Capitulo 8

117 1 0
                                    

El viernes había llegado y Natalia estaba más nerviosa, si es que eso era posible, que el día de su cumpleaños. Bueno, sí que era posible estar más nerviosa porque el día de su cumpleaños conocía a todo el mundo y ese día conocería a los padres de Alba. Esperaba que fueran la mitad de buenos que su hija, con eso tenía más que suficiente.

Alba, como había dicho, se pasó por la librería antes de ir para su casa. Le gustaba pasar el tiempo allí, ayudando a los Lacunza, rodeada de libros. Si no fuera porque la enfermería también le gustaba no descartaría trabajar en alguna librería o biblioteca, rodeada de libros. Entendía perfectamente que Natalia se encontrara tan a gusto entre ellos.

- ¿Nerviosa? - Preguntó le preguntó Alba a modo de saludo.

- Sí. - Se sinceró Natalia.

- Sabes que no te van a comer ¿Verdad?

- Si tú lo dices...

- Eres demasiado dramática. - Rio Alba. - A lo mejor deberías leer libros cómicos y no tanto drama.

- Me gustan los dramas. - Dijo Natalia encogiéndose de hombros. - Además el uno de los géneros más escritos. Creo que los humanos somos dramáticos por naturaleza.

- Puede ser. Pero también es importante reír y divertirse ¿no?

- Es posible.

- ¿Sabes? Deberías reír más. Tienes una risa muy bonita. - Dijo Alba logrando que Natalia se sonrojara cuál tomate.

Si el plan de Alba era intentar relajar a la chica no le estaba saliendo muy bien. Diciendo esas cosas la ponía todavía más nerviosa. Por suerte ese día había trabajo en la librería y las chicas pasaron el rato entretenidas colocando libros y Natalia además atendiendo clientes.

Sobre las siete de la tarde Mikel las echó diciéndoles que tampoco hacía falta que llegaran tarde a la cena y que se fueran yendo. Natalia encantada se hubiera quedado más rato ya que no podía estar más nerviosa. Ambas cogieron sus cosas y salieron a la calle después de despedirse de Mikel y Maria.

- ¿Vamos andando o prefieres usar el transporte? - Preguntó Alba.

- ¿Cuánto tardamos andando? - Preguntó Natalia.

- Media hora más o menos. Yo siempre voy andando.

- Pues andando entonces. - Dijo Natalia, que además pensaba que le iría bien el paseo para intentar calmar sus nervios.

Fueron andando tranquilamente, comentando las novedades de esos últimos dos días en los que no se habían visto, aunque no había mucha novedad. Alba de vez en cuando le señalaba a Natalia alguna tienda que le gustaba y Natalia la escuchaba atentamente.

Cuando ya llevaban media hora caminando Alba se paró de golpe y Natalia la miró desconcertada.

- Ya hemos llegado. - Le informó Alba señalándole su casa.

- ¿Ya? - Dijo Natalia, a la que el paseo se le había hecho excesivamente corto.

- Sí. - Dijo Alba entre risas.

- No sabía que vivías en una casa. Pensé que vivías en un piso.

- Era la casa de mis abuelos, cuando murieron nos mudamos aquí. A mí de pequeña me encantaba venir aquí, siempre podíamos jugar en el enorme jardín. - Empezó a explicar Alba mientras ponía rumbo a la puerta de entrada. - El otro piso lo tenemos alquilado pero mi padre cree que no durará mucho tiempo más.

- ¿Por qué? - Preguntó Natalia.

- Los inquilinos son judíos, amigos de mis padres y de los de Julia. Pero cada vez están peor las cosas para los judíos y los alemanes que los ayudan, así que mi padre teme que decidan irse del piso para no causarle problemas a él.

Serendipia (Albalia)Where stories live. Discover now