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𝐌𝐢𝐬𝐭𝐞𝐫𝐢𝐨𝐬𝐨.

Todos los empleados del lugar notaban extraño al dueño del restaurante y varios se preguntaban que le había pasado para tener tal actitud.

—Vos andas muy raro boludo.— comento Carrera mirando a su amigo él cual revisaba algunos papeles en su escritorio.

—¿Por qué lo decís?.— pregunto con una tenue sonrisa y mirando al de menor altura.

—Es eso pelotudo.-— dijo el de ojos verdes haciendo un ademán con las manos—Vos nunca sonreís, siempre sos el jefe serio y estricto.— se cruzo de brazos y se paró derecho en demostración de cómo normalmente es su mejor amigo.

—Hay días en los que puedo estar feliz Carre.— se levantó de la silla para caminar a un lado de su amigo—Si supieras lo que yo, estarías igual de feliz.— dio una palmada en su hombro para ir a la puerta y salir del lugar, dejando a su amigo confundido.

Aquellas mariposas en el estómago que Spreen había sentido toda la noche causaron que su sueño desaparezca, pero sin duda le encantaba aquel sentimiento.

Salió del restaurante después de saludar a varios conocidos que se encontraban en el local, decidió ir al pueblo central pues tenía que revisar algunas cosas de la revista.
Al llegar al pueblo central noto a pocos habitantes cerca, no se le hizo tan raro pues varios evitaban al Profeta por el simple hecho de que no querían oír sus sermones.

Veía como hubieron pocas revistas eso indicaba que a la revista le estaba yendo bien, sin duda todo en este día está saliendo muy bien.

—¡Ey Spreen!.— escuchó detrás de si y reconoció al momento de quién se trataba.

Volteo a ver encontrando a un hombre de menor altura a la que él y con ese típico atuendo de mago.

—Decime mago de segunda.— se burló pues agarro esa mala costumbre de su mejor amiga.

—No soy un mago de...— el mismo se quedó callado respirando profundo y calmandose a si mismo—Bueno quería venir a pedirte un favor.— dejo el tema de lado.

—¿De cual hablamos?.— cuestionó Spreen.

—Bueno ya ves que mi santuario está casi terminado.— comenzó a relatar—Necesito algunos materiales que se encuentran un tanto lejos de aquí y no es nada fácil conseguirlos.— siguió contando teniendo toda la atención del más alto—Y pensé que alguien tan tryhard como tú, sería una buena manera de entrenamiento.— halago con una sonrisa.

—Ajá ¿Y qué recibo yo a cambio?.— pregunto cruzándose de brazos pero la sonrisa de Juan despareció.

—¿A cambio? Perdón no comprendo.— acomodo sus lentes y miro al de orejas de oso.

—Pues si es tan "difícil" de conseguir debería de obtener algo como recompensa.— explico obvio el chico haciendo comillas con sus dedos aunque escuchó una risa por parte del otro—¿A qué se debe la risa?.— interrogó a este el cual negó con su cabeza.

—Bueno es que pensé que con el favor que tú me debes, sería suficiente para pagar este trato.— respondió con una sonrisa aunque Spreen no comprendió ahora de que hablaba.

—¿De que favor hablas vos?.— cuestionó mirando al más bajo—Yo no recuerdo haberte pedido algo.— frunció un poco el entrecejo.

—Bueno el hecho de que Akane te haya besado así nada más no es por pura coincidencia.— informó ahora cruzándose de brazos.

Spreen estaba confundido y sorprendido pues no le había contado a nadie sobre lo que pasó con él y Akane el día anterior.

—¿Vos cómo sabes eso?.— se paró derecho acercándose amenazadoramente al de anteojos el cual dio unos pasos para atrás.

𝐓𝐨𝐫𝐭𝐢𝐥𝐥𝐚𝐋𝐚𝐧𝐝 || (𝑺𝒑𝒓𝒆𝒆𝒏 𝑿 𝑻𝒖́)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz