*Capítulo 18*

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Bajo ninguna circunstancia se preocupó Janet, aunque le daba asco como se besaban Austin y su novia, a pesar de no tener una edad más o menos equilibrada. Cuando él vio a Janet, se paró en seco, tratando de preguntarse si lo que presenciaba era cierto; dejó de sujetar las manos blancas de su novia.

Mientras tanto, Janet quiso evadirlo por completo, pero la necesidad de tener gente reunida la ganaba, así que no se marchó. En cuando ella observó a Austin acercarse, le hizo una petición.

—No vengo para molestarte ni nada de eso, es más, pueden quedarse ustedes, besándose apasionadamente, pero necesito que vengas, y si deseas, también puedes traer a tu novia.

—Aún no somos nada, es que como recién es nuestro primer beso, me dejé llevar por este momento, aunque no me arrepiento para nada —repuso Austin con las manos en los bolsillos—. Es que, como me he sentido solo y desamparado, pensé que una chica me daría ese bienestar.

—Vas a conocer gente, por eso te pido que vengas.

Los 3 salieron. Janet tenía que soportar los enfados de su novia, que de manera descarada creaba falsas palabras, como que Austin era un infiel. Ahora faltaba una cosa más, salir rápido antes de que Mendoza observase todo. 

A penas el encargado pudo ver la sombra de unos 3 chicos, que salían de la tienda, solamente que se fueron muy rápido. Cuando Janet salió, observó que Cristina había traído una gran "manada" de gente, siendo más chicas que chicos en sí. De pronto también apareció el "fan de los botones".

Hacía falta encontrar a Vania, a pesar de que no fuera exactamente las 3 de la tarde (hora que Janet le indicó). Todo el grupo esperó en el parque, aunque unos dos chicos querían jugar con sus patinetas.

—¡Ya paren! ¿No ven qué estamos recibiendo las indicaciones de nuestra querida amiga? Tengan un mínimo de respeto —les gritó Cristina.

El padre de Janet los estaba viendo, tratando de creer que rayos pasaba y por qué su hija se encontraba con un grupo de gente inadaptada; a causa de la falta de tiempo, se fue sin hablar nada.

Cristina puso su música a todo volumen, acto seguido le pasó el auricular derecho a Janet para que escuchara. El sonido le hizo despertar tanto miedo y a la vez descontrol.

—No soy mucho de escuchar esa música —se molestó Janet.

—Mira lo que están viendo mis ojos, es la presencia de tu amiga —dijo Cristina.

Todos la recibieron como si se tratara de alguien especial, algunos no tanto porque no la conocían para nada; sin embargo, Vania sí podía verlos sin tener miedo. Corrió rápidamente hacia Janet para poder saludarla. 

Por unos momentos en su vida, Janet se sintió como la líder de un grupo, aparte de que anhelaba encontrar un lugar para alojar a todo el grupo; no podía hacerlo en el parque ni mucho menos en su casa, así que no hubo más idea que irse a un arroyo, o al menos cerca de ahí.

Para los demás chicos parecía ser un bien lugar, excepto por uno de los amigos de Cristina, llamado Mark, que era alérgico al agua del mar. Una alergia un tanto rara y singular.

—Entonces que él se quede para vigilar, tú sabes que gente despiadada viene directamente para aquí —repuso Austin—. Incluso para bañarse como si fuera una playa nudista—. Volvió a decir, esta vez acercando su cabeza a Janet para susurrarle.

—Esa indicación dísela a tu novia, que yo me quedaré aquí —se molestó Mark.

Ellos estaban a punto de darse unos golpes, aunque a pesar de todo se llegaron a separar, en parte porque Austin no quería que su novia observara su versión violenta.

Janet agarró de rocas para que todos se pudieran sentar. Aparte de que no le gustaba mancharse el pantalón de mucha tierra. Pero un chico llamado Elvis fue tan buena persona, que les ofreció ayuda a todos. 

La ayuda era de que los llevaría a su casa, como su cuarto tenía un tamaño muy enorme. Janet agradeció aquella oportunidad, por lo que se dirigió directamente a su casa. Algo le causaba molestia, el cual era ver tanta gente reunida, haciendo que perdiera su protagonismo.

Por suerte estaba Cristina para ayudarla. Janet llevó su celular para poder comunicarse con sus padres, y para que su mamá no supiera que andaba con amigos, al fin decirle un pretexto por mensaje, sirvió, 

Eran las 4 de la tarde, y el padre de Elvis escuchaba un poco de música para saciar su aburrimiento, nadie diría que se quedaría traumado al ver tal grupo enorme en la cada.

Janet observaba como el chico le explicaba a su padre que estaría con amigos en su cuarto, a pesar de ello, Elvis no lograba hacerle entrar en razón, así que ella, se acercó.

—Hola señor, buen día y es un placer poder entrar en su casa —se presentó Janet —Su hijo no le está mintiendo nada, sino que somos sus amigos, además nos iremos cuando usted nos lo pida.

—Está bien, es solo que no quiero que uno de estos robe, ya sabes; a veces se suelen esconder ladrones en un grupo de personas —se preocupó el señor—. Voy a dejar que ustedes pasen al cuarto de mi hijo, aunque antes de eso les voy a poner un repelente y perfume.

Muchos se preguntaban por qué.

Según el señor, era para poder buscar a algunos chicos que hacían algo indebido, y así buscarlos por el aroma. Janet no se quiso meter en problemas, así que se dejó poner el repelente o como se llamase.

Todos, absolutamente todos, estaban enojados, ya que era un tanto precavido el señor. Luego de esto, Elvis los dirigió a todos a su cuarto, que más bien parecía como una cripta; las paredes aparentaban querer romperse, mientras se observaba como piedras pequeñas salían.

—¿Es tu tumba? Ah, ya sé, ¡Te vas a morir! Ja ja ja —se burló un chico del grupo.

Todos los chicos se reunieron como en un círculo, mientras Janet quería conversar con todos ellos, que todos pudieran contar sus problemas, y que alguno en especial la ayudara. Pero el que menos prestaba atención era Austin, preocupado más en darle besos a su novia.

Las manos le temblaron a Janet, que en parte no supo qué decir, solo dejó que todo lo demás fluyera. Colocaría su cabeza para poder dormir, y otros ponían su música.

—He desperdiciado el único trabajo que tengo en mi vida, aunque es por una buena causa, ¿no? —le habló Cristina.

—Pregúntale eso a mi hermano, que apuesto de que te respondería todas sus preguntas —decía Janet de forma sigilosa.

—¿Qué tiene que ver tu hermano? ¿Tienes problemas con él?

—Sí, ¡Muchos!





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Punto pequeño

Capítulo 18

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Publicado el: 07-03-2024

Punto pequeñoWhere stories live. Discover now