28. La Cosecha (Flashback)

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CAPÍTULO 28: LA COSECHA (FLASHBACK)

POV PEETA

Los Agentes de la Paz me dirigieron a un salón elegante del Edificio de Justicia luego de ser presentado junto con Katniss como los tributos de los Septuagésimos Cuartos Juegos del Hambres. Mi mente estaba dispersa pensando en miles de cosas al mismo tiempo. Había sido cosechado, mi nombre había salido en la urna a pesar de que las probabilidades parecían estar a mi favor porque mi familia casi nunca pedía teselas, mi padre no lo permitía, no quería arriesgar nuestras vidas más de lo que estaban. Aunque mi madre solía negarse a ello, por el simple hecho de que consideraba que eso algo de los pobretones de la Veta, y que nosotros no éramos como ellos. La Veta. Katniss, la única chica que amé durante toda mi vida, iba a ir a los juegos junto conmigo. Y uno de nosotros o los dos moriríamos. Cuando la escuché gritar pensé: "¿Por qué su hermana menor?... ¿Por qué ella se presentó voluntaria?" y por un momento mientras esperaba que dijeran el nombre del chico que la acompañaría, en shock y aterrado por el destino trágico de ella, pensé en la extrema idea de que yo debía presentarme voluntario, para protegerla. Pero no hizo falta... Effie Trinket, nuestra escolta, dijo mi nombre. La suerte no estaba de nuestro lado. 

Hice contacto visual con Madge, que estaba destrozada y cubriéndose la boca con sus manos porque perdía a dos de sus amigos en un solo día. Conteniendo mi dolor y miré a los chicos a mi lado, algunos compañeros de la escuela y un amigo que estaba detrás de mí. Dylan. Él me abrazó por un segundo y me dijo que lo sentía y que iría a verme en un rato. Yo solo asentí... sin saber si se refería a Katniss, a mí, o ambos. Casi todos mis amigos sabían que estaba enamorado de Katniss, era obvio y saltaba a la vista, aunque no lo dijera siempre tan abiertamente, ella era la única que parecía no notarlo, a pesar de gran frecuencia con la que nos dirigíamos miradas a hurtadillas cada día. Estaba casi seguro que ella no me veía como algo más que un compañero de clase normal, o un chico al que le gustaba ver de vez en cuando en las competencias de lucha y en las calles del Distrito Doce, pero esas miradas suyas me hacían sentir en las nubes, nervioso o feliz.

Y en ese mismo momento, esperando a mi familia, todavía podía sentir el toque de su mano en la mía cuando nos las estrechamos en el escenario, con más fuerza de la necesaria por estar tan asustados. Podía leer esa mirada de terror y dolor en su mirada. ¿Acaso pensaba lo mismo que yo? ¿Yo significaba algo para ella y estaba pensado en lo desafortunados que éramos? Porque lo éramos. Estábamos condenados a morir, después de todo. Estreché su mano entre la mía hasta que nuestros dedos casi se entrelazaron como diciéndole:

No te dejaré sola en esa arena. Te voy a proteger de todo y de todos mientras pueda.

...

Las despedidas empezaron con mis amigos que pasaron en dos grupos de tres personas. Dylan me entregó unos dulces que sus padres habían comprado para él, por si acaso, el día de la cosecha. Le dije que lo extrañaría y él me dijo que esperaba volver a verme de alguna forma.

−Debes seguir manteniéndote fuerte, porque lo eres. Eres uno de los mejores luchadores del Distrito Doce. Mejor que yo, incluso. Vas a poder luchar contra los profesionales, si así lo quieres –sus palabras me calmaron. Él y yo entrenábamos juntos en la escuela y hacíamos deportes, y en nuestro tiempo libre nos gustaba juntarnos para jugar y seguir compitiendo con el objetivo de mejorar. No mencionó a Katniss, pero su mirada apenada me dijo que imaginaba debía estar sintiendo–. Ojalá las cosas fueran diferentes.

−Solo puede haber un solo vencedor –dije.

−Lo sé, es duro. Pero quiero que sepas que sin importar lo que pase después, yo te visualizo como finalista.

EN TODO ESTARÉWhere stories live. Discover now