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𝐒𝐮𝐜𝐢𝐨𝐬 𝐬𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨𝐬.

El encargado del restaurante estaba algo frustrado pues en su cabeza había un caos, ya que tenía que ir a la dirección de la tarjeta que anteriormente le habían dado en la noche del casino, además de que el nuevo pueblo tuvo un gran éxito y eso implicaba más trabajo para él y su pareja.

—Voy a salir.— salió de la oficina colocando una gorra negra dejando sobresalir sus redondas orejas de oso, fue hacia tu escritorio que estaba repletos de papeles y tú, quien se notaba estresada.

—¿Ahora?, Spreen, te necesito aquí para revisar las cosas de la cuidad.— miraste al chico dejando los papeles sobre el escritorio—Creo que deberán aumentar el precio de las cuentas, las estamos cobrando muy barato y a pesar de que hable con el Profeta para que no cobre tanto la existencia de Spreenfield no nos alcanzará para cubrir la nomina.— explicaste mirando varios papeles revueltos de la mesa mirando los números que a pesar de no estar en rojo no eran lo suficientemente altos.

Regresaste tu mirada hacia el chico el cual miraba su reloj sin prestarte atención—Spreen.— lo llamaste pero el mismo no respondió, suspiraste bajando tu mirada hacia una engrapadora que reposaba en el escritorio, no dudaste en tomarlo y arrojarlo dando justamente en la cabeza del pelinegro.

—¡Auch! ¡Eso dolió boluda!.— se quejó con la mano donde el golpe había llegado, rodeaste los ojos para mirar unos papeles de tus manos.

—En primera: no me digas boluda, soy tu novia y en segunda; no me estabas prestando atención.— te justificaste pero oíste un suspiro por parte del chico algo que tomó tu atención, regresaste la mirada al mismo notando como sus músculos estaban tensos al igual que su mandíbula con una vista perdida—¿A donde vas?.— preguntaste tomando su atención—Estas tenso y no es por la apertura de Spreenfield, es por el lugar a donde iras por eso mi pregunta ¿A donde vas?.— explicaste tu clara observación.

A veces Spreen odiaba que lo conocieras más que a tu propia palma de la mano, el chico no sabía si mentir o decir la verdad ya que algo dentro de él le decía que no lo hiciera.

—Pásame la carpeta roja del escritorio.— ordenó a lo que frunciste el entrecejo.

—¿No vas a responder mi pregunta?.— te cruzaste de brazos dejando caer tu peso en el respaldo de la silla.

—Si tengo la carpeta en mis manos lo haré.— sonrió aunque simplemente lo miraste un par de segundos para levantarte de la silla y caminar hasta su oficina adentrándote notando la carpeta roja en su escritorio, la tomaste para regresar al lobby—Ahora si, responde mi preg...-— te quedaste callada al notar como es que se había ido aprovechando que te habías distraído.

_"Que hijo de puta"_ suspiraste frustrada arrojando la carpeta al escritorio haciendo que por el golpe en la caída se haya abierto mostrando que no tenía nada en su contenido.

Mordiste tu cachete interno mirando las escaleras donde seguramente se había ido tu jefe pero decidiste no hacer caso a tu voz interna y fuiste a sentarte con la única opción de seguir con tu trabajo.

。𝒐○☆❦☆○𝒐。

_"Jamás había venido a esta zona del pueblo"_ pensó Spreen al notar como es que la dirección estaba en el mismo pueblo naranja sin embargo era una zona donde las construcciones eran escasas o simplemente inexistentes.

Notó como es que un camino de piedra empezaba a aparecer en el suelo y con clara lógica comenzó a seguirlo, pasó un largo rato en el camino pensando que se había perdido en el inmenso bosque que quería talar apenas regrese a la pollería.

𝐓𝐨𝐫𝐭𝐢𝐥𝐥𝐚𝐋𝐚𝐧𝐝 || (𝑺𝒑𝒓𝒆𝒆𝒏 𝑿 𝑻𝒖́)Where stories live. Discover now