Capitulo 13

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Natalia a veces se sentía un poco tonta. Cuando Alba la llamó a la librería para decirle que el domingo, junto con Maria , irían a la playa de Berlín se le quedó cara de idiota. ¿Berlín? ¿Playa? ¿Desde cuándo?

- ¿Me estás tomando el pelo? - Dijo Natalia al teléfono.

- No.

- Berlín no tiene playa. - Dijo Natalia muy segura de su afirmación. Porque como iba a tener playa Berlín, si no tenía mar.

- Bueno... No es playa, playa. - Dijo Alba al otro lado del teléfono divertida. - Vamos a Wannsee.

- Eso es un lago. - Informó Natalia por si Alba se había vuelto loca.

- Lo sé. - Dijo Alba soltando una pequeña risa. - Pero lo acondicionaron como si fuera playa. Hay arena y todo.

- ¿Te estás quedando conmigo? - Volvió a decir Natalia que no tenía ni idea de lo que le hablaba Alba.

- No. Y te lo demostraré. - Dijo Alba segura. - Tu asegúrate de estar en la estación de tren el domingo a las ocho de la mañana. Ponte el traje de baño debajo de la ropa, coge una toalla y listo.

- Pero... - Empezó a quejarse Natalia.

- ¿No confías en mí? - Le preguntó Alba.

- Si, pero... - Intentó decir Natalia.

- No hay peros que valgan. ¿O es que no quieres venir? - Dijo Alba.

- Sí. Sí que quiero.

- Pues decidido. Nos vemos el domingo a las ocho.

- Va... Vale. - Dijo Natalia que todavía no estaba muy convencida en si le estaba tomando el pelo o no. - Hasta el domingo Alba.

- Hasta el domingo. - Dijo Alba colgando el teléfono.

- ¿Hay una playa en Wannsee? - Preguntó Natalia nada más colgar el teléfono y encontrándose a sus padres observándola con interés.

- Sí. - Dijo su padre. - La construyeron entre 1920 y 1930.

- ¿Seguro? - Preguntó Natalia todavía sin creérselo.

- Si. Seguro. ¿Qué es lo que pasa? - Preguntó ahora su madre.

- El domingo quieren ir a Wannsee.

- Es un gran plan. - Dijo Mikel.

- ¿No me estáis engañando? - Preguntó Natalia.

- ¡No, hija, no! - Dijo Maria. - Lo pasaréis bien. Ya lo verás.

- Vale. Está bien. Pero como todo sea una broma...

Sus padres no la dejaron terminar porque empezaron a reír a carcajadas. Si que era desconfiada su pequeña.

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El domingo había llegado. Natalia había llegado a la estación con tiempo más que suficiente. Tal y como le había dicho Alba se había puesto el traje de baño debajo de la ropa, aunque todavía no estaba muy convencida de que no se estuvieran metiendo con ella.

No había pasado mucho rato cuando vio entrar a Alba, Maria y Julia que comentaban algo divertidas. Alba fue la primera en verla y le dedicó una bonita sonrisa mientras se acercaba a donde estaba seguida de Maria y julia.

Alba la saludó con un efusivo abrazo y dos besos en las mejillas. Maria y Julia también, aunque sin tanta intensidad.

Por lo que dijo Alba quedaban unos diez minutos para que su tren saliera así que buscaron el andén al que tenían que dirigirse para cogerlo. Una vez en el tren se sentaron, Alba y Natalia enfrente de Julia y Maria.

Serendipia (Albalia)Where stories live. Discover now