Capitulo 3

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Alba, como cada mañana, estaba en el hospital haciendo prácticas para convertirse en enfermera. Le gustaba y se sentía a gusto. En ese momento, estaban en un descanso, cuando vio entrar a Isaac. Él era un chico de diecisiete años que trabajaba en la recepción del hospital ya que su padre era uno de los médicos del centro y le había conseguido el trabajo. Nunca se había fijado, o a lo mejor es que nunca había coincidido con él cuando entraba a trabajar, y el otro día en la cafetería tampoco se fijó, pero en ese momento, en el que la cosa estaba tranquila en el hospital, pudo darse cuenta de que Isaac llevaba un uniforme de las Juventudes Hitlerianas. Si ya no lo tenía en muy alta estima, en ese momento le quedó claro que cuanto más lejos de él mejor, su impresión inicial no había sido tan desacertada, aunque se había quedado corta.

Ese día se le pasó bastante lento, y es que tenía muchas ganas de salir y pasarse por la librería que le había dicho Maria y ver si allí tenían su libro. Esperaba que sí, porque era un clásico y la edición que tenía le encantaba, pese a que era una edición antigua, ya que el libro había pertenecido a su abuela. En realidad, le daba bastante rabia que se hubiera estropeado, porque no solo era la edición, es que además tenía un valor sentimental para ella.

Por la tarde, después de una pausa para comer, tenía la parte teórica de la enfermería, suerte que solo eran dos horas porque Alba tenía claro que donde más aprendía era en el hospital. Ese día las dos horas se le hicieron eternas, pero cuando al fin pudo salir de la escuela se alegró mucho.

Había quedado en una hora con Maria y Julia en la cafetería esa a la que Maria iba con su amigo-novio-pretendiente Luca. Si, en principio no se tenían que ver hasta el fin de semana para ir al cine, pero resulta que sus dos amigas estaban muy intrigadas en saber como acababa el drama del libro.

Antes de quedar con sus amigas se encaminó a la librería. Cuando llegó se quedó impresionada del tamaño, no porque fuera muy grande, pero era lo suficientemente grande como para que ella se planteara como era posible que nunca se hubiera fijado en ella. Entró y se quedó contemplando lo que veía, estantes y más estantes llenos de libros. A su izquierda se encontraba un mostrador y también una zona que estaba claro que era la de literatura infantil ya que estaba adaptada para los niños e incluso había una mesa con sillas para que los pequeños se pudieran sentar, sonrió al verlo ya que era algo muy poco habitual.

- Hola. ¿Puedo ayudarte en algo? - Le preguntó un hombre.

- Eso espero. - Dijo Alba sacando el libro del bolso y enseñándoselo al hombre. - Un idiota me lo ha estropeado, significa mucho para mi y me gustaría conseguir la misma edición.

- ¡Natalia hija! - Gritó Mikel.

A los pocos segundos Alba pudo observar como una joven, de más o menos su edad, morena de ojos negro intensos, aparecía por entre las estanterías.

- ¿Sí papá? - Dijo Natalia acercándose a Alba y a su padre con una sonrisa.

- Creo que mi hija te podrá ayudar mejor. - Dijo Mikel.

- ¿Qué necesitas? - Le preguntó Natalia con una sonrisa.

Alba pasó a explicarle y enseñarle el estado de su libro.

- ¡Vaya, una edición de Jane Eyre de hace más de treinta años! - Exclamó Natalia al ver el libro. - Es una rareza.

- Lo sé. - Dijo Alba bastante apenada. - ¿Puedes conseguirme la misma edición? - Preguntó Alba no muy segura. ¿Seguro que esa era la librería en la que conseguían cualquier libro? Porque la verdad es que no se esperaba para nada a una chica tan joven, pero claro el padre la había remitido a ella.

- Puedo intentarlo. - Dijo Natalia. - Aunque no prometo nada. - Dijo mientras inspeccionaba el libro. - O también puedo intentar limpiarlo. - Propuso entonces la morena.

Serendipia (Albalia)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ