*Capítulo 6*

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Deseaba con todas sus fuerzas llevarse el libro solo para ella, leerlo las veces que fueran necesarias y no importarle lo que los demás lectores pudieran pensar. Sentía desde su corazón que ese libro había sido hecho exclusivamente para Janet, y para nadie más. A ella no le gustaba cuando Austin explicaba ciertas partes del libro, lo consideraba como un enemigo en su proceso de lectura.

Pasaron los 30 minutos y el adulto se durmió, así que Janet aprovechó más el tiempo; quería llevarse el libro a su casa y devolverlo a la mañana siguiente.

- Oye, perdón que sea así, pero necesito irme, ya han pasado 30 minutos... - se lamentó Austin.

- Lo entiendo perfectamente, yo misma me voy a llevar el libro.

Aunque Austin le hizo un gesto obvio para que Janet se percatara de que el adulto estaba dormido, y así evitar problemas, ella no le tenía miedo y aún así lo ignoró. De pronto, en sus bolsillos se dio cuenta de que tenía su celular, así que no tuvo mejor idea que tomar fotos de cada página.

Lo hizo, aunque el sonido que emitía su celular al tomar fotos era tan ruidoso que el adulto se despertó en unos segundos. Janet apenas pudo tomar algunas fotos, que de cierta manera no servían para nada.

- Casi pierdo mi trabajo, no puedo permitir que te quedes más tiempo, así que tienes que irte.

Janet no sabía el nombre del adulto, hasta que miró el pequeño carnet donde salía su apellido, era Mendoza. Janet se marchó sin nada más que decir, ya presentía desde lejos el aroma de más problemas, por lo que sintió la necesidad de demorarse un poco más.

Mientras esto sucedía, la mamá de Janet se estaba arreglando el cabello, a la vez que observaba unos modelos para copiarlos. Su marido leía el periódico, aunque luego se durmió.

Alguien tocó la ventana, pero su rostro no pudo ser visto. Ella se acercó a la ventana para ver quién tocaba, y se dio cuenta de que era el director; no entendía cómo una persona tan reservada podía ir a su casa, pensaba que estaba trabajando.

- Hola director, no sé para qué viene a mi casa, pero siéntase bienvenido. -le dijo ella.

El director no quiso más que venir a hablarle de un pequeño asunto relacionado con Janet.

- Mire señora, una alumna del colegio vino a mí cuando yo me encontraba almorzando, y tuve un dolor de cabeza grande porque me dijo que su hija estaba metida en problemas.

Al escuchar esto, la mamá de Janet sintió un gran desmayo, aunque sus pies la ayudaron a no caerse.

- ¿Qué acaba de hacer mi hija, señor director? -preguntó ella con total atención.

- He recibido la información de que ella se encontraba robando un reloj, junto con otra chica.

Literalmente, la mamá de Janet protagonizaba escándalos, incluso en cada evento donde veía perjudicada su imagen. Ella miró al director un tanto preocupada, acto seguido le pidió a su marido que revisara el cuarto de Janet.

Sin embargo, no encontraron a Janet, aunque desde arriba, en el techo, se podía ver un hueco enorme. Con un sinfín de preocupaciones, ella lo miró, preguntándose qué hacer.

No la pasaba tan bien, ya que al parecer, Janet vio cómo unas mujeres policías se acercaban directamente a ella, esta vez para llevarla al patrullero. Desde ese momento, se sintió confundida, sin saber qué estaba pasando.

- ¿Y ahora por qué me van a llevar? - se molestaba Janet, aunque luego supuso que mejor tenía que callar que hablar.

Una de las policías llevaba consigo a Vania, que ponía una cara triste, aunque a pesar de aquello tenía en sus manos un helado de fresa. Todo lo vio con claridad, al fin Janet supo por qué la llevaban.

El carro iba avanzando, incluso en algún momento pasaron por su casa. Janet supuso que se metió en grandes problemas, diferentes a los que vio en aquel libro.

- No se preocupen ustedes, no las vamos a llevar porque sino estaríamos incumpliendo con la ley - les dijo una policía a Janet y Vania.

- Puede ser, pero...

- Lo que pasa es que hemos recibido una queja, de que alguien ha robado un reloj.

Al instante de escuchar eso, Janet miró a Vania con una expresión de estar defraudada, aparte de que colocó sus brazos en forma cruzada.

Personalmente para Janet, estar cerca en un lugar donde no conocía, con gente diferente que quizá compartía tus gustos o no, no sabía qué pensar en ese momento, solo en los enormes regaños que recibiría en su mente. Más adelante se hacían notar las cárceles, de las cuales era como la habitación de los reclusos.

Era un fracaso, Janet aparentaba, ya que en cuestión de pocos días le dio problemas a su familia y en especial a su madre. Al cabo de un par de horas, una chica de la cual llevaba ropa un tanto agradable, les dio a cada una un folleto en el que se mostraba una reflexión.

Con el único objetivo de que Janet y Vania pudieran reflexionar y pensar en sus actos, algo que fue totalmente inservible pues ellas no lo leyeron.

Cuando ellas dos trataron de dormir, se escuchó el sonido de un auto apresurado, que esta vez paró, de pronto se apareció la familia de Vania. Parecía Janet estar presenciando una manada, debido a que todos, exactamente todos, sus hermanos, y los padres, fueron a Vania para abrazarla.

Y automáticamente observaron también a Janet, lo curioso fue que Vania les explicaba que ella era su amiga.

- Ah, mamá, no te lo he contado aún pero ella es mi amiga. - la señaló.

Acto seguido la mamá de Vania se acercó y con una sonrisa la saludó.

- No sé si la podrías llevar directamente hacia la casa, porque ya he estado mucho tiempo acá, al igual que yo.

- Pues me parece una gran idea, aunque sería un delito llevarla sin el consentimiento de sus padres. - le respondió.

Janet interrumpió la conversación para poder explicar su punto de vista frente a la situación, aparte de eso quería aceptar la propuesta de Vania. Como sus padres en esos momentos estaban más preocupados en la fiesta de Ignacio, pensó que quizá no iba a pasar nada.

Así que ellas fueron en un auto que controlaba un señor con una barba muy grande pero con higiene, aun así para Janet era una sentencia de muerte mirar al frente, porque se asqueaba.

- En unas horas vas a regresar. - repuso Vania.

- No sé si sea momento de hablar contigo, pero me encantaría explicarte algunas cosas de un libro, no cualquier libro sino uno que me ayudó mucho. - le explicó Janet.

- Claro, lo haremos cuando lleguemos.

En pleno trabajo, Ignacio recibió una llamada donde su mamá, a gritos, le suplicaba ayuda. Aparte de que fueron un montón de llamadas, 160 llamadas por hora.









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Punto pequeño

Capítulo 6

creativeLibrosJn

Publicado el: 28-02-2024

Punto pequeñoWhere stories live. Discover now