O1

11.3K 1.8K 3.4K
                                    

Jimin se arrastraba a paso lento por aquellos pasillos, escrutando con notoria curiosidad el lugar. No era un entorno desagradable, pero el grisáceo día le otorgaba un aspecto lúgubre y vacío, aunque eso no le impidió sonreír y avanzar un poco más rápido a lo que sería su nuevo salón.

La mochila azotaba contra su espalda debido a los brincos que daba al trotar, algunos presentes lo observaron con burla o visible desagrado, pero por fortuna, el inocente niño de once años no se percató de aquello.

Se detuvo frente al salón de clases, no había nadie dentro. Echó un vistazo a la hora y percatándose de que aún era muy temprano, dejó su mochila de superhéroes en el pasillo y caminó en dirección a los baños para asearse. Se hallaba entretenido observando los muros decorados con dibujos o algunas fotos de antiguos estudiantes, divagando en sus pensamientos respecto a cómo sería ese nuevo lugar. Adaptarse no le resultaba complicado, diría que incluso estaba emocionado: ¿quiénes serían sus nuevos amigos? ¿Le agradaría a las profesoras? ¿Sería otra vez el mejor de su clase? ¿El delegado? ¿Se inscribiría a alguna actividad o club? Deportes no, era malo en ellos, quizá teatro, arte o música. ¿O cocina?

Sintió algo duro estamparse contra él. Detuvo sus pensamientos al instante y se tambaleó hacia atrás, sosteniendo aturdido su frente que se sobó repetidas veces.

Elevó la vista confundido y cruzó miradas con un chico que le llevaba poco más de una cabeza de diferencia. Este emitió un gruñido de hastío y lo observó preponderante por encima de su hombro. ¿Es que acaso ese jodido niñato no se fijaba por dónde iba?

— Imbécil —Siseó el chico de oscuras hebras empujando al pequeño niño con fuerza.

Jimin cayó al suelo debido al brusco movimiento y observó ofendido al adverso. No supo de qué preocuparse más: si por la palabrota que había dicho o porque lo hubiese agredido.

— Perdón —Se excusó Jimin avergonzado—. N-no te vi.

— ¿No me viste? —Repitió el de hebras oscuras, dándose la vuelta para encararlo. Lo observó con tanta frialdad que a Jimin le heló la sangre.

— No —El pequeño rubio se elevó con torpeza del suelo— Lo siento, te prometo que no te vi.

El pelinegro lo barrió de pies a cabeza, trazando una mueca de desagrado segundos después.

— Para empezar, ¿qué hace aquí jodido un niño de ocho años? Los imbéciles de primero van abajo.

Jimin expandió el doble sus ojos sin dar crédito al vocabulario de ese chico.

— N-no está bien decir malas palabras —murmuró en voz baja poco antes de ser empujado contra el suelo una vez más—. ¡Oye!

— Te pregunté algo, idiota —repitió de mala gana el abusivo mayor frente a él—. ¿Qué hace aquí un niño de ocho años?

Jimin sintió sus ojos picar y unas pequeñas lágrimas de impotencia asomar por sus claros ojos. ¿Por qué ese chico era tan cruel con él? Ya se había disculpado.

— Tengo once —refutó el pequeño rubio con un tono desalentador.

— ¿En serio? —El azabache se permitió liberar una carcajada—. No te voy a creer que tan solo eres un año menor que yo. Pareces un niño pequeño con ese comportamiento infantil. ¡Mírate nada más, lloriqueando por una mariconada! —Jimin entreabrió la boca, pero apenas pudo emitir una palabra—. Bah, olvídalo. Qué estúpida pérdida de tiempo.

El azabache rodó los ojos poco antes de alejarse con la misma mala cara. Jimin lo siguió en silencio con la mirada hasta que finalmente desapareció por el extremo contrario del pasillo de donde venía. Esperó unos segundos antes de levantarse y sacudir sus pantalones, secó sus lágrimas de mala gana y retomó el camino hacia los baños. Se encontraba temblando todavía y su semblante fruncido. Menudo inicio.

INNOCENT ; YOONMIN : + 21 ( CORREGIDA )Where stories live. Discover now