*Capítulo 20*

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Al ver que el profesor de Inglés no venía, se acercó entre todos sus compañeros hacia la puerta. No había nadie más que solo los extintores; un montón de gente coreaba el nombre del profesor, y acto seguido suplicaron con el afán de que el examen no se hiciera.

Janet revisó cada parte del salón, para darse cuenta de que si el profesor dejó unas hojas como exámenes o no. Buscando y buscando, encontró un montón de hojas, que hacían alusión a una prueba de inglés. Ella lo dobló en 4 partes, para que el resto del salón no se diera cuenta.

Aunque unas chicas que solían practicar el maquillaje la vieron, pero a los 5 segundos borraron sus vistas. Con todo prácticamente hecho, Janet agarró un lapicero azul para poder resolver la prueba. Al ver como sus miradas estaban miraban a todos los lados, tuvo que hacer una cosa más: esconderse en un rincón donde nadie la viera.

Por lo que novio su mesa un metro más allá, ahora ya nadie la veía. Las primeras preguntas fueron fáciles, pues el tema concordaba con lo que estuvo estudiando Janet, a pesar de eso, las siguientes preguntas eran más difíciles, incluso te pedían formar oraciones con objetos que ni siquiera ella conocía.

Como Bobby estaba preocupado en el examen, caminó por todos los lados, dándose cuenta de que Janet tenía una hoja; al ver esto, se la quitó.

—¡Oye! ¿Puedes calmarte un poco? ¡Que tal agresividad! —dijo Janet con un estado furioso.

—Quise saber si era la prueba, al ver que la tenías en tus manos me preguntaba si podíamos hacerlo juntos, es que si desapruebo el examen voy a repetir —se lamentó.

—Ya te di mi cuaderno para que lo apuntes en tu mesa. ¿Qué más quieres, ah? 

—Por favor, al menos indícame por donde se encuentra esa hoja, para hacerlo yo mismo. 

Janet le hizo caso; por lo tanto, se paró de la silla para dirigirse al escritorio y así sacar otra copia de la prueba. Teniéndola ya entre sus manos, le dio a Bobby. 

—Ahora, sin muchos más preámbulos, déjame resolver este delirio de examen —repuso Janet.

—Sí.

Ese mismo chico movía sus piernas como alguien tímido, ese mismo actuar aborrecía Janet, que lo miraba como una falta de respeto. Quizá lo único que él buscaba era algo más, o eso indicaba sus ojos. De pronto vino el profesor, que terminó muy cansado, además de que su piel quedó sudada.

Otra vez Bobby volvió a pedirle algo más, antes de que el profesor pudiera aparecerse.

—Sabía que tus ojos me estaban mirando para hablarme de algo más, pero ya te di la hoja y mi cuaderno, por lo tanto, déjame —se enojó Janet.

—Es solo que quiero que me pases unas preguntas ya resueltas de tu examen —dijo Bobby alzando su brazo para abrazarla.

—A ver, no necesitas abrazarme para poder ganarte mi confianza —le respondió Janet—. Además, ni siquiera te la daré, por más de que te esfuerces o hagas lo que es imposible.

Cuando el profesor pasó por ellos dos, se topó con el examen de Janet, dándole unas merecidas felicitaciones por su parte. Ella se quedó asombrada, pues lo que tanto le costó al fin lo logró. No obstante, Janet seguía mirando cómo Bobby sufría demasiado, hasta tal punto de chocar su cabeza en la mesa.

—Deja de hacer eso y maltratar tu cabeza, no es bueno —le avisó Janet.

—Como que mi vida no es tan buena, porque tú nunca me ayudas.

—¿Nunca? Oh genial, muy genial —sonó sarcástica—. Solo quería decirte que todas las respuestas siguen un patrón creciente, y luego otra vez se vuelve al patrón. 

—¡Qué inteligente eres, Janet! 

Hasta que la alarma del reloj sonó, no el de su cuarto, sino el del salón. Para su mala suerte, Janet pasó todo el recreo durmiendo, ya que hacer la prueba la desgastó.

Y algo más que empeoró la vida de ella fue que Bobby había sacado más nota, solo por el simple hecho de tener bonita letra, lo cual beneficiaba mucho el profesor.

—Estoy tan mal —se dijo así misma con una cara enfurecida.

Continuaron las clases, y con ello los profesores, pues en plena mitad del año escolar vencían sus contratos; esto le molestó bastante a Janet, que todo el tiempo en la escuela miraba las plantas.

Literalmente fue lo único bueno del día en la escuela, todo esto mejoró más cuando ella vino a su casa. Sus padres veían algunas películas viejas, mientras que en la mesa había un plato de comida, que era para Janet.

—Hola Janet, es un gran gusto que hayas podido venir temprano —se alegró su mamá

—Es que ha ocurrido un pequeño inconveniente —contestó Janet con pequeña ira—. Para otros podría ser bueno, pero para mí no. Es que los profesores no vinieron, a las justas vino uno.

—Eso suena fatal hija —se entristeció su padre.

Luego de comer, se puso a investigar un poco de algunos cursos, además de enviciarse haciendo las carátulas de sus cuadernos, pues los nuevos profesores llegarían. Ni siquiera se dio cuenta de aquellos mensajes de Cristina, muy a pesar de que se llevaran bien.

El director tocó la puerta de la casa, informando que Janet tendría clases los sábados, debido a la falta de nota. Por alguna razón conocida, el colegio no quería que algún estudiante repitiera de año en 6.º de secundaria.

Los padres de Janet la llamaron mientras estaba dormida, para que pudiera despertarse.

—Janet, ¡Janet despierta! —alzó la voz su padre—. Tienes que hablar con el director que ha venido a la casa.

—¿Por qué? ¿Acaso ha ocurrido algún inconveniente? —preguntó Janet.

Ella salió de su cuarto para dirigirse a la sala, observando que el director con su saco llevaba algunos documentos. Janet ya sabía que se metió en problemas, como el que hizo con Vania.

Sin embargo, no pasó así, y el director quiso indicarle a Janet lo antes dicho, a sus padres.

—Vas a estudiar los sábados, para que así pudieras recuperar algunas notas tuyas. La secretaria se percató que si sigues así, perderás el año —le informó el director.

Ella asintió con la cabeza, así que el director le pidió a sus padres escuchar la respuesta de su hija; por consiguiente, Janet empezó a decir algunas palabras.

—Sí, no le puedo confirmar que seré mejor entre toda la clase, pero trataré de esforzarme lo que sea —aseguró Janet.

—Van a ver algunos alumnos a tu lado, que no son de tu misma edad, pero que también son del colegio.

De pronto la mamá de Janet preguntó a qué hora serían las clases el sábado. El director le confirmó que comenzarían a las 9 de la noche. Esto hizo asustar a sus padres, que se mostraron inconformes y hostiles, pues no aceptaban la idea de que su hija estuviera en un colegio, a altas horas de la noche y con gente de mayor edad (16 a 18 años).

Aunque el director explicaba que la hora se definió así, debido a que en las mañanas el colegio era limpiado por unas personas y por temas personales, así como de la propia decisión del Ministerio.








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Punto pequeño

Capítulo 20

creativeLibrosJn

Publicado el: 08-03-2024

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