INNOCENT ; YOONMIN : + 21 ( CORREGIDA )

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JIMIN POV

Mi cabeza da vueltas y me encuentro genuinamente aterrado, el corazón duele en mi pecho y mi respiración se vuelve inestable. Yoongi mantiene su gélida vista en mí y desliza la mano arriba de su cabeza para tirar de unas cadenas que terminan colgando. Me estremezco al escuchar el chirrido de ellas, un chirrido que me hiela la piel.

— Tienes dos opciones — Yoongi jala de ellas para asegurarse de que no caigan—. Cooperas o lo hacemos a la mala.

— ¿Qué vas a hacer?

— Qué no voy a hacerte, querrás decir. ¿O acaso ya se te olvidaron las pautas iniciales de nuestro contrato?

Trago duro y aprieto mis labios. Yoongi coloca su fría mano en mi pómulo y lo soba, elevando mi mirada poco después para que la cruce con la suya. Percibo el sonido de las cadenas y algo frío enredarse en mi muñeca, pero pese a eso, no puedo despegar mis garzos de sus helados cenizos. Me hago pequeño sobre mi lugar al sentir algo que pellizca mi piel, apretándose y un fuerte peso por toda mi extremidad.

Desciendo la mirada observando mis manos atadas a aquellas cadenas, unos fuertes broches que permiten abrirlas se encuentran cerrados impidiendo que retire mi mano. Las sacudo con violencia escuchando el metálico sonido de las cadenas golpear contra el suelo. Yoongi sujeta mi otro brazo, pero me sacudo de nuevo.

— ¡Suéltame! — bravo tratando de zafarme—. ¡Suéltame, Yoongi!

"Click", mi otra mano queda atrapada, expando mis ojos horrorizado. Procuro mover ambos brazos y me impulso hacia adelante, pero me freno en seco y soy nuevamente impulsado hacia atrás. Observo detrás de mío las dos cadenas aseguradas a la pared, tirando mis brazos hacia atrás incapaz de moverlos.

— ¡Min! — Grito su apellido observándolo molesto, pero él luce flemático—. ¡Esto no es divertido!

— No debería serlo — Él avanza en dirección a una esquina de la habitación y tira de una colcha negra sobre una mesa—. No para ti, al menos.

Observo su espalda en silencio y luego desciendo la mirada a mis pies que al menos se encuentran libres. Busco con la mirada algo que pueda ayudar a zafarme, pero con las manos atadas con fuertes cadenas no simplifica mucho mi situación. Vuelvo a azotar las cadenas contra el suelo y suspiro. ¿Qué diablos es esto?

— Bien — Habla empujando una mesa a ruedas con su pie; esta se desliza quedando frente a mí—. Creo que esto será idóneo para comenzar.

¿Comenzar?

Escruto la mesa con los ojos entrecerrados, pero no alcanzo a examinar qué hay encima de ella. Yoongi se acerca a mí, se retira la sudadera y remanga la camiseta. Trago duro al ver sus músculos marcarse y sus venosas manos dirigirse a aquella mesa que luce vieja, inclusive está oxidada.

Él tira de ella hasta colocarla junto a él. Siento mi sangre congelarse al distinguir la cantidad de instrumentos sobre ella.

— Estás enfermo —hablo en voz baja.

— ¿Oh? —Me observa elevando ambas cejas— No necesitar remarcar algo de lo que estoy perfectamente consciente. ¿No lo estás tampoco tú?

Me callo. Sierras, cuchillos de todo tipo de tamaño, hachas, tijeras, alfileres, bisturíes, navajas, navajas suizas... toda clase de objetos filosos se encuentran allí colocados. Me siento en una maldita carnicería viendo todo aquello, una verdadera película de horror donde los protagonistas terminan mutilados.

Yoongi examina cada objeto en silencio hasta rozar con una navaja, juega un poco con ella entre sus manos y la deja de nuevo sobre la mesa. Sus manos se dirigen ahora a un bisturí que examina de cerca, esbozando una sonrisa tras unos segundos.