*Capítulo 12*

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El lugar no fue tan malo como Janet pensaba. Lo imaginaba rodeado de lluvia, con un poco de barro en la azotea o, peor aún, con cucarachas. Sin embargo, el piso estaba sorprendentemente limpio, no necesitaban las mantas que esperaba encontrar. A pesar de eso, la señora colocó las mantas más largas disponibles y unos cojines cómodos que podrían servir como colchón, pensando que así tendrían más ganas de dormir.

Una vez todo listo, Janet se echó para dormir y también para observar a los pajaritos posando, que ni siquiera eran palomas, ya que de ser así, ella se hubiera sentido completamente asqueada. Se preguntaba cómo reaccionaría el joven Mendoza al ver aquella cosa rota, recordando una situación similar cuando estuvo con Vania. Parecía que abajo de la azotea estaba el cuarto del chico mayor, porque sentía cada movimiento de él y escuchaba algunos sonidos repentinos.

Su música delataba su presencia, pues desde su celular escuchaba canciones punk a todo volumen, mientras sus hermanos le repetían que apagara el sonido. Janet se preguntaba quién sería "punk" en esa época, quizás pocos, ya que él nunca llevaba ropa negra, característica de los punks, sino que vestía como una persona normal. Se tapó el rostro con uno de los cojines para poder descansar sin ser molestada por el ruido.

Así transcurrió todo, hasta que de pronto se acercó la señora. Janet no se despertó, aunque la señora hablara, sino que fingía dormir. En ese momento, se escuchó como uno de los hijos de la señora se caía de la cama.

— Mamá. — gritó descontroladamente el niño.

La señora bajó corriendo, con Janet siguiéndola, ya que la inseguridad de que algo extraño pasara la ponía ansiosa. Había muchas escaleras y una pequeña ventanilla mientras bajaban, en la que adentro se veía al chico amante de canciones punk.

Un gran golpe en el brazo fue lo que se dio uno de ellos, lloraba descontroladamente. Él, al ver a su mamá y a Janet, los ignoró completamente.

— Me hubieran dejado quedarme acá. — renegó el niño.

— Sabes que yo nunca puedo dejarte ahí, sufriendo mientras todo pasa. — le contestó su mamá.

Janet supuso que debería ayudarlo, aunque sintió que eso no haría su hermano. Volvió a la azotea, antes de hacer eso, se lavó las manos que tenían trozos de cemento seco. La señora se acercó para pedirle que se quedara abajo, vigilando que no le pasara nada a su hijo.

Aunque ella se negó, o al menos por un momento asintió con la cabeza, no sabía cómo responder ante su propuesta. Tanto se arrepentía Janet que no pudo aguantar mucho dolor, se quedó en la cama lamentándose por no ayudar a un niño que pasaba por muchos problemas.

Así que se dirigió a las escaleras para poder dirigirse al cuarto del niño, lo hizo con total silencio para no ser observada, las luces estaban prendidas y en la cocina se encontraba la señora cocinando. De pronto, el chico amante de canciones punk se acercó a ella, con una mirada enojada le regañó.

— ¿Por qué te diriges al cuarto de mi hermano? — preguntó él con aparente frustración.

— Si quieres, pregúntaselo a tu mamá. — le contestó Janet.

El chico la amenazó con hacerle caso e ir, sin embargo, Janet le jaló del hombro para que no dijera nada, pues aún tenía vergüenza de mirar a la cara a la señora.

— No sé por qué siento que tu mamá me cae mal si hace unas horas hemos hablado muy bien. —dijo Janet.

— Pues, esos son tus problemas y no los míos. Ahora, si no es mucha molestia, te pido que te vayas a tu pocilga de arriba y duermas. —respondió la otra persona.

Janet se sintió subestimada, como una persona de bajo nivel, como un trapo sucio, o igual a una persona que se veía rechazada.

El día se aclaró, ya no era noche. Janet se dio cuenta de cómo algunas palomas habían hecho sus necesidades en las sábanas, algo que quizás nunca había notado. Bajó abajo y se encontró con el desayuno casi listo. La señora estaba allí, llorando a pesar de tener maquillaje.

— Hola, señito. — la saludó Janet, pero no recibió respuesta.

Janet se acercó a ella para disculparse y hablarle sobre lo mala persona que había sido ayer.

— Perdóname, en serio me atormentaba toda la noche que esto pasara. No era mi intención negarme a ayudar. —confesó Janet en los oídos de la señora.

— Sin rencores, además, es algo sin mucha importancia.

— Lo sé, pero no debí hacerlo.

La señora asintió con la cabeza y luego se dirigió al termo de agua para servirse un vaso. Estaba muy caliente. Janet supuso que el mismo chico punk saldría para contarle cosas a su madre.

Así que vigiló siempre atrás para ver si salía cualquier persona. Solo los niños pequeños salieron rápidamente, entusiasmados por la comida. De repente, Janet se percató de que era hora de irse a la escuela.

Se despidió de todos y luego se marchó. La casa estaba en orden, pero sin sus padres debido a una gran pelea, por eso ninguno quería verse a la cara. Janet se dio cuenta del mensaje de su hermano, casualmente había ganado un concurso de lectura.

Ignacio nunca paraba de cosechar muchos logros, a pesar de estar comprometido al 100% en trabajar en la NASA.

Janet sintió un gran dolor en su corazón, tenía la necesidad de no querer saber jamás de su hermano, pero quería ayuda, quería que alguien la apoyara para adquirir conocimientos y así tener oro en su cabeza.

Llegó tarde al colegio. Los exámenes del curso de Religión ya habían sido entregados. Janet entró con una enorme confusión, no sabía cómo explicar su dolor o su tardanza.

Algunas personas la veían como rara, otros como alguien rebelde en forma de broma. Para Janet, las clases parecían aburridas, ya no sentía la explosión de ganas.

— Mi hermano ha ganado. —susurraba Janet a un compañero dormido.

Otro profesor no dejó que los estudiantes salieran para poder divertirse, ya que antes deseaba que terminaran la tarea, a pesar de que esta fuera para la casa. Janet se llenó de rabia y a la vez de valentía, siendo la primera en resolver la tarea.

Entregó las hojas al profesor para que pudiera revisar si estaban completas. Por alguna razón, pensó que algo seguía mal o que a la mínima tendría un error grave.

— Tiene usted mucha razón, por lo que le voy a dejar salir, siempre y cuando no se lleve a otro estudiante.

Janet abrió la puerta del salón para salir y buscar a Vania de nuevo.





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Data:

Punto pequeño

Capítulo 12

creativeLibrosJn

Publicado el: 04-03-2024

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