O2

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— Yoongi, e-espera... —suplicó Jimin con voz temblorosa.

El mayor no tuvo cuidado alguno cuando lo empujó contra la pared. El rubio elevó la vista con genuino terror en sus ojos; el azabache acortó su distancia y se inclinó para quedar a la altura de aquel lindo menor, elevándole el mentón.

— ¿Por qué crees que si me pones esa mirada de cachorro triste voy a detenerme? —Se mofó preponderante el azabache, soltándolo con brusquedad.

Jimin mantuvo su mirada sobre él. El de orbes cenizas lo incorporó y le cedió otro empujón violento, provocando que el rubio se tambaleara contra unas sillas que golpearon su cadera, evitando a toda costa derramar sus lágrimas.

— ¡Vamos, defiéndete! — espetó Yoongi conforme lo empujaba una vez más con mayor fuerza.

Jimin negó con la cabeza y apretó sus párpados. El mayor liberó un bufido y golpeó en seco el estómago del más bajo sacándole el aire, esto hizo que el menor liberara un jadeo de dolor y cayera de rodillas al suelo, rodeando su abdomen con sus frágiles y pequeños brazos.

— Yoongi... —suplicó.

Otro fuerte golpe aterrizó sobre su anatomía, haciéndole sollozar.

— ¡Eso duele, Yoongi!

Esta vez recibió una patada que le hizo callar en seco y ahogar un grito adolorido. Se retorció en el suelo, cerrando con dolor sus ojos.

— Defiéndete — Le repitió Yoongi sin inmutarse—. No lograrás mucho tirado en el suelo lloriqueando.

Jimin intentó levantarse, pero el mayor se acercó a él y colocó un pie sobre su espalda, tumbándolo pecho abajo contra el suelo. El menor crispó sus ojos, su labio inferior tembló errático. Todo su cuerpo se contraía dolorosamente.

El de mayor edad elevó la cabeza del lindo rubio, sujetándolo del cabello con firmeza y acercándose a su oído para hablar:

— Si no me obedeces, Jimin —inició con frialdad—  ... me vas a hacer enojar.

El rubio negó con su cabeza con vehemencia. El azabache deslizó sus agarre en dirección al cuello del rubio para apretarlo, pero el timbre le obligó detenerse, dando a entender que su tiempo se había agotado. Descendió la vista al menor que mantenía sus ojos cerrados sin dejar de temblar.

— Acabaremos con esto mañana — Soltó con brusquedad a Jimin y se alejó cabreado por no haberlo podido marcar.

Evitaba hacerlo tan seguido; sabía que si lo dejaba con muchas cicatrices expuestas, las personas comenzarían a sospechar y no deseaba eso.

Abandonó el aula dejando a Jimin a su suerte, se ajustó las mangas del uniforme y comenzó a deambular por los silencios y vacíos pasillos. Cruzó un par de aulas hasta llegar al pequeño escondite de Taehyung y su grupo de amigos. Tocó la puerta y asomó la cabeza, ladeando esta misma al observar aquella peculiar escena.

Jungkook se hallaba en la esquina del aula con la mirada baja y el cuerpo tembloroso. Taehyung se encontraba sentado en una silla, succionando unas pepitas y lanzándolas a Jungkook, que cada vez que sentía que las pepitas tocaban su cuerpo, se encogía en su propio lugar.

— ¿Se te agotaron las ideas? — preguntó Yoongi ingresando al aula, con un notorio tono burlón.

— ¿Umh? — Taehyung elevó la mirada—. Nah. Solo le estoy permitiendo descansar después de lo que hice con él la vez pasada.

Yoongi dirigió su vista a Jungkook.

— ¿Qué le hiciste? —preguntó el azabache de felinos ojos.

INNOCENT ; YOONMIN : + 21 ( CORREGIDA )Where stories live. Discover now