Capitulo 25

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Cuando Natalia entró en casa, Alba cerró la puerta tras ésta. Natalia se quitó la chaqueta primaveral que llevaba y ella misma la colgó en el armario de la entrada.

Alba se dirigió al salón y Natalia la siguió. Alba se sentó en uno de los sillones y Natalia la imitó. Pese a querer sentarse pegada a la rubia, decidió no tentar a la suerte y se sentó algo separada.

Alba la miraba como esperando a que hablara, y en realidad tenía razón, era ella la que había pedido que hablaran.

- ¿Estás sola? - Preguntó Natalia sin saber muy bien como empezar la conversación.

- Si. - Fue la escueta contestación de Alba.

Se quedaron en silencio, evaluándose mutuamente.

- Alba, yo... Lo siento. - Dijo Natalia después de esos tensos segundos de silencio.

Alba seguía mirándola fijamente, sin decir nada, cosa que solo servía para poner más nerviosa a la morena.

- Alba yo... no sé qué más decir. - Dijo Natalia después de otros incomodos segundos de silencio.

Alba suspiró, Natalia no sabía que pensar de ese silencio. Silencio que Alba estaba usando para intentar aclarar sus ideas antes de soltarlas por la boca.

- Natalia. - Dijo Alba sobresaltando a Natalia que no se esperaba oír la voz de la rubia. - Yo te entiendo. De verdad que lo hago. Que quieras ayudar a los demás me parece algo muy noble y ojalá hubiera más personas así en el mundo, seguro que sería un sitio mucho mejor. Pero entiéndeme a mí. Yo no quiero que te pase nada. ¿Acaso crees que me gustaría que te dieran una paliza, te detuvieran, te matarán? Porque déjame decirte que para nada. La verdad es que no se si te has dado cuenta de lo importante que eres para mí, porque si te hubieras dado cuenta sabrías que si te pasara algo yo me muero. Pero creo que eso no eres capaz de verlo. No eres capaz de ver lo mucho que te quiero, lo mucho que me duele que te hagan daño, lo mucho que yo sufriría si te pasara algo malo. - A Alba le tembló la voz y dio una profunda respiración antes de poder decir lo último que quería decir, para poder decirlo antes de derrumbarse. - Se que me quieres. Pero no sé si me quieres como yo a ti.

- Alba... - Dijo Natalia intentando controlar sus emociones. - Claro que te quiero. - Murmuró. - ¿Cómo no te voy a querer? Has cambiado mi vida, me has dado algo que nunca había esperado tener. Me lo has dado todo

- Daría hasta mi vida por ti. - Dijo Alba

- Yo...

- Pero no estoy dispuesta a ver cómo te pones en peligro. - Cortó Alba lo que fuera que iba a decir Natalia. - No estoy dispuesta a volver a pasar el miedo que pasé ayer. No me importa que me den mil puñetazos por defenderte si alguien te ataca, pero no porque tú te pongas en peligro. No porque tu creas que puedes con ocho chicos que abultan casi lo mismo que tú.

- ¡Solo eran unos niños Alba! - Se quejó Natalia alzando el tono.

- Lo sé, Natalia. Lo sé. - Dijo Alba manteniendo el tono con el que había hablado hasta ese momento porque si subía el tono como acababa de hacer Natalia terminarían como el día anterior.

- ¿Cómo puedes pensar en no ayudarlos? - Preguntó Natalia.

- ¿Tú no has oído nada de lo que te acabo de decir? - Preguntó Alba.

- Si que lo he oído. - Dijo Natalia.

- Entonces parece que no te has enterado de que he dicho que te entiendo.

- Me entiendes, pero no compartes mi forma de hacer las cosas ¿Eso es lo que me estás diciendo?

- ¡Sí que la comparto! ¡Pero no así!

Serendipia (Albalia)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ