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𝐂𝐨𝐧𝐟𝐢𝐚𝐧𝐳𝐚.

Imagina saber ni siquiera donde estás o el como llegaste a ese lugar el cuál no era para nada agradable.

Pues fue el caso de Spreen.

Una larga hilera de cárceles, todas vacías y el único preso del lugar era el híbrido de oso quien durante todo el tiempo que ha estado encerrado en el lugar ha estado sentado en la incómoda cama que pareciera y el colchón era de piedra.

Escucho unos pasos acercarse a dónde estaba, aunque no importándole solamente se mantuvo con la cabeza y mirada agachada.

—¿Tenés hambre?.— pregunto el de cabellos rubios y acento español, sin embargo no obtuvo respuesta del preso. Quedó en pie algunos minutos delante de la reja pero al ver que no estaba de humor para hablar se quiso alejar pero lo detuvo una pregunta del encarcelado.

—¿Cómo es que supiste?.— pregunto recibiendo una mirada del rubio—¿Cómo sabías que las fabricaba? Nunca te llegue a vender a vos, pero estoy seguro que alguien más te dijo sobre la venta, sin embargo... La producción, nadie la sabía.— alzo la mirada para ver al oficial quien solamente agachó la mirada.

—Me temo que no puedo hablar de eso Spreen.— hablo formal aunque su respuesta no fue lo que esperaba el mencionado.

Se levanto de la cama para dar unos pocos pasos hasta quedar delante de la reja y mirar al rubio.

—Esa no es la respuesta que quiero Carola.—

—No puedo darte otra.— dijo con la postura recta.

—Decime.— ordenó el híbrido.

—Es confidencial.— contradijo el español.

—¡Carola!.— grito arto Spreen quien no quería esas respuestas tan vagas por parte del mencionado.

—¡No puedo!.— exclamó en un fuerte grito golpeando los barrotes de metal haciendo que estos tiemblen de sobremanera y hagan un desagradable sonido a los oídos humanos—Aunque quisiera decirte, no puedo hacerlo.— se quedó aferrado a los tubos delgados de metal con la mirada baja.

—¿No querés o no podés?.— cuestionó Spreen cruzándose de brazos—¿Quién te obligó?.— interrogó tomando la atención del rubio.

Claro que Carola quería hablar y decir todo lo que pasaba tran bambalinas, él solamente fue amarrado contra su voluntad para bailar en el escenario y si es que palabras que no debían salían de su boca, no solo él sufrirá daños; personas que quiere también tendrán consecuencias, entre ellos el chico frente a él.

Sus labios fueron entreabiertos queriendo decir algo, pero al último instante apretó los dientes tensando la mandíbula y simplemente quedarse callado.

Spreen bufó con burla para barrer con la mirada a Carola—Sos alto pete.— dijo para dar la vuelta y caminar de vuelta a su cama.

—Spreen.— llamo el español mientras sacaba algo de sus bolsillos y lo mostraba al chico.

El mencionado simplemente miro por encima del hombro al rubio aunque sus ojos se abrieron dejando relucir sus iris de color negro.

Vió como es que el español tenía en sus manos un listón de tono azulado que decoraba la playera de la mujer que había dejado atrás.

En un rápido movimiento se acercó a las rejas para tomar del cuello de la camisa al español y golpearlo fuertemente contra los barrotes y tomar el listón de sus manos.

—¡¿Qué le hiciste?!.— pregunto con el ceño fruncido mostrando el listón al rubio.

—¡Nada! ¡Ella está bien!.— grito rápidamente tomando las muñecas del chico para evitar que lo acerque más a los barrotes que se empezaron a hundir en su piel.

𝐓𝐨𝐫𝐭𝐢𝐥𝐥𝐚𝐋𝐚𝐧𝐝 || (𝑺𝒑𝒓𝒆𝒆𝒏 𝑿 𝑻𝒖́)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora