*Capítulo 19*

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Janet, antes de poder contarle una pequeña parte de su vida a Cristina, agarró su celular para ver si aún le quedaba batería, y en la pantalla se veían muchos mensajes de su mamá, para que pudiera venir a la casa; pues había comprado algunas cosas y necesitaba ayudada para ordenarlas.

Ella le dio la espalda a los mensajes enviados, y apagó el celular para poder estar sola, con su mente. 

—Perdón, si no quieres escuchar este problema que tengo con mi hermano, entonces no lo hagas —le solicitó Janet.

—Me parecería increíble escuchar lo que tienes para decirme, estoy ansiosa —replicó Cristina.

—Es que no es algo interesante, sino algo negativo, si vas a escuchar, al menos quiero que tengas mucho respeto.

Ella solo movió la cabeza para dar por presentado las palabras de Janet. Cuando todo se empezó a contar, el lugar ya estaba siendo invadido por el silencio, sin menos gritos y con todos durmiendo.

—No es un problema directo el que tengo con mi hermano, aparte de que él no sabe, pero...

—¿Le tienes envidia? Cualquiera lo tiene cuando le prestan más atención a tu hermano mayor que a ti misma.

—Puede ser que tengas razón, ¡Hey! ¿Cómo es que has adivinado el problema que tengo? —dijo Janet en voz baja.

—Porque es uno de los problemas más conocidos en ese ambiente de hermanos —expuso Cristina aquel pensamiento—. Y la verdad no puedo decirte la solución como tal, pero ¿cuál es el nombre que llega tu hermano?

—Es Ignacio, como si fuera el nombre de un tipo muy rico; con este problema que tengo no quisiera decir que lo detesto, es mi hermano y, en cambio, yo lo valoro con todo mi corazón —explicó Janet con gestos.

—Me imagino que es un profesional, a veces a ese tipo de personas inteligentes, con buen desarrollo intelectual, los suelen llegar al extranjero, para que puedan desarrollar sus capacidades y mejorar su IQ. Quisiera ser igual a tu hermano, aunque no comparto la idea de que le tengas envidia —replicó las palabras de Janet.

—¿Y tú? Tanto que dices que soy yo la mala por hacer ¿Harías lo mismo si estuvieras en mi lugar? —añadió Janet.

—No es eso, ¿Tu hermano trabaja en algo? ¿O se encuentra en una empresa? 

—Él es como una semilla que crece rápido, ya en cuestión de días se está adaptando a su nuevo lugar, eso sí, nunca se olvida de llamar a la familia, muy a pesar de trabajar en la NASA.

—Wow, en realidad son pocas las personas que llegan a trabajar en ese ambiente, pues ¿cuántos quisieran trabajar ahí? Es simplemente un gran privilegio —se sorprendió Cristina—. Debes de tomar como un ejemplo a tu hermano.

—Lo sé, pero no es que haya recibido ayuda recién, porque ya es algo de hace unos años, cuando recién me encontraba en 3° de Secundaria. Es molesto que empieces tus cimientos en la escuela sin apoyo, pues eso va a influir en el resto de camino que queda.

Janet pensó que debía de caminar desde la casa de Elvis, hasta su propia casa, siguiendo un trayecto largo que cansaría.

—Es un tema muy interesante, pero cuando tu hermano les dijo la gran noticia a tus padres, ¿ellos te hacían caso? ¿O nunca lo hicieron?

—¿Tú qué crees? O sea, la respuesta es más que obvia, ellos claramente se fijan más en él que a mí, por eso debe ser igual, querer y amar a cada hijo por igual.

El padre de Elvis salió con pantuflas para decirles que a las 6 tendrían que irse, ya que su esposa vino a la casa y no le gustaba tener tantos niños en una sola habitación, además de que pensaba que hacían mucho ruido.

Janet junto con los otros aceptaron, luego de esto, siguió hablando con Cristina.

—Tranquila, además de que ya va a llegar tu momento, un momento en el que sepas que estarás bien, pero yo no soy la capacitada para poder ayudarte, sino tus padres —le comentó.

—Discúlpame que te contradiga, pero lo que estás diciendo no tiene sentido, mis padres incluso me llegan a olvidar por el simple hecho de que exista mi hermano.

Janet, al ver que todos se iban, siguió los mismos pasos de ellos. Ya andaban bastante cansados, excepto ella y Cristina, incluso Vania no pudo con tanto sueño. 

Ella esperó unos minutos en la vereda de la casa, para pensar un poco. Su cabeza le dijo que en unos meses las clases acabarían, dando la conclusión al último año de la escuela primaria. Lo único que recordaba Janet, de lo que dijo su mamá, era de su nivel escolar, encontrándose en la cuerda floja.

Justamente mañana habría un examen, mismo examen que debía de resolverlo para poder avanzar. Todos de los estudiantes se dividían en una tabla, más o menos como si fuera una competencia. Los 5 últimos desaprobarían el bimestre, y solo los 3 primeros (si el promedio era de 18, 19 o 20) tendrían "AD" y el resto, solo una buena "A".

Y eran 33 estudiantes los que se encontraban en el salón, si se llegaba a incluir a Janet. Por ahora ella marchaba en el puesto en el puesto 27, a solo 7 puntos de desaprobar el bimestre.

Así que, Janet se despertó temprano, más o menos a las 5, siendo aún de madrugada. Fue a lavarse los ojos para sacarse aquellas cosas que se metían, luego los brazos para sentir suavidad, luego elegía si ponerse una casa o un abrigo (ambas prendas del colegio).

Su mamá yacía dormida en la cama de su habitación y su padre ya se había marchado a trabajar. Después de una media hora, ella alistó su mochila y se fue de la casa, colocando la llave.

Cuando llegó, todo el salón era un alboroto, una jungla demasiado llena de individuos maleantes, tirando lápices y plumones a cada persona. Con un poco de miedo, Janet se cubría los ojos.

El profesor de inglés que daría el examen aún no venía. Pero Janet había estudiado unas horas antes, sabiendo qué cosas vendría en dicho examen. A su costado, Bobby se le quedaba viendo, pensando si podría contar con su ayuda.

—Oye, mmm sabes que no he estudiado, por eso pensé si me podrías echar una mano, como buenos amigos —suplico Bobby.

—Ni siquiera somos amigos, aparte de que no es que te conozca tanto —contestó Janet con desprecio.

—En serio te lo pido, aparte de que también verás los resultados.

—¿Resultados de qué? No te entiendo nada.

—Ya sabes, resultados por haberme ayudado en el examen.

Janet no pudo más con las insistencias, así que le pasó la hoja con la que estaba estudiando, todo para que él escribiera en la mesa, y así la profesora no pudiera ver. 

Él no tenía su cuaderno.






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Punto pequeño

Capítulo 19

creativeLibrosJn

Publicado el: 08-03-2024

Punto pequeñoWhere stories live. Discover now