Capitulo 20

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Las fiestas de Navidad habían llegado, y como siempre por estas fechas, las cosas estaban muy agitadas con los preparativos para que todo saliera bien.

Natalia , el día veinticuatro, a media mañana, partió, junto con sus padres, rumbo a Potsdam, donde pasarían la Nochebuena y la Navidad junto a los abuelos.

Nada más llegar, la joven de la familia fue interrogada por sus abuelos para saber qué tal le iba todo. No se olvidaron de preguntar por esas amigas que habían conocido en el último cumpleaños de su nieta, recibiendo como única contestación que todavía eran amigas suyas. No insistieron más ya que tenían un par de días por delante para hablar con la pequeña.

Cuando llegó la hora de la cena, cenaron el plato típico alemán para esas fiestas, Kartoffelsalat (ensalada de patatas) con salchichas. Durante la cena hablaron de todo un poco, poniéndose al día sobre cómo iba la librería y también comentando la última hora política, aunque ese tema no lo ahondaron mucho, ya que eran Navidad y tampoco había porque estar amargados.

Después de cenar pasaron al salón donde continuaron la tertulia mientras tomaban uno de los postres típicos, Lebkuchen (galleta de anís, jengibre y frutos secos). Natalia desconectó de la conversación que estaban manteniendo sus padres y sus abuelos y se preguntó que estaría haciendo Alba. Seguro que se lo estaría pasando genial ya que iban a ser muchos celebrando las fiestas. No es que a ella no le gustaran, pero ahora que tenía amigas de su edad, le apetecía disfrutar con ellas, sobre todo con la guapa rubia.

- Nati - llamó su abuela la atención de la morena.

- ¿Si, abuela? - Preguntó Natalia.

- Porque no nos cuentas algo más de Alba. Lo último que nos contaste, si no recuerdo mal, es que le encantó su regalo de cumpleaños.

- Eeehhh... Bueno... No hemos hecho ninguna cosa especial más. Lo de siempre. - Tartamudeo Natalia poniéndose ligeramente colorada.

- Nunca has sabido mentir. - La acusó su abuela.

Natalia empezó a ponerse nerviosa. No quería hablar de eso con sus abuelos, no se encontraba preparada, sobre todo si la rechazaban por lo que sentía. Miró a su madre en busca de ayuda, pero esta solo le sonrió con cariño.

- Yo... Me voy a dormir. - Dijo Natalia usando su habitual excusa para escaquearse de todo.

Se despidió de sus padres y de sus abuelos y se escondió en su habitación. Le costó quedarse dormida, pero al final el sueño la venció.

A la mañana siguiente desayunaron con normalidad y después llegó el momento de intercambio de regalos. Cada año era prácticamente lo mismo: ropa, perfumes, algo para la casa, a veces alguna joya. Natalia recibió un abrigo, una bufanda y unos guantes que aceptó agradecida.

Después de intercambiar los regalos las mujeres se dedicaron a preparar la comida de Navidad. Ese año se habían decidido por asado con repollo, manzanas rellenas con mermelada y albóndigas de patatas. Todo muy típico de esas fechas.

La comida transcurrió con tranquilidad, hablando de temas banales, hasta que su abuela volvió a sacar el tema de la noche anterior y volvió a preguntarle por Alba.

- Ya he dicho todo lo que tenía que decir. - Dijo Natalia enfadada.

- ¿Te gusta esa chica? - Insistió la abuela en tono neutro.

- Claro. Es mi amiga. - Respondió Natalia en el mismo tono.

- Mama, deja a la niña. - Intervino Mikel.

La conversación terminó ahí. Pero Natalia sabía que su abuela no se daría por vencida. Se levantó con su madre para ir a buscar el postre y esta le dijo que, si no quería decir nada que no lo dijera, que era su vida y tenía derecho a vivirla como quisiera. Natalia sonrió a su madre y una vez más se alegró de que esta la apoyara. De postre comieron un Christstollen (pan navideño) mientras volvían a hablar de temas sin importancia.

Serendipia (Albalia)Where stories live. Discover now