Capitulo 22

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El sábado había llegado más lento de lo esperado para las chicas, pero ahora que había llegado ambas estaban muy nerviosas.

Alba se pasó toda la mañana nerviosa, no sabía el porqué, porque "citas" con Natalia había tenido muchas, pero una cita, con todas sus letras no. Una cita, invitándola a una cita tal y como se entiende, pasándola a buscar por su casa, llevándola después, y todo lo de en medio. No una "cita" de vamos a merendar algo y dar un paseo. Una cita. Y esperaba que a la morena le gustara esa cita y que todo saliera bien.

Después de comer fue a su habitación un rato a leer para intentar relajarse, pero no se podía concentrar. Maria apareció por ahí con un juego de cartas y estuvieron un rato jugando y por fin logró desconectar un rato y entretenerse. Pero a las cinco de la tarde ya no había relajación posible, así que abrió su armario y con ayuda de Maria estuvieron escogiendo el modelito que se pondría para esa noche. No podía ser algo muy elegante porque no quería levantar sospechas de ningún tipo, pero tampoco quería que fuera algo de lo que se ponía cada día.

Una vez escogido el vestido, Maria la ayudó a maquillarse, un maquillaje ligero y sencillo. Después la ayudó con el pelo, quería algo diferente a lo de siempre, que era llevarlo suelto tal cual le quedaba. Maria la ayudó, marcando algunos rizos y dejándolo natural, pero algo más arreglado de la habitual.

Poco después de las seis de la tarde Alba ya quería partir a buscar a Natalia, pero Maria se lo impidió. Le dijo que no podía llegar muy pronto ya Natalia no estaría preparada y la pondría nerviosa y además tendría que aguantar el interrogatorio de los suegros. Alba le dio un empujón amistoso a la latina mientras ambas reían. Al final Maria dejó que Alba saliera de casa a y media, tiempo más que suficiente para llegar a tiempo a recoger a Natalia a la hora pactada.

Alba llegó a casa de la morena cinco minutos antes de las siete. Con nervios picó al timbre y esperó. Quien abrió la puerta fue la propia morena que sonrió con timidez. Alba le devolvió la sonrisa y entró cuando Natalia se hizo a un lado.

- Estás preciosa. - Susurró Alba observando a Natalia que llevaba un sencillo traje color marrón compuesto por una falda y una chaqueta y debajo llevaba una blusa blanca. Natalia no iba maquillada y el pelo lo llevaba como siempre suelto al natural, pero pese a todo estaba preciosa.

- Tu también. - Murmuró Natalia pese a que solo podía ver el abrigo de Alba y las medias, pero lo que sí que podía ver era el ligero maquillaje y el cabello ligeramente arreglado de Alba.

Alba se fijó que no había gente a la vista y aprovechó el momento para juntar sus labios con los de Natalia en un tierno beso.

- ¿Y tus padres? - Preguntó Alba.

- Se han ido a dar un paseo. - Informó Natalia.

Esa información fue suficiente para que Alba volviera a atrapar los labios de Natalia entre los suyos en un beso bastante más largo esta vez, que terminó cuando sacó su lengua para lamer los labios de la morena. Al separarse se miraron con una tonta sonrisa en los labios y ahora fue Natalia la que atrapó los labios de Alba entre los suyos y la encargada de recorrer con su lengua los suaves labios de Alba.

- He reservado a las ocho para cenar. - Dijo Alba haciendo un puchero. - Si me hubieras dicho que no estaban tus padres...

Natalia se sonrojó ante la insinuación de la rubia y le dio un manotazo amistoso mientras Alba reía y Natalia al final no tuvo más remedio que unirse a las risas.

Poco después ambas salían a la calle en dirección al restaurante que Alba había reservado. Era un restaurante que le recomendó su madre, tranquilo y ligeramente romántico, pero donde no solo iban a cenar parejas, si no también grupos de amigos e incluso algún que otro turista.

Serendipia (Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora