*Capítulo 27*

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Janet ya estaba durmiendo, pero justo afuera veía las estrellas, pensando en lo malo que serían las prácticas y exámenes en el colegio, porque quedaba una mitad del año escolar; ya luego de los exámenes vendrían las vacaciones, que no le servirían para nada a Janet, ya que eran muy cortas.

Justo cuando sus ojos se apagaban para poder dormir, el horrendo sonido de la cocina explotando la alertó; de tal manera ella fue, para ver qué es lo que pasaba. Como sus padres seguían en casa, también fueron ellos dos a ver lo sucedido.

Las paredes se quedaron en un color negro, el suelo no; tampoco era que la cocina estuviera destruida o en escombros, solamente que todo estaba sucio. Janet se sintió aliviada, ya que seguía sin comprender cómo no había pasado nada.

—Por un momento he pensado que algo había sucedido —añadió su mamá.

—"Casi" —le corrigió Janet—. Creo que hay que hacer algo más.

—Dime.

—No lo sé.

Janet volvió a dormir, presintiendo que mañana hablaría con más seguridad (o al menos eso lo presentía). 

La costumbre le ganó a Janet, ya que esta vez, cuando trataba de preparar su desayuno, vio la mesa ya servida, con algunos panes y su bebida favorita. Ella pensaba que era para su padre, por eso fue a cada habitación, cocina, baño, etc., con el fin de revisar si su papá estaba.

Sin embargo, en efecto se había ido, dejando algunas de sus medias sin lavar. Janet le preguntó a su mamá, que en su habitación dormía.

—Es para ti, hija; te lo estás mereciendo mucho —se alegró su mamá en forma graciosa.

Janet se sentó y prendió la televisión, aunque más se concentraba en descifrar la actitud de su mamá, pues nunca en su vida le preparó tal cosa, excepto en 1.º de primaria (eso no contaba). Quizá era porque su papá tenía dinero o algo así, solo que no creía del todo aquella idea, porque su mamá también trabajaba.

Ni bien lavaba el plato, además de la taza, vio a su mamá acercarse con una hoja en manos. Por unos momentos, Janet creyó que venía para regañarle por sus notas, o para decirle que necesitaba más apoyo.

Janet incluso no descartaba el pensamiento de que tendría clases los domingos.

—No, no, no vengo para poder molestarte, hija, ni nada de eso; he visto que has subido algunos puestos en la tabla de notas, aún te falta mucho, pero tienes que seguir dando todo de ti —le dijo su mamá.

—De seguro ya me has visto en mi habitación, cerrando la puerta, ¿no? —preguntó Janet, con algunos conocimientos previos.

—A veces, solo que no le tomo importancia a eso, a lo que le refiero es que en esta hoja tengo la prueba que diste el sábado —se emocionó—. En toda la noche he pensado en lo bien que lo hiciste, creo que hasta no pensé que serías así, Janet.

—Pues, porque soy tu hija y porque ya me conoces.

De pronto su mamá volvió a tocar el tema de irse a Estados Unidos, y así visitar a su hermano. Esa cosa la hartó mucho a Janet, que no se imaginaba lo incómodo que sería visitarlo, solo quería vivir su propio mundo.

Su mamá le agarró de la mano, que tenía muchas pulseras, luego se la besó para que pudiera tener un gran día en el colegio. Y no fue así, ya que en vez de que todo estuviera mejor, pasó lo contrario. En primer lugar, Vania más pasaba el tiempo con algunas amigas, que eran de su mismo salón.

Ese tiempo lo aprovechó Janet para investigar unas cosas en el libro, pues presentía que su situación de ahora salía por ahí. A los dos minutos se aburrió de todo, ya que sonó la campana y tocaba el sufrimiento.

Sin embargo, conforme pasaban las clases, más se sentía el grado de nivel de Janet, tratando de responder todas las cosas, más específicamente en Ciencia y Tecnología, el cual hablarían del tema de las células.

—¿Qué es la célula? —preguntó el profesor, con el fin de sacar algunos voluntarios.

Janet levantó su mano para poder hablar...

—Es la unidad más pequeña que se encuentra en nuestro cuerpo. 

Para Janet no era la mejor respuesta, aunque sí la más necesaria, ya que ninguno respondió (excepto Janet). 

—¿Y quién descubrió la célula? —preguntó el profesor, siendo en esta oportunidad para Janet misma.

—Un tal Robert Hooke —respondió Janet con más rapidez.

—Y dígame usted, tanto que se considera inteligente: ¿Qué formas tiene?

—Hay de todos los tipos, los que son como cubos, delgados, ovalados, etc.

El profesor se alegró de que alguien haya respondido sus preguntas, pues tuvo que pasar un mes para que eso volviera a suceder, ni los más inteligentes respondieron tal cosa.

Unos se lamentaban por no saber las cosas más básicas...

La auxiliar del colegio no dejó que los estudiantes se quedaran en los salones, ya que según ella, era para que se diviertan, y porque apagarían la luz de cada salón; Janet no entendía por qué.

Estaba a unos metros de salir del colegio, literalmente, aunque en realidad faltaba un montón de tiempo, incluso la secundaria. Se quedó sentada en un tobogán que los estudiantes habían hecho. En un corto tiempo, Janet se aburrió de todo; necesitaba tener en sus manos el cuaderno, aparte de que su celular estaba en su mochila, pero encerrado por las puertas.

—Hola Janet —habló Vania—. Me he olvidado completamente de ti y aún no supe cómo es que soy una tonta.

—¿Así? Yo he sido partícipe de personas que hacen cosas indebidas, sostenidas en la influencia de sus amigas —explicó Janet, con el único fin de que Vania se pudiera dar cuenta, no siendo tan explícito.

Vania la estuvo mirando un rato, para poder entender que quería decir las palabras de Janet.

—Ya sé, puedo ser una tonta, pero las cosas más obvias las llego a entender —contestó Janet—. Aun así, pasemos de tema de conversación, ya que este no me gusta tanto.

—Voy a irme a mi casa, no porque no me sienta cómoda saliendo, sino que es para ganar un poco de tiempo. 

Janet se fue a su salón, ya que la puerta estaba abierta. Para su sorpresa, su mamá vino para recogerla, como si estuviera en primer año de primaria. No podía creer esto que le estuviera pasando.

—Voy a salir un rato más, espero no te moleste.

—Mientras me sigas a donde iras y con quienes, todo va a estar bien.

—Pues, si te digo que es para comprar unas cosas, ¿me dejarías o no?—preguntó Janet.

—Por ti, claro que sí.










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Data:

Punto pequeño

Capítulo 27

creativeLibrosJn

Publicado el: 15-03-2024

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