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El Alfa estaba sentado en su escritorio, contemplando las palabras del discurso que pronunciaria el día de la ceremonia de apertura

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El Alfa estaba sentado en su escritorio, contemplando las palabras del discurso que pronunciaria el día de la ceremonia de apertura. Faltaban dos días para que se hiciera realidad el suelo de su familia para La Dolce Famiglia. El primer establecimiento de su cadena de pastelerías se inauguraria el viernes por la noche con una fastuosa presentación y una fiesta.

El tiempo colaboraria con el ambiente festivo, ya que los pronósticos anunciaban un fantástico y soleado día primaveral. La pastelería estaba preparada para abrir sus puertas al público con una variedad de dulces, cafés y panes. La zona del río se había convertido en el sueño de unos pocos inversores que vieron unas posibilidades que a muchos se les escaparon.

Esa debería ser la semana más feliz de su vida.

En cambio, la pena lo abrumaba y torturaba a su lobo. Había decidido confesarle la verdad a JiMin para ver si así lograba llegas hasta Taehyung. Le había dicho que las palabras del omega rubio lo habían destrozado y que su precipitada marcha las había confirmado claramente. No lo quería. No estaba enamorado de él. Y tampoco quería la visa que podía ofrecerle.

Aquella noche fue una pesadilla. Se vio obligado a inventarse una excusa de que un tío de Taehyung se había puesto enfermo de repente a fin de convencer a su madre y a sus hermanos de que todo iba bien. El se marcho al día siguiente y el ordenó a su chófer que se encargara del equipaje que Taehyung había dejado en su casam se llevó los dedos a los sienes para aplicarse un poco de presión.

Dios que problema– pensó.

Cuando por fin se enamoraba, la persona ni siquiera lo quería. ¿Cómo una a olvidarse de él?

Su imagen lo torturaba sin cesar. Lo veía rindiendose por completo, estremeciendose al llegar al orgasmo. Lo veía obligándolo a hacer algo, riéndose con él, desafiandolo a cada segundo del día. Recordaba la ternura que le había demostrado a su familia, su forma de responder a Dante aunque jurara y perjurara que lo odiaba. Era un omega contradictorio y cariñoso a rabiar, y estaba hecho para él. Nunca le había confesado su pasado a ningún otro omega o beta. Ningún omega o beta le había llegado tan hondo como para molestarse en preguntarle por sus sueños. Pero Taehyung lo entendía, lo aceptaba y lo apoyaba.

La pena se adueñó de su corazón, como necesitaba ahogarla, extendió el brazo en busca de la botella de coñac para servirse una copa. El ardiente líquido se deslizó por su garganta con facilidad y explotó al llegar al estómago. Tal vez si se emborrachaba como una cuba podría dormir sin soñar con el omega rubio desnudo y acogiendolo en su cuerpo pidiendo su nudo y su marca.

Lo llamaron al teléfono. Soltó un maldición y miró la pantalla para ver quién era. Tras un paisa por la sorpresa acepto la llamada.

–¿JiMinie? ¿Está todo bien?

Lo escucho en silencio mientras él hablaba. De repente, las piezas del rompecabezas cobraron sentido. El corazón se le aceleró y se puso de pie mientras su amigo le relataba la conversación. Ideó un plan, y supo exactamente lo que debía hacer.

Sería su último cartucho, pero esperaba que valiera la pena por Taehyung.

Solo esperaba que fuera suficiente.

Suficiente por su Omega.

Cortito porque tengo sueño y mi mano está acalambrada

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Cortito porque tengo sueño y mi mano está acalambrada.

¿Opinión del capítulo?

𝙇𝙖 𝙏𝙧𝙖𝙢𝙥𝙖 | 𝙆𝙤𝙤𝙠𝙑Where stories live. Discover now