Capitulo 36

70 0 0
                                    

Al día siguiente alba volvió a casa desde el trabajo encontrándose a Natalia sentada en las escaleras de la entrada a su casa. En un primer momento sonrió al encontrarla allí, porque no podía evitar hacerlo cada vez que la veía, pero su sonrisa se borró cuando al acercarse un poco más pudo apreciar lo abatida que se veía su chica. Aceleró el paso hasta llegar a su altura y se agachó para poder estar a su misma altura.

- Nat... - Dijo alba con cautela. Su corazón se rompió cuando vio las ojeras que había debajo de esos ojos que tanto amaba y el rastro de lágrimas que corría por el rostro de la morena. Quiso abrazarla allí mismo, pero no era el lugar más adecuado. – Ven, entremos en casa. – Dijo ayudándola a levantar.

Nada más entrar en casa abrazó a Natalia con fuerza notando como ésta se dejaba abrazar y rompía a llorar. Alba la dejó llorar mientras la acariciaba y le susurraba palabras tranquilizadoras al oído.

Cuando se hubo tranquilizado un poco Alba la guio hasta su habitación y una vez allí y despojadas de los bolsos la arrastró hasta la cama para acostarse y abrazarla dejando que Natalia se acurrucara contra ella.

- Lo siento... - Murmuró Natalia .

- No lo sientas. – Dijo Alba sin saber exactamente porque le pedía perdón. - ¿Qué pasa? – Preguntó intrigada y extremadamente preocupada al ver a la morena tan rota.

Natalia se quedó en silencio unos minutos, alba no insistió, incluso por un momento se pensó que se había quedado dormida, pero poco después oyó su voz.

- Ayer llegué a casa y volvían a estar discutiendo. – Dijo Natalia sin necesidad de especificar quienes estaban discutiendo, ambas lo sabían muy bien. – Cuando les pregunté porque discutían mi padre me dijo que de nada que me incumbiera, que eran cosas de familia. – Terminó de explicar a la vez que volvía a romper a llorar.

Alba la apretó todavía más contra ella, meciéndola con suavidad, intentado tranquilizarla.

- Cariño... - Dijo Alba poco después, cuando el llanto le Natalia parecía remitir. – No creo que tu padre se diera cuenta de lo que dijo.

- Me dijo que no era de la familia. – Soltó Natalia enfada y cortando a alba. – Perdón. – Se disculpó, y es que no quería pagarlo con alba .

Alba simplemente sonrió tranquilizadoramente mientras le dejaba un beso en la frente y la acunaba entre sus brazos.

- Yo solo digo que no creo que se diera cuenta de las implicaciones que esas palabras podían tener. Sabes que tu padre que quiere con locura.

- Ya no se nada... - Dijo Natalia abatida.

- Claro que lo sabes. – La rebatió alba.

- ¿Puedo quedarme? – Preguntó Natalia.

- Claro. – Dijo Alba. – Lo saben tus padres. Natalia negó con la cabeza. – Nat...

- No los veo desde ayer. – Dijo ésta encogiéndose de hombros.

- ¿No has ido a trabajar? – Preguntó alba algo incrédula.

- No. – Fue la seca respuesta de Natalia .

- Pero... estarán preocupados por ti. Te estarán buscando. – Intentó hacerla razonar alba.

- ¿Tú crees? – Preguntó Natalia con escepticismo.

- Pues claro que sí. – Insistió Alba.

- Pues no hay que ser muy listos para saber dónde podría estar. – Dijo Natalia tajante.

Alba no dijo nada más porque sabía que Natalia tenía razón, era bastante obvio que lo más probable era que estuviera con ella. Natalia se acomodó mejor en los brazos De Alba que no dejaba de acariciarla, poco a poco se fue tranquilizando hasta que se quedó dormida. Alba se quedó con ella, sosteniéndola mientras descansaba, tenía que estar agotada, apostaba lo que fuera a que no había dormido prácticamente nada la pasada noche.

Serendipia (Albalia)Where stories live. Discover now