La Concubina Favorita Del Emperador Es Un O

Capitulo 52.1: Ropa

Mu Zhan se despertó de su sueño y abrió los ojos. Dondequiera que mirara, sólo había oscuridad. Sólo podía ver la nebulosa y tenue luz de la luna fuera de la ventana.

Pero la familiaridad y el realismo del entorno lo aliviaban.

Resultó ser sólo un sueño.

Justo cuando pensaba en esto, sintió un toque extraño rozar su mano. El tacto afelpado presionó contra él, flexible y todavía claramente cálido. Como un pequeño animal actuando coquetamente, rozó dos veces el dorso de su mano.

Mu Zhan de repente se congeló, recordando en un segundo su sueño donde esas pequeñas bolas de masa se le pegaban, sus cabezas chocaban entre sí mientras sollozaban y gorjeaban llamando a su padre. Un rebaño, no sólo uno o dos, lo asedió.

Esta vez, parecía como si no hubiera despertado del sueño y todavía estuviera allí.

Hasta que los sonidos suaves y amortiguados del habla dormida entraron en sus oídos.

Mu Zhan miró hacia abajo y descubrió que era Wen Mingyu quien se había acurrucado mientras dormía. Estaba dando vueltas en sueños y le picaba el costado. Esta vez, las orejas de conejo rozaban el dorso de su mano sin parar, haciéndolo sentir como si también le hicieran cosquillas en el corazón.

A la luz de la luna, los ojos de Mu Zhan recorrieron lentamente el rostro dormido de Wen Mingyu, prestando especial atención a sus cejas, nariz y orejas antes de aterrizar finalmente en sus labios.

Como si fueran pétalos en ciernes, el color rojo fresco y vibrante estaba ligeramente abierto y esperando ser recogido.

Mu Zhan lo miró fijamente durante un rato y sus ojos se oscurecieron.

En la oscuridad, era más sencillo invocar motivos latentes en lo más profundo del corazón. Para complacerlos, para dejar que se expandan descuidadamente, como enredaderas invisibles todas a la vez, y luego envolver firmemente a Wen Mungyu alrededor de ellas, para aprisionarlo por completo, para tomar el control total.

Mu Zhan no ejerció el autocontrol durante el día, por lo que tiene sentido que ni siquiera lo haga por la noche. De acuerdo con el deseo de su corazón, se estiró para tocar el rostro de Wen Mingyu, colocando las yemas de sus dedos sobre sus delicados labios y aplicando una ligera presión para hacer una pequeña marca.

La mirada de Mu Zhan era tan pesada como lo miraba fijamente; sus dedos frotaron lentamente la piel de sus labios, intensificando el enrojecimiento.

Mientras dormía, Wen Mingyu parecía haber sentido algo. De repente abrió la boca para morderlo, pensando que era algo sabroso. Le dio varios mordiscos ansiosos. Muerde, muerde. Sin embargo, quedó decepcionado por lo suave que sabía y lo escupió con disgusto.

Los dedos de Mu Zhan estaban resbaladizos y la piel de esos labios carnosos goteaba un líquido transparente. Cuando retiró la mano, todavía tenía adherido un fino hilo de seda.

Sin darse cuenta, Wen Mingyu inconscientemente hizo un puchero con los labios y durmió profundamente.

Y el que estaba despierto sufrió.

No supo cuánto tiempo permaneció sentado solo en la oscuridad antes de acostarse y quedarse dormido de mala gana.

Por la mañana, los sirvientes del palacio les servían para lavarse y vestirse.