Capítulo 32

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"Trata de no reírte y de no llorar sin ninguna razón. ¿Qué estás mirando? ¿Algo está molestándonos? Cuéntame sobre tu dolor, no hay persona sin sentimientos. Dime, puedo entender y sentirte. Te llevaré al cielo conmigo, te dejaré sentir el cielo. Cariño, puedes mostrarme cómo sientes el cielo. Apuesto a que te gusta eso. "

—Heaven
(Taemin)


Jung Hoseok realmente dejó escapar una carcajada, una fuerte y sonora carcajada en medio del pasillo de aquella vacía estancia mientras observaba el modo en el que Min se sentaba en la fila de sillones frente a él, con los brazos cruzados, el ceño fruncido y un enorme puchero en los labios.

—¿Estás en medio de una rabieta porque no te he complacido? Podría haberme imaginado esa reacción de cualquier lobo menos de tí.

El guardián estiró sus piernas y apoyó los codos sobre sus rodillas. Posó la mirada atentamente sobre cada una de las facciones del chico, con esa postura sus botas militares de tonalidad oscura rozaban los converse de color rojo que llevaba puestos Yoongi. La ropa de Jimin y la de sus hermanos pequeños se habían abierto paso en el armario del lobo de viento, muy por encima de la suya propia. El chico parecía preferir las confortables camisas de cuadros de franela o las sudaderas con capucha antes que cualquiera de sus prendas deportivas o camisetas de trabajo.

Y lo cierto es que no lo culpaba del todo. Hoseok a menudo se sentía mareado por el aburrimiento cuando abría las puertas de su armario o tomaba alguna camiseta de la cómoda de la habitación. La monotonía lo atrapaba todo en su casa, incluso cuando se trataba de la vestimenta.

Llevaba prendas deportivas, cómodas. Ropa que se ajustaba a aquellas tareas que realizaba como humano y a lo que después haría como lobo. A sus largas caminatas por el monte, la continua exploración o al entrenamiento que con frecuencia llegaba para él y los lobos bajo su mando. Sus pantalones a menudo estaban repletos de bolsillos, sus polos térmicos a menudo eran acompañados por chalecos y como en ese mismo instante, su calzado se basaba en botas diseñadas para evitar los resbalones cuando el terreno se encontraba humedecido por la lluvia.

—D.. déjame en paz, Hoseok.

La Diosa Luna sabía que si él no había complacido al muchacho de la manera en la que los dos lo habían deseado tras aquel beso era únicamente porque su madre le había enseñado a pensar con raciocinio, le enseñó a respetar a las personas y a conocer los límites de alguien que no piensa exactamente con cordura durante su ciclo lunar. Su lobo estaba deseando arrancar cada prenda de ropa que Min llevaba sobre la piel, porque el olor del chico resultaba insoportablemente atractivo con su celo tan cerca, pero simplemente no era un idiota. No tanto al menos, y tampoco iba a hacer tal cosa. Simplemente no.

—Hoseok, podéis pasar.

Las miradas de los dos lobos se separaron cuando un hombre de aspecto amigable y edad avanzada asomó su cabeza desde una puerta cercana. Ese debía ser el sanador del que Hoseok le había hablado a Yoongi durante la caminata hacia el edificio en el que ahora se encontraban.

El lobo de viento tardó un poco en levantarse de su asiento y solo caminó una vez que el guardián comenzó a hacerlo. Fue extraño. La sensación de entrar en ese cubículo blanco y frío le erizó la piel, una habitación pequeña y casi claustrofóbica en la que el hombre le pidió que se quitase la parte de arriba de la ropa que portaba. Y aunque jamás había sentido vergüenza de su propia piel como lobo o persona, en esa ocasión de alguna manera le pareció que estaba expuesto mientras los ojos de Jung lo miraban en la distancia. Porque el guardián permanecía de brazos cruzados apoyado contra la pared, atento a lo que el sanador hacía y decía. Sus miradas nunca se separaron. No hasta que el anciano de voz amable le indicó que podía volver a ponerse su ropa.

ALPHA PLEASURE (YOONSEOK) - THE HOWLING SAGA ☽ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora