Capitulo 11

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Después de ese primer día de playa, una vez hubieron comido y descansado un rato, Alba le propuso a Natalia ir a dar una vuelta por el pueblo y enseñárselo a la castaña, cosa que Natalia aceptó gustosa.

Salieron de la casa a media tarde cuando ya no hacía tanto calor. Al principio María y Julia se apuntaron al plan, pero cuando llegó la hora de salir dijeron que estaban cansadas y que se iban a quedar a descansar, así que alba y Natalia salieron en dirección al pueblo.

Estuvieron paseando por las callejuelas del pueblo, Alba le enseñaba las mejores tiendas, la mayoría eran de comida, poco más había en ese pequeño pueblo, después fueron hasta la iglesia, ninguna era practicante, pero eso no quería decir que no pudieran apreciar el edificio. Siguieron caminando y para volver a la casa decidieron hacerlo por la playa. Ambas se descalzaron y fueron hasta la orilla para que el mar les mojara los pies.

- Es un pueblo pequeño, pero para pasar unos días alejada del ruido de Berlín va muy bien ¿no? – Le dijo Alba a Natalia.

- La verdad es que sí. Me gusta mucho. – Dijo con una sonrisa.

Siguieron caminando mientras comentaban el primer día de vacaciones hasta que Alba frenó en seco y se agachó para coger algo.

- Muy bonita. – Dijo Natalia observando como Alba contemplaba una concha que acababa de coger.

- Si, es un poco pequeña, pero me gusta que tenga varios colores. – Dijo alba metiéndosela en el bolsillo.

Siguieron el paseo por la playa hasta que llegaron a la altura de la calle que daba a la casa. En ese trayecto alba había recogido dos conchas más, una de ellas bastante grande, y que irían a parar a la caja donde guardaba su colección.

- Mañana podríamos ir a las rocas. – Dijo señalando las rocas que quedaban a unos quinientos metros de donde estaban. – Se pueden encontrar cosas muy interesantes.

- ¿Cómo qué? – Preguntó Natalia.

- Mañana te lo enseño. – Dijo Alba haciéndose la misteriosa y asegurándose de ese modo, que la morena tuviera ganas de ir de paseo al día siguiente.

Cuando llegaron a casas subieron a cambiarse ya que la cena estaba prácticamente lista. Volvieron a bajar y ayudaron Rafi, María y Aurora a preparar la mesa y terminar de hacer la cena.

- ¿Dónde están María y Julia? – Preguntó Clarke.

- Dijeron que iban a dar un paseo por ahí. – Informó Aurora.

- Qué raro... - Murmuró Alba. – Dijeron que estaban cansadas.

- Se aburrirían de estar cansadas. – Dijo Rafi.

- Vale... - Dijo Alba sin estar muy convencida.

Unos quince minutos después María y Julia entraban por la puerta.

- ¿No estabais muy cansadas? – Las increpó Alba

- Antes sí, pero después nos apetecía hacer algo así que fuimos a dar un paseo. – Dijo Alba mientras se encaminaba a su habitación seguida de María.

- No hay quien os entienda. – Murmuró Alba.

Cenaron tranquilamente mientras comentaban el día y las noticias, pero parecía ser que esos días la cosa estaba calmada y no había novedades, era bueno porque las cosas no iban a peor, pero era malo porque tampoco iban a mejor.

Después de cenar lo adultos decidieron sentarse en el porche a hablar, en cambio las jóvenes se fueron a la habitación, en este caso de María y Julia, para cuchichear.

- ¿Dónde habéis estado? – Preguntó Julia a Alba y Natalia.

- ¿Y vosotras? – Preguntó Alba.

- Yo he preguntado antes. – Se excusó Julia.

Serendipia (Albalia)Where stories live. Discover now