*Capítulo 30*

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Salió de la casa, llevando consigo problemas serios con su tía, pero Janet estaba segura de lo que vio, algo que no era mentira. No podía con su tía, pues ¿cómo podría hacerle entender?

Volvió a su casa para poder pensar un poco, y así saber que cosas hacer. Su mamá había preparado un rico postre de fresas, aparte de que también preparó unas malteadas de esa misma fruta. De pronto salió una llamada de Ignacio, esta vez no fue en el teléfono de su mamá o de Janet, sino en el de casa.

Por desgracia, Ignacio sufrió un accidente automovilístico, dejándole graves consecuencias en su cuerpo, entre ellos los problemas en los huesos. Su mamá estaba hablando con él.

—¿Estás mal? ¡Hijo, explícame por favor! —se alarmó su mamá.

—Bastante mal, no puedo mover mis huesos, excepto el antebrazo izquierdo; ya me han atendido, pero tengo que esperar que me revisen —contestó Ignacio. —Estoy... estoy perdiendo mucha sangre, mamá.

La voz de él, en esos momentos, se parecía a la de una persona que ya no podía hacer nada más, solamente dejar que la muerte viniera para poder llevarte. Su mamá, por toda la desesperación, llamó a Janet para que atendiera la llamada.

Ignacio empezó a hablar con su hermana, para explicarle más a fondo la situación, parecía que todo era una despedida.

—Mira, Janet, ya de seguro estás aprendiendo a volar, pues este año inicias la secundaria. Técnicamente, te falta mucho tiempo para que acabes tu experiencia en la escuela, y yo, ¿sabes que he sufrido un accidente? —le dijo Ignacio.

—Sí.

—Dile a tu mamá que no me llame, no es porque sea malo ni nada de eso; cuando veas mi ropa un tanto desordenada, ordénala y luego quiero que limpies un poco de mi ropa, porque no sabré si llegará mi hora de poder morir o no.

Janet se quedó perpleja, no sabía qué palabras decirle en ese momento.

—Perdón que te esté pasando estas cosas, y nunca he sentido que estuvieras acá, o agradecerte por tus logros, porque mi objetivo era superarte.

—¿Superarme? Eso no es nada malo hermana, al contrario, es algo bueno, ya que estoy sirviendo como un ejemplo para ti, ¡un muy buen ejemplo! —le respondió.

—Sí, pero el grado de querer superarte llega a un límite de tenerte envidia, deseando que mis padres me atiendan más a mí que a ti, ¿y por qué? Porque tú sí has llegado a cosechar grandes cosas en esta vida, cosas que quisiera hacerlas —se puso a llorar Janet.

Él le contó que la sangre había dejado de salir, además de informarle las graves marcas y heridas que le ocasionó el impacto de un tráiler. Janet no creía que un humano podría seguir viviendo, después de ser impactado por ese tipo de auto.

La llamada se cortó repentinamente, y para empeorar más las cosas, salieron algunos truenos en el cielo, algo que no solía pasar en el Perú. Ni siquiera pasaba todos los años, solo que ahora llegó la oportunidad.

Y Janet durmió con 7 mantas de tela gruesa, para evitar que un rayo le cayera en la cabeza (a pesar de que las cosas no funcionaran de esa manera). La situación seguía empeorando negativamente, ya que se escuchaba grandes sonidos de agua cayéndose, por la repentina lluvia.

Janet tuvo que convivir con el sonido pésimo, pero se sintió más alegre luego, por un cambio en su autoestima. Toda la noche se basó en no dormir, porque se sentía mal, no sabía lo que pasaría después; si Ignacio se recuperaría o no.

Su mamá salió de su habitación, en pijama, y sostenía un farol para poder llamarle a atención a Janet.

—Janet, ya despiértate que te necesito a ti —exclamó su mamá con ira.

—¿Ahora? —preguntó Janet con orgullo.

—¡Claro!

Su mamá le dijo que viniera a la cocina, para poder explicarle algo. Al parecer ella sabía del asunto de Janet con su tía.

—Tu tía me ha informado de algo y no es para poder hacerte menos, pero no le gustó tu comportamiento. 

Janet puso los brazos como en jarra.

—¿Qué? ¿Qué comportamiento? Claramente, la he visto con otro hombre, no es que me esté enojando.

—Ella solamente me dijo que la estabas espiando, no que andaba con otro hombre, aunque ¿Era su marido? —le preguntó su mamá.

—Claro que no, al menos no le vi similitud al rostro, y solo quería conversar con ella.

La conversación no paraba, ya que su mamá empezó a tocar el tema de la soledad, y cómo eso le pasaba a su hermana (tía). A Janet le dolió todo, casi de una manera rápida, no físicamente, sino por dentro; escuchar que una persona como tu tía se sentía sola te hastiaba.

Janet quiso hacer algo al respecto, por lo que sacó el abrigo colgado al costado de la puerta, pero su mamá la detuvo, puesto a que el clima no era tan bueno en esos momentos.

—Te va a caer un rayo y peor aún, podrías llegar a tu propia muerte.

—Quiero ser igual a mi hermano... ¿Ok? —confesó Janet.

Su mamá se rascó la cabeza, como si no entendiera nada de lo que estuviera escuchando.

—Entonces, ¿siempre te comparas a él? Claramente, tu hermano es una persona profesional, ¡alguien firme y recto! Ejemplo de hermano, Janet.

—¿Y yo por qué no, mamá? Si claramente soy parte de la familia, la última de todos, aunque solo sea yo e Ignacio —se molestó Janet—. No te lo he dicho, pero me molesta que estés haciendo esto, que apoyen más a mi hermano que a mí.

—Porque él ha logrado algo en la vida.

—Yo igual, solo que tú nunca te diste cuenta —se defendió Janet.

—Eso ya me lo dijiste, no me digas cosas que son repetidas para mi propio oído.

—Mamá, quiero tratar de mejorar, pero ustedes solo se enfocan en apoyarlo, ¿qué acaso no quisieran otro hijo exitoso? Admito que le tuve y le tengo envidia a mi hermano, puesto a que él recibe más apoyo que yo, ¿Y?
¿Y ustedes?

—Estaré haciendo eso...

Su mamá suplicaba, mientras tanto, Janet miraba la puerta, pensado en como seguir defendiéndose. Nadie estaba gritando, solo que las voces se ponían mucho más serias, intensas y no tranquilas.

—Me sigues mintiendo, ¡como siempre! —le contradecía Janet.

A causa de estas palabras, la mamá de Janet salió corriendo para dirigirse a la habitación y dormir, mientras claramente lloraba. Desde lejos podía escuchar su llanto, y como murmuraba.

No, aparte del problema con su hermano, había otra cosa más: el distanciamiento con su mamá. Janet no quería dormirse ahora, sino hablar con Vania, ya que había recibido muchos mensajes de ella.











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Punto pequeño

Capítulo 30

creativeLibrosJn

Publicado el: 18-03-2024

Punto pequeñoWhere stories live. Discover now