Capitulo 46

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El cumpleaños de Natalia había pasado sin pena ni gloria, ella no quería celebrarlo, sus padres no estaban con ella, estaban en un campo de concentración y ni siquiera sabía si estaban bien. Aunque pese a todo, pese a sus ganas nulas de celebrarlo y su negativa a hacerlo, tuvo su pequeña tarta de cumpleaños y algún que otro regalo, momento íntimo incluido.

La guerra seguía su curso, mientras los ciudadanos, tanto de un bando como de otro, rezaban porque terminara de una vez. Después de la liberación de Francia, siguió la de Bélgica. Pero en septiembre Alemania volvió a dar un gran revés a los aliados en la que se conocería como Operación Garden Market, que tuvo lugar en Holanda y con la que los aliados pretendían abrir una vía de invasión hacia Alemania y terminar de una vez por todas esa maldita guerra. Desgraciadamente Alemania rodeó a los aliados que se vieron obligados a reconocer que Alemania todavía contaba con una gran capacidad bélica.

Pese a todo los aliados no habían perdido terreno y eso hacía que los que deseaban que éstos ganaran la guerra no mermaran sus esperanzas de que el final de la guerra se acercaba.

También llegó el cumpleaños de Alba que fue celebrado bajo mínimos, la guerra ya hacía mucho que duraba y la gente no estaba para celebraciones.

Alba y Natalia estaban paseando tranquilamente, aprovechando ese bonito día otoñal de finales de octubre, antes de la llegada del duro invierno, inviernos que con la guerra cada vez se volvían más duros, sobre todo para la gente que no tenía dinero con el que poder pagar las, cada vez más costosas, cosas necesarias para sobrevivir.

La calma se terminó cuando oyeron una voz a su espalda, voz que Alba había esperado no volver a oír nunca más.

- ¡Alba Reche! ¡Cuánto tiempo! – Exclamó Isaac haciendo que ambas chicas se volvieran en su dirección intentando que en sus caras no asomara emoción ninguna, porque no sería precisamente alegría lo que se vería en ellas.

- Isaac. – Fue la insulsa respuesta de Alba. Mirando el uniforme que portaba el joven, un uniforme de las SS que no impresionaba nada a la joven, más bien le daba repulsión.

- ¿Esa es forma de saludar? – Espetó Isaac ya sin sombra alguna de amabilidad en su voz. - ¡Heil Hitler! – Exclamó el joven mirando a las chicas en espera de que imitaran el saludo, pero ninguna parecía tener intención de hacer tal cosa. - ¿Acaso queréis terminar detenidas por detractoras del régimen? – Después de unos segundos de silencio añadió. – Es más, a ti podríamos detenerte por judía. – Dijo mirando a Natalia. Alba inmediatamente se interpuso entre ambos haciendo reír al chico.

En ese momento tres chicos más se acercaron parándose justo tras Isaac.

- ¿O acaso os deberíamos detener por depravadas de mierda? – Insistió Isaac.

- ¿Qué estás diciendo? – Preguntó Alba con calma.

- ¿Acaso no os acostáis juntas? – Siguió preguntando Isaac.

- ¡No! – Dijo Alba con toda la seguridad que pudo.

- Claro, y por eso siempre vais tan acarameladas. ¿No?

- Solo somos amigas. – Volvió a decir Alba.

- ¿Qué decís chicos? – Preguntó Isaac a los otros. - ¿Os lo creéis?

- No. – Fue la unánime respuesta de todos.

A una señal de Isaac, él mismo agarró a Alba siendo ayudado por otro de los chicos y los otros dos apresaban a Natalia, ambas chicas intentando soltarse de sus agarres.

- Quedáis detenidas por conspirar contra el régimen y por homosexuales. – Informó Finn con autoridad.

- ¡No tienes pruebas! – Exclamó Alba enfurecida.

Serendipia (Albalia)Where stories live. Discover now