*Capítulo 37*

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"Toc, toc" o al menos así fue el sonido de la puerta, a su costado de Janet andaban unos empresarios de negocios, que parecían estar más concentrados en la pantalla de sus celulares que el del ambiente en sí. Ella avanzó unos cuantos centímetros, y así mismo esperó a Ignacio.

Su hermano estaba hablando con un sujeto de una edad avanzada y de lentes, quien parecía estar muy alegre. En su cabeza, Janet supuso de que aquel sujeto era su mentor o alguien que le enseñaba sobre su carrera. Sino era eso, entonces sería un maestro de psicología.

Janet se vio obligada a tener que avanzar y saludar, una vez echo esto, ella siguió a Ignacio a la habitación con todo: cocina, baño, etc.

—¡Va a ver gente! No te lo puedo negar más.

—Entonces que haya gente, sé que no me preocupa.

—Me olvido de las cosas que no sé si te expliqué que convivirás con otros tipos, pero... descuida que son personas que yo conozco.

—A los únicos que conozco son a ti, mamá y algunos amigos, por lo que esa palabra es muy errónea.

—Tendremos que hablar y hablarles para que puedan saber que somos unas buenas personas, ¿al fin me comprendes?

Janet se concentraba en las personas que iban estudiando. Casualmente, aquel departamento enorme tenía un lugar donde era el comedor general, en el cual todos los huéspedes se reunían (sin ninguna obligación). Ya se imaginaba a Ignacio en la mesa, estudiando.

Y llegaron a aquella parte del departamento: donde le tocaría pasar los siguientes días a Janet. Una chica y algunos niños se encontraban, quienes andaban cocinando, mientras la tele sintonizaba los últimos partidos de fútbol.

—Ya llegamos Estela...

Janet no sabía a qué se refería; pensaba en que aquella chica era su esposa y que incluso habían tenido hijos. No obstante, veía muy improbable que un chico inteligente como Ignacio fuera padre, en una edad tan corta.

—Oh, verdad, ¡aún no te he presentado a mi hermana! Perdóname de todo corazón —le suplicó Ignacio.

—Hola... —saludó a Estela, quien acercaba la palma de la mano y así "chocar los 5".

—¿Entonces tú eres la hermana de Ignacio? No dudo de que tengas el mismo coeficiente intelectual, incluso podría ser superior al de él.

—¿Y tus hijos? —le preguntó Janet, siendo totalmente directa.

En ese momento, los hijos de Estela parecían echarle mal ojo a Janet.

—Ja ja ja, no vayas a pensar que ellos son los hijos de tu hermano —le aclaró Estela con mucha risa, la risa más grande posible—. Solo que he sido madre a una edad muy corta, lo cual me traía muchas dificultades, ya que estaba estudiando.

—¿Y luego? —le siguió preguntado.

—Como tu hermano está en la misma carrera que yo, nos hemos hablado —le contó más—. Posteriormente, él se dio cuenta de mi situación y me trajo a su departamento, como una agradable ayuda.

"No, jamás lo superaré" replicaba y replicaba eso en su mente, hasta la tarde, donde solo escuchaba el sonido del sartén, en el que estaba el aceite y las papas fritas. Tenía clases virtuales y no podía faltar.

Por alguna extraña razón ella encontró el atajo correcto, un atajo para poder hacer las tareas bien, aunque solo funcionaba en la virtualidad. Aquel atajo para Janet era concentrarse y no mirar a nadie.

El no tener ruido a su lado la ayudaba bastante, ya que así su mente estaría muy libre.

—Janet, necesito hablar contigo de algo: ¿Puedes acercarte?

—Claro que sí, solo espera un pequeño momento.

Janet no quería acabar el procedimiento de aquel problema matemático sin ponerle un marco, lo hizo y ya luego se dirigió a su hermano.

—Ya está, ¿algo ha pasado? No veo que me necesites ahora mismo. 

—Solo quería decirte que te sentaras para que puedas escucharme un momento —le pidió Ignacio amablemente—. Mira, ya luego de esto no te voy a molestar más.

—Perdón, es que no estoy muy acostumbrada a hablar de un tema contigo, ya sabes, ha pasado mucho tiempo sin poder hablarte.

—Eso no tiene nada que ver, es más, te vas a acostumbrar de inmediato.

Janet sabía con todas sus ganas de aquel horrendo tema, que parecía malograr todo: el de la envidia y de querer ser mejor que Ignacio. A pesar de ello, su hermano en primer lugar se disculpó por todo, ya que en ningún momento él la ayudó en sus tareas.

Las disculpas fueron cada vez más grandes, esta vez también se disculpaba bastante por dejarla abandonada, sin darle de manera seguida un consejo en su vida.

—Perdón, estoy tan arrepentido que por eso lo estoy demostrando, he conseguido todo lo que tengo y espero que algún día tú lo puedas tener, incluso superarme.

Luego hubo un "además", lo que significaba que Ignacio hablaría de otro tema; a causa de esto, ella se fue corriendo al baño del departamento para lavarse la cara y quitarse las malas vibras.

Y para pensar un poco...

—Janet, mamá me ha mencionado un problema que has tenido en tu vida, no quiero ser una mala persona ni nada de eso, solo quiero darte un consejo.

—Sí, puede que te tenga envidia y eso, pero no soy una mala persona, es solo que siempre se han fijado en ti, y no en mí.

—Pero a partir de eso todo va a cambiar, ya le he dicho a mamá de esto y va a poner de su parte, a fin de que te sientas comprendida.

—Siempre es lo mismo, o sea, ella también me dijo eso, y volvió a tratarme como un punto pequeño... —se molestó Janet.

La puerta se abrió y él sujetaba una pequeña foto en la que ambos salían, esa foto se la había tomado su misma madre.

—No quiero que me superes, eres tan valiosa, que no puedes compararte conmigo.

—Y he tratado, solo que me he visto tan perjudicada, que ni yo me creo lo que me esté pasando.

Janet se calmó y el tema se dejó casi por completo, solo que a ella le faltaba un poco más de comprensión, y que alguien le hiciera entender que nada de lo que pasaba era falso.

Ya pensaba a su mamá, viniendo para abrazarla y corriendo, para pedirle disculpas...

Aún estaba la hamburguesa en la cómoda, solamente mordía en una parte y nada más. Había un frío en todo su alrededor, y uno de los hijos de Estela salió para pedirle la hamburguesa.

—Ya me lo veía venir de ti, para mí no es una gran coincidencia que seas un glotón.

—Es que... antes no comía tanto, antes solo era un desnutrido y pues por comer tanto se me ha pegado la costumbre.











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Data:

Punto pequeño

Capítulo 37

creativeLibrosJn

Publicado el: 25-03-2024


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