INNOCENT ; YOONMIN : + 21 ( CORREGIDA )

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Yo les recomiendo tener a la mano bolígrafo y papel.

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ANTHONY POV

— ¿Tienes todo? —Le pregunto al escalofriante azabache que se encuentra cercano a mí con la mirada sombría—. Necesitamos todos los pap-

— Todo se encuentra en tu correo, Forcraft —interrumpe frívolo—. ¿Qué estamos esperando?

— No estoy seguro, Clara aún no ha dicho nada — Niego con la cabeza—. Pero su gente ya está aquí.

— ¿Y la tuya?

— Nos alcanzarán allá —Observo de reojo a mi reloj—. Nos iremos en la camioneta de tu ex.

Ambos volteamos cuando escuchamos unos tacones golpear contra el pavimento. La susodicha retira el celular de su oreja y se acerca a nosotros desprendiendo los lentes de sol de su exánime mirada hasta detenerse entre ambos. Mantengo la vista en ella esperando a que nos brinde las instrucciones.

— Nos largamos  —comenta observando a la camioneta—. Vayan subiendo a la parte trasera.

Wonho nos abre la puerta. Yo soy el primero en ingresar seguido de Yoongi y otro hombre de identidad desconocida. La fémina se sienta en el asiento del copiloto y el joven chofer en el asiento del piloto.

— ¿Llevan armas? —Nos cuestiona la fémina descendiendo el espejo en el techo para observarse.

— Tengo a mi mejor arma aquí al lado —Bromeo.

Observo de soslayo a Yoongi rodar los ojos manteniendo la vista al frente. En definitiva no es su día.

— No lo dudo —murmura la mujer retocándose los labios—. Bien, andando.

La camioneta arranca y seguida por otras dos. Ingresamos al corazón de la ciudad de San Francisco en fila india, recorriendo las calles atascadas de personas, tiendas abiertas y un tráfico infernal que podría enervar a cualquiera. Nos mantenemos todos en silencio con música clásica de fondo; el ambiente no es precisamente tenso, pero podría tornarse fácilmente en uno incómodo.

— ¿Will vendrá desde Washington? —Yoongi rompe el silencio—. Es el único que no conozco.

— Will no vendrá, envió a su mano derecha a la reunión junto con su gente —Le respondo.

— ¿Y eso? —Eleva una ceja.

— Se encuentra en su residencia en Boston indefinidamente por motivos familiares —Interrumpe Clara—. Nada que sea de tu incumbencia, Min.

— ¿Entonces tras esta reunión todo finaliza? —Prosigue el azabache.

— Eso creo —murmuro.

— ¿Regresamos a Oregón? —Insiste.

— A menos que desees volver a Europa, pero debido a la situación no considero que eso sea prudente —Cabeceo en modo de respuesta, Clara me observa a través del retrovisor—. Aunque tengas controlado Italia, Francia se encuentra en foco rojo debido al grupo L, Belier.

Silencio.

Transcurren un par de minutos hasta que llegamos a un enorme edificio con indefinidos pisos. Nos estacionamos y tras ello nos dirigirnos a un elevador que nos deja asciende hasta el doceavo piso. Una vez allí nos encontramos frente a una puerta de madera bastante elegante y llena de finas decoraciones de oro, y tras pasarla, distinguimos una mesa central que ya se encuentran varias personas alrededor. Parece que somos los últimos.