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𝐐𝐮𝐞́𝐝𝐚𝐭𝐞𝐥𝐨.

Tu hermano había dado por perdido el objeto, pues no lograban dar con el paradero en ninguno de los pueblos, pero ese fue el detonante para que tu padre explote.

El Profeta estaba arruinando él solo su reputación, primero comenzó con una depresión donde no salía del sótano de la iglesia y hacia múltiples hechizos queriendo dar con el paradero de su cetro mágico.

Los que daban la misa del día eran tu hermano y tú, aunque era difícil concentrarse en dar la palabra del señor cuando su progenitor se encontraba bajo ustedes sumido en la desesperación.

Después de unos cuantos días decidió por fin salir de la iglesia aunque se le notaba más serio y con un carácter algo fuerte. En varias ocasiones les tocó detener de su padre al ver como llego a ponerse agresivo con los habitantes. Sabían que su humor no era el mejor, pero eso no justifica el hecho de querer golpear a su pueblo.

También no había querido darle la palabra a Juan ya que a pesar de negarlo, internamente lo culpaba por la perdida de un objeto tan grande en cuanto poder mágico.

Además quisiste que él mismo te explique lo que llegó a hacerle a Spreen, pues al recordar su charla todavía tenías la curiosidad de saber que fueron los asuntos que los llevaron a estos niveles. Jamás lograste hacer que hable de la situación y ciertamente no insistías mucho por su actitud agresiva.

Pero tú misma te habías prometido algo, "si tu padre llega a decirte toda la verdad, devolverás el báculo sin objeciones" lo único que querías era una explicación.

Nada más la verdad, no pedías más.

Hablando de cierto híbrido, digamos que su relación pudo mejorar un poco en los últimos días, ya podías considerarlo un amigo... Un amigo nuevamente, pero eso no te limitaba a recordar todas las mentiras que llegó a decirte en un pasado.

—¿No crees que el mecanismo utilice mucho espacio? Su subsuelo no es el más grande y lo sabes.— comentaste caminando a la par del pelinegro, ambos yendo por las calles del pueblo central dirigiéndose al pueblo naranja.

—Betra me comentó que a lo mucho será una esquina completa, así que no hay de que preocuparse.— sonrió con confianza pero tú no lo veías así.

Cada día ibas a aquella curiosa cueva en búsqueda del cetro y saber si se encontraba bien, por suerte jamás tuviste problemas así que agradecías el hecho de que Spreen cuide del objeto y no lo use como si de un juguete se tratase.

Pasaron los portales y empezaron a caminar por los principios del pueblo naranja, ambos en una conversación neutral que evitaba dejar el ambiente en un silencio incómodo, así hasta querer llegar a los terrenos que eran de tu propiedad, aunque tremenda sorpresa lograste llevarte al llegar.

—Yo le dije, "si perdés le haces un pete a Barca" y el boludo perdió al primer intento.— relato Spreen haciéndote reír. Internamente se sentía orgulloso de si mismo al ver qué logró hacer algo que ahora creía imposible, tal vez suene egoísta pero...

Quería intentarlo una vez más.

Tu risa se vio interrumpida por multiples llamados que tomaron la atención de ambos.

—¡Akane! ¡Akane!.— repetía múltiples veces el semi dios con traje de mago de fiestas y poderes de hechicero, quien llegó frente a ustedes bastante alterado pero al verlos juntos se atrevió a preguntar—¿Ya se reconciliaron?... Bueno no importa ¡Ocurrió un accidente en la pollería!.—

—¡¿Un accidente?!.— preguntaste al hechicero.

—¿Qué ocurrió?.— cuestionó Spreen.

El de anteojos dio la vuelta comenzando a caminar en dirección a la entrada de la carretera en espiral, siendo la entrada al pueblo de Spreenfield y sin esperar ustedes también lo siguieron.

—A ver, yo iba pasando por esta zona ya que quería comprar un regalo para Ari, por cierto ¿Sabían que los mini pops ya subieron de precio?.— relataba mientras caminaba, aunque ustedes se sintieron confundidos a su repentino cambio de tema.

—¡Juan concéntrate!.— ordenaste caminando con la misma velocidad que el menciono.

—Claro, claro ¡Lo lamento! A ver el punto es que iba pasando y unos llamado me hicieron llegar hasta acá arriba, allí estaban Reborn y Carola aunque Reborn se veía bastante molesto, no es sorpresa pero se veía más que otras veces.— acercó su mano a su mentón susurrando lo último—La cosa ve en qué estaba haciendo un mecanismo enorme y luego puso dinamita y lo intente detener ¡Lo juro! Pero gritaba que era su venganza y que no se metieran con él y pues...—

Habían llegado arriba del todo, donde la duana estaba destruida logrando acceder más fácilmente al pueblo, aunque fue cuando lograron apreciar la gran destrucción del lugar.

—Este fue el resultado.— comento Juan mirando alrededor.

La pollería tenía un gran hoyo y las casas del pueblo fueron estalladas con dinamita, las carreteras estaban destruidas y nada se veía habitable. Agradecías que no hayan abierto ese día pero estabas sorprendida de lo ocurrido.

—Spreen.— llamaste al híbrido quien tenía la misma expresión de sorpresa que la tuya—¿Ahora qué hiciste?.— rápidamente volteo a verte.

—¡Yo no hice nada!.— respondió lo más serio posible pero podías sentir como su corazón se aceleraba nervioso.

—Si no me dices la verdad en este maldito instante, verás como todo lo poco que tienes se derrumba en menos de tres segundos.— amenazaste levantando tu mano y empezando a contar—3... 2... un...-— tu conteo se vio interrumpido por la voz del híbrido.

—Tal vez me infiltre con Ollie a robar los cofres de Reborn.— respondió jugando con sus manos nervioso—¡Discúlpame de verdad! No sabía que se desquitaría con el pueblo. Mataré al boludo ese por meterse con vos...-—

Quédatelo.— murmuraste tomando la atención de ambos chicos, quienes voltearon a verte apreciando que tenías la mirada perdida—Quédate con tu cuidad Spreen.—

—¡¿Qué?!.— gritaron ambos asombrados.

—¡¿Le darás el pueblo al idiota esté?!.— interrogó Juan ganándose una mala mirada por parte del pelinegro.

—Solamente te lo quite para hacerte sufrir pero... ¡Nunca lo quise! ¡No me sirve de nada! Son muchas responsabilidades que yo no puedo cargar. Quédate con la cuidad que tú mismo construiste y tú mismo destruiste, porque yo ya estoy cansada de lidiar con todos los problemas que me traes.— termino de decir cansada y masajeando su cien—Saben yo me largo, necesito un momento para descansar antes de que una vena se me reviente.— empezó a alejarse de los chicos, dejándolos sorprendidos.

—¿De verdad me devolvió Spreenfield?.— pregunto sorprendido Spreen.

—Lastimosamente si.— respondió Juan soltando un suspiro—Yo también me largo, ahí ves como logras reparar tu pueblo ¡Bye!.— chasqueo los dedos para que un fuerte rayo caiga impactando el suelo y por la luz deslumbre momentáneamente al híbrido, quien al abrir los ojos noto que el mago ya no estaba junto a él.

Regreso su mirada a lo ahora escombros, a pesar de que la cuidad estuviese destruida se sentía feliz. Podía recuperar todo y este era un pequeño rayo de esperanza, claro tendría que arreglar las cosas con Reborn y con Akane, pero estaba feliz.

Tal vez vuelva a ser el chico de antes.

𝐓𝐨𝐫𝐭𝐢𝐥𝐥𝐚𝐋𝐚𝐧𝐝 || (𝑺𝒑𝒓𝒆𝒆𝒏 𝑿 𝑻𝒖́)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora