*Capítulo 32*

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Con el cuerpo adolorido, Janet se echó en su cama para descansar, viendo a aquel cuervo en la ventana, pensando que le daría comida. De repente sonó la puerta de una manera tan fuerte, por ende, ella se tapó todo el cuerpo con la manta. Recién Janet se había dado cuenta del celular, y de que no lo apagó. 

Antes de hacer eso, sonó su teléfono, ya que su hermano Ignacio la estaba llamando...

Por la emoción, Janet le dio el celular a su mamá, para que ella pudiera hablar con él. 

—¡Mamá! A qué no adivinas quién es —le dijo Janet.

—Ay hija, no tengo nada de que hablar contigo, estoy tan molesta por los temas del trabajo —respondió sin mirarla—. Además, deja de mirarme.

—¡Es Ignacio! —le avisó Janet antes de irse a su cama y cerrar la puerta.

Su mamá se sorprendió mucho, de una forma tan rápida, como si no le importara nada. Janet veía cómo lloraba, sintiendo mucha alegría, ya que, tras perder mucha sangre, Ignacio seguía vivo. 

En una mitad, Janet se ponía bien, pero a la vez mal porque su mamá estaba más concentrada en la llamada; aunque también entendía su actitud. Cuando Janet se colocó en la cama para echarse una siesta, la puerta se abrió sola.

—Janet, ¡tu hermano quiere hablarte de algo super importante! —le informó.

Ella recibió el teléfono y empezó a hablar con Ignacio. El tema de la conversación empezó siendo como de alegría, contando todo lo que tuvo que pasar su hermano para vivir, que un montón de gente vino a apoyarlo y a darle medicamentos.

Janet solo escuchaba mas no hablaba nada de nada, hasta que Ignacio le solicitó venir a Estados Unidos (otra vez).

—Mira, quédate al menos unos días en Estados Unidos y te aseguro que tendrás oportunidades... —insistió su hermano.

—¿Oportunidades de qué? —preguntó Janet con un poco de desconocimiento.

—Oportunidades en tu futuro, de estudiar algo o estar capacitada sin esperar mucho tiempo. Nunca me has dicho qué es lo que querías estudiar.

—Ni yo sé la razón, pero te quiero hacer caso...

—Entonces, ¿si vendrás Janet? 

—Claro que sí, aparte de que será una gran oportunidad para mi vida, el poder estar...

—Ahora mismo voy a estar informándole a los dueños del departamento, y a algunas amigas, para que te puedan enseñar.

Al siguiente día, Janet quiso faltar para poder inscribirse al concurso de matemática, aunque le daba cosa tener que faltar un día, y ver que habían dejado bastante tarea.

Cuando entró, observó como Vania se hizo una grande herida en la pierna, luego lloró desconsoladamente, así que Janet le agarró de la mano para poder hablar con ella un rato.

—Te he dicho que no te vuelvas a reunir con esas personas —le regañó Janet en el baño de chicas—. O sea, ¡por favor! Esas personas solo quieren ver lo malo en tus actos.

—Es gente muy divertida, y es por eso que me agrada estar junto a ellos.

—¡Podemos hacer cosas mejores que eso! Además de que todo será muy divertido —le habló Janet.

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