𝐓𝐨𝐫𝐭𝐢𝐥𝐥𝐚𝐋𝐚𝐧𝐝 || (𝑺𝒑𝒓𝒆𝒆𝒏 𝑿 𝑻𝒖́)

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𝐋𝐚 𝐯𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝.

𝑭𝒊𝒓𝒔𝒕 𝑷𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏.

Mi madre solía contarme cada noche la historia de cómo es que el pueblo de TortillaLand había sido construido.

Y no es como cualquier cuento de hadas, donde vagando por el enorme mundo encontraron un lugar hermoso donde se quedaron a vivir y construir un pueblo al que gobernar, lastimosamente...

Una pesadilla se convirtió en un sueño.

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El mundo no era como lo es actualmente, la luz del sol solamente salía de vez en cuando alumbrando los rincones de los bosques secos y los pueblos destruidos.

En la mañana uno podía salir libremente pero con precaución, tenías suerte si no te encontrabas a los llamados "Monsters of nature", diferentes razas que aparecían simplemente a asesinar y molestar a las personas.

Cada criatura era distinta, grandes o chicas, lindos o feos no importando su apariencia todos eran mortales.

Nadie sabe de dónde vinieron, quién fue la persona o criatura que creo a esos monstruos. ¿Por qué los dioses nos bendijeron con algo tan malo como eso?.

Los hicimos enojar y nadie se dió cuenta, nadie a excepción de mis padres.

。𝒐○☆❦☆○𝒐。

La posibilidad de correr estaba saliendo de sus opciones, aquellos esposos que se cuidaban mutuamente y cuidaban a su pequeña primogénita que estaba en brazos de su madre.

Subieron por una colina de piedras para que la mujer cansada se deje caer sobre las rocas con su bebé en brazos.

—Vamos Reina, arriba.— el hombre se acercó a dónde su amada para querer ayudarla a levantarse pero está se negó.

—Ya no puedo amor.— miro con cansancio a su esposo el cuál se encontraba preocupado por la salud de su mujer.

Aquel hombre miro detrás de ellos, donde el inicio de la colina estaba infestado de monstruos que iban tras ellos.
Regreso su mirada a la mujer la cual lo miraba preocupada, junto sus frentes cerrando ambos sus ojos y simplemente estando los dos allí.

—Tranquila está bien, todo está bien.— susurro a su esposa.

El hombre sintió como algo había jalado sus largas barbas oscuras, bajo su mirada encontrando a su pequeña hija que lo miraba atentamente, extendió sus pequeñas manitas queriendo tocar el rostro de su padre.
Acercó su mano hacia la pequeña que tomo con su manita el dedo de su padre, jugó con él para que el hombre acaricie el pequeño rostro de su hija haciendo que está suelte una tierna y adorable risa.

Volteo a mirar nuevamente a su esposa que apreciaba la bella escena de su amado y su hija.

—Te amo.— susurró el hombre a lo que la mujer sonrió tenuemente.

—Yo también mi amado.— respondió para unir sus labios en un tierno y último beso.

La bebé en los brazos de su madre observo la escena sin comprender que estaba sucediendo, pero sintió un sentimiento decaído o como lo llaman los adultos "tristeza".
La mujer de ojos azules acercó a su pequeña hacia ella dejando su cabeza en la curvatura de su cuello evitando apreciar los alrededores.

Las criaturas estaban cerca de ellos, corrían con velocidad saltando y evitando las enormes piedras que habías, podían apreciar a la pequeña familia que habían aceptado su destino de la manera más dulce posible.