambiado de ropa y llevaba unos jeans desgastados y una camiseta negra

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En cuestión de una hora Taehyung se encontró sentado en el Alfa Romeo de Jungkook, volando por las estrechas y serpenteantes carreteras que llevaban al lago, el Alfa se había cambiado de ropa y llevaba unos jeans desgastados y una camiseta negra. El pelo se agitaba en torno a su cara y de vez en cuando ocultaba su expresión, confiriendole el aire de un pirata sexy que despertaba sus más bajos instintos.

Notó un hormigueo en el estomago y sintió su entrada lubricar. Cambió de postura en el asiento e hizo un esfuerzo por dejar de pensar esas cosas.

-¿Qué vamos a hacer? - le preguntó sin rodeo- ¿Te detuviste a pensarlo siquiera? ¿Vamos a contárselo a mi hermano y JiMin? ¿Y si tu familia va a Corea? ¿Qué me dices de la boda de Jihyo?

Jungkook soltó un hondo suspiro, como si se estuviera preocupando de tonterías y no de un matrimonio.

-No pensemos en eso ahora, cara. Creo que necesitamos pasar la noche a solas para arreglar algunos asuntos entre nosotros. -dijo dirigiendole una elocuente mirada que iba cargada de una sensual tensión.

El omega intentó contener un estremecimiento. Se enfadó con él porque sabía que lo controlaba con el sexo. Siempre había sido el que manejaba las riendas, y eso era lo que le gustaba. Tal vez había llegado el momento de que se volvieran las tornas.

-Lo siento, es que soy un imbecil. ¿Por qué preocuparme por algo como un voto ante La Diosa Luna y un divorcio? Vamos a pasárnoslo en grande. Ah, conozco un tema estupendo para hablar. Tu madre me dijo que habías sido piloto de carreras.

Lo vio apretar las manos en el volante. Había dado en el clavo. Se sintió un poco culpable al ver que el Alfa tenía problemas para replicar.

-Así que te lo contó. Ya nunca hablamos sobre el tema- murmuró - Era piloto de Joven. Mi padre enfermo y llegó el momento de dirigir el negocio familiar, así que lo dejé. Fin de la historia.

Parecía muy tranquilo, pero el repentino cambió de aroma y distanciamiento le indicó que sus emociones estaban a flor de piel. Continuo en voz baja;

-Eras bueno. Podrías haber sido un profesional.

-Seguramente. Nunca lo sabremos.

El viento le azotaba el pelo mientras el paisaje pasaba volando a su lado.

-¿Te arrepientes de haberlo dejado? -le preguntó- Nunca quisiste dirigir La Dolce Famiglia, ¿Verdad, Jungkook?

Su perfil le recordó a una estatua de granito. Tenía un tic nervioso en la barbilla.

-¿Importa? -replicó él- Hice lo que tenía que hacer. Por mi familia. No me arrepiento de nada.

Sintió que se le partía el corazón. Sin pensar en lo que hacía, deslizó la mano por el asiento para darle un apretón al Alfa, que lo miró, sorprendido

𝙇𝙖 𝙏𝙧𝙖𝙢𝙥𝙖 | 𝙆𝙤𝙤𝙠𝙑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora