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<<¡Mierda!>> exclamó para sus adentros.

–¿Por qué nadie entiende que soy un adulto? –explotó el omega.

El mayor se quedó de piedra delante de la puerta, con ganas de salir corriendo, pero JiYoung se apartó para dejarlo pasar, así que entró.

–Porque tu hermano mayor nunca lo aceptará– respondió Taehyung sin rodeos.

Echó un vistazo al dormitorio, reparando en las paredes pintadas de rosa, los animales de peluche y el encaje que lo decoraba todo. Dios. Algo le decía que JiYoung mantenia la habitación de esa manera para complacer a los demás, no porque le gustase. La cama con dosel parecía muy blandita y acogedora, pero estaba cubierta por un colcha con mariposas que confería un aire infantil.

Sin duda alguna era un chico de veintitrés años muy añiñado. El omega dudaba que saliera con alguien, sobre todo con Jungkook al mando. Se detuvo al llegar al fondo del dormitorio, donde los escalones conducían a una zona apartada de la estancia que parecía haber sido una sala de juegos en otro tiempo. Esa zona irradiaba otra esencia, ya que estaba atestada de lienzos blancos, pintura y material artístico. Unas cuantas acuarelas muy coloridas llamaron su atención, así como los modelos se arcilla que descansaban en la estantería y que representaban unos amantes abrazados. ¡Mmm!, interesante. Eso parecía encajar más con JiYoung que la zona de la cama.

–Odio mi vida– El rostro del pelinegro lucia una expresión desdichada. Se tiró a la cama mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. –Nadie me  entiende ni deja tomar mis propias decisiones. Ya no soy un niño, pero .e han organizado la vida.

TaeHyung se enfadó consigo mismo por verse metido en ese problema con una chico al que apenas conocía, en una situación que no podía remediar.

–Bueno... ¿y eso por qué?

El menor tragó saliva.

–Solo me permiten salir con personas a los que mi familia da el visto bueno. Claro que tampoco me han invitado a salir muchos. Soy feo y gordo.

El omega mayor soltó un suspiro exagerado.

–Tonterías. Tienes un cuerpo voluminoso. Tienes un buen trasero y muslos jugosos. Y déjame decirte que no he visto mejor trasero que el de mi amigo JiMin. Has visto a tus hermanas.

JiYoung lo miró sorprendido y después soltó una carcajada.

–Pues sí. Pero a los chicos le gustan las personas delgadas. ¿Y mi pelo? Parece que metí los dedos en un enchufe. Tengo los labios pequeños y el inferior es demasiado grueso, esta como hinchado, es horrorozo. –Más lágrimas, tras lo cual tragó saliva de nuevo– Y Kook dice que tengo que ayudar a YunJin en la Dolce Famiglia, pero ¡no me ha preguntado lo que quiero ni una sola vez! Quería estudiar en la universidad lejos de esta familia, pero me obligo a asistir aquí. Ahora tengo que sacarme el máster en Administración y Gestión de empresas, y luego trabajaré una larga temporada de becaria. ¿Por qué no puedo ir a Estados Unidos o Corea a trabajar con él. ¡No es justo!

TaeHyung meneó la cabeza. Maldicion, como le gustaba el drama a esa familia. Se sentó con cuidado en la cama y dejó que JiYoung se desahogara llorando. Se dejaba los sesos en busca de palabras correctas que una madre, JiMin o el Conde le dirían. A la mierda. Llegado a ese punto, supuso que no podía empeorar la situación.

–Bien, cariño, siéntate.

El muchacho se secó las lágrimas y obedeció. Fruncio esos labios que detestaba, y el mayor intuyó que Jackson llegaría a ver a una persona nueva en la piel del hermano de Jungkook. Pero no sería ahora. Todavía no. JiYoung necesitaba tiempo para encontrarse a sí mismo y sentirse cómodo.

𝙇𝙖 𝙏𝙧𝙖𝙢𝙥𝙖 | 𝙆𝙤𝙤𝙠𝙑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora