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Estaban metidos en un lío

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Estaban metidos en un lío.

Jungkook atravesó la puerta y saludo a un numeroso grupo de familiares a los que llevaba meses sin ver. Mucho se temía que la cena íntima que no era nada del otro mundo acabaría en un desastre. En fin, no tanto para él como para el pobre Tae. Su Famiglia lo rodeaba con el bullicioso afecto que solo reservaban para los de su misma sangre. Los primos habían llevado a sus cónyuges, a sus parejas y a todos los bambini. Algunos vecinos cercanos y varias mujeres que lo habían perseguido durante años acudieron para ver cómo era el rival que había triunfado. Para él era una noche más en casa de su madre.

Para Taehyung debía de ser un infierno.

Meneó la cabeza y se esforzó por no echarse a reir. El omega estaba atrapado en una ricon con unos cuantos de sus primos; su pelo rubio oscuro resaltaba inconfundible de una estancia llena de personas de cabello negro. Llevaba unos pantalones de vestir blanco al igual que el cinturón, la remera y una campera ligera de color lila pastel, resultaba muy fácil localizarlo en ese mar de gente. Su estatura siempre había sido impresionante, pero esas botas de color blanco con tacones hacia que quedara a la altura de la mayoría de sus primos. Sus zapatos tenían algo que lo ponían al cien como ningún otro zapatos de mujer lo habían conseguido. Era como si su adicción a los taconazos confirmara la fiera que llevaba dentro.

Se rellenó la copa de vino y siguió charlando con sus viejos amigos sin perderlo de vista en ningún momento. Había esperado una actitud educada pero distante que echaría para atrás a su familia; pero, cada vez que lo miraba,  Taehyung se estaba riendo o escuchaba con atención las numerosas anécdotas con las que le regalaban los oídos. Fascinado, se acercó a él.

Por supuesto que sabía que estaba acostumbrado a la escena social y que se mostraba relajado en un ambiente laboral. Pero no esperaba que se le diera tan bien interpretar un papel. Su infancia sugería una familia fría, y Taehyung irradiaba una lejanía intrínseca a su forma de ser. Joder, si iba envuelto en ese aire distante como si fuera una capa que él detecto nada más al verlo entrar en el restaurante para su cita a ciegas. Sin embargo, esa noche algo había cambiado.

Lo observo mientras su Tío Giorgio le hablaba de negocios, de problemas con los proveedores, con la subida de los alquileres y con la posibilidad de comprar las propiedades. Asintió con la cabeza, sin prestarle mucha atención, mientras estaba atento a lo que decía su esposo ficticio.

–¿Cómo lo has conseguido? –le preguntó su prima Brianna a Tae en un Susurro. Su prima le recordó a la gente que bajaba la voz de forma automática cuando hablaba de cosas como el cáncer. Aún así, la pregunta reverberó como un disparo. – Jungkook llevaba evitando el matrimonio toda la vida. Que sepas que su reputación es legendaria.

El omega contuvo una sonrisa.

–¿En serio? ¿Qué clase de reputación?

Brianna echó un vistazo a su alrededor y se inclinó hacia él. Jungkook se ocultó tras la oronda del tío Giorgo.

–Le encantaba la caza. Parece que le gusta seducir a omegas, y cuanto mayor es el desafío, más empeño le pone en conquistar su afecto. Después, en cuanto el se rinde, ¡pum!

Taehyung se echó a reir.

–¿Pum? ¿Cómo qué pum?

Su prima bajo la voz otra vez.

–Corta con la persona en seco. Los deja destrozados, seducidos y abandonados.

La rabia se apodero del él al escuchar la opinión de su prima. ¡Por la Diosa! ¿No le iban a dar siquiera el benéfico de la duda? Nunca había engañado a una persona pero su reputación lo había precedido en Corea. YoonGi lo había puesto al día con en numerosas ocasiones de los cotilleos sobre sus conquistas femeninas y también le había confesado que al principio creyó que JiMin caería presó de sus encantos. Jungkook dio otro paso hacia el grupito y agudizó el oído para escuchar la réplica de Taehyung.

Lo oyó chasquear la lengua.

–¡Que horror! A lo mejor por eso se casó conmigo. Qué raro.

Brianna puso los ojos como platos.

–¿Qué es raro? Cuentamelo. Somos familias, tus secretos están a salvo conmigo.

Taehyung inspiró hondo y echó un vistazo a su alrededor como si temiera que alguien lo escuchara. Hablo en voz tan baja como su prima.

–Me negué a acostarme con él antes de la boda, por supuesto.

Jungkook se atragantó con un trozo de bruschetta. Cuando recuperó el aliento, levantó la vista y se encontró con la sonrisa traviesa del omega, que le guiño el ojo, tras lo cual le tocó el brazo a Brianna y dio media vuelta sobre esas botas con tacones, haciendo que su campera se moviera dejando a la vista su pomposo trasero. Apretó la mandíbula al sentir un remalazo de deseo que se apoderó de él. Se imaginó clavandole los dientes en ese firme trasero y saboreandolo. El eco de sus gritos mientras lo sujetaba y le daba placer le nubló la vista. Cuando volvió a la realidad, el Tío Giorgio seguía hablando de sus negocios y Taehyung se encontraba en el otro extremo de la estancia.

¿Qué narices iba a hacer con él?

Claro que lo más importante era saber qué narices iba a hacer con la repentina necesidad de reclamar al omega que fingía ser su esposo. Su lobo arañaba por hacerlo.

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𝙇𝙖 𝙏𝙧𝙖𝙢𝙥𝙖 | 𝙆𝙤𝙤𝙠𝙑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora