22. Sólo tú y yo (Parte II) Reeditado

800 58 55
                                    

CAPÍTULO 22: SÓLO TÚ Y YO

POV KATNISS

  -PARTE II-

Después de la cena, volvemos a nuestra habitación. Y podemos decir que es nuestra, dado que dormimos juntos y casi no entró a la que era originalmente mía.

Nos cambiamos de ropa y nos acostamos juntos en la cama. Peeta me atrae hacia él y nos quedamos abrazados, durmiendo con la cabeza en la misma almohada.

-Antes de que me olvide. Mañana tendremos una cita diferente –empieza Peeta. Y yo estoy sin entender nada.

¿Que ha planeado para mañana sábado? Me dijo que en estos días saldríamos a un lugar que él eligiera, pero no a donde, ni que día exactamente.

-¿Qué quiere decir diferente?

-Una cita de seis...

-¿Qué?

-Tú, yo, Lizzy, Alex, Madge y Rye. Vamos a salir a divertirnos. Mi sobrino será cuidado por mis padres, así que, Alex y su esposa tienen el día libre.

Madge y Rye ya han formalizado su relación. A estas alturas ya se declararon que se aman y él le propuso que fuera su novia. Madge por supuesto aceptó. Son muy adorables.

-¿A dónde vamos a ir?

-A cenar. Hay un bar a unas cuadras de la casa de nuestros padres y nunca he ido allí, pero Alex y su esposa, sí. Por cuestiones de seguridad, no dejan a entrar a niños allí en la noche, sólo durante el día. Hay música, bebidas y comida... Fue idea de Alex, lo hablamos ayer y Rye estuvo de acuerdo. Yo lo estuve dudando y les dije que lo discutiría contigo. Pero si tú no quieres ir, lo entiendo. Podemos hacer otra cosa. Tal vez no me arriesgaría a ir sólo contigo a ese lugar, pero estaremos acompañados. No pasará nada malo.

-¿Estas queriendo que es un lugar para adultos?

-Durante las noches, sí.

-¿Dónde se ligan a la primera persona que se cruzan y beben hasta caerse?

-Algunos. Pero nosotros seis vamos con las personas que amamos.

-Madge, tú y yo somos menores de edad, Peeta.

-Somos vencedores, y Madge es hija del alcalde. Nos dejarán pasar. Tenemos cierta influencia. Créeme... yo también tengo ciertas dudas para aceptar.

-Lo único que sé es que tendré que apartar a todas las arpías que pretendan algo contigo.

-No te detendría. Asegúrate de llevar tu arco y tu carcaj bien cargado, porque creo que yo podría utilizarlo para apartar a cualquier desgraciado que pretenda algo contigo. Ya tengo ganas de poner en práctica lo que me enseñaste de arquería.

-¿No alcanza con animales, o los arboles?

-No –dice serio–. Me gustaría practicar con humanos como ellos.

-Creo que soy mala influencia para ti.

-Tal vez me gusten las malas influencias, si tú eres una de ellas.

-Entonces Señor Mellark ¿Qué tanto le gustan las malas influencias? –digo en tono ¿coqueto? ¿Seductor? Ni siquiera sabía que podía hablar así.

-No creo que quiera saberlo, señorita Everdeen.

Peeta continúa el juego y se coloca encima de mí cuidando de no aplastarme. Rápidamente rodeo su cuello con mis manos y después mis brazos atrayéndolo hacía mí.

-Sí, quiero. Tiendo a enamorarme cada día más de alguien que es eso... bueno sólo hay una chica con esa característica. Se llama Katniss Camille Everdeen Greenwood. ¿La conoce?

-Me temo que sí, vivo con ella todo el tiempo.

-También yo.

Ambos reímos ruborizados.

-Y la amo desde la primera vez que la vi. Fue algo difícil que ella me aceptara y fuera amable conmigo. Tiene un carácter especial, pero finalmente, ella también reconoció que me ama del mismo modo. Y sé que lo hace, lo veo en sus ojos ahora mismo y en la manera que se preocupa por mí, o por cómo me busca constantemente para que estar a mi lado y es un poco celosa, pero no tiene motivo para serlo, porque tengo ojos para ella exclusivamente.

-Debería demostrarle que la ama. Ahora mismo.

Ansío el contacto de nuestros cuerpos, sus labios sobre los míos y sus manos acariciando cada centímetro de mi piel. Lo deseo. Puede que no hagamos el amor hasta dentro de un tiempo y en un lugar en el que estemos tranquilos y solos. Y que haya aceptado que él se encargue de hacer ese momento especial, porque yo no tengo ni idea como manejar un momento romántico. Sin embargo, no soporto pasar más de dos días sin sus labios y sus manos.

-Estoy segura de que se sentirá muy afortunada.

Apoyo mi frente en la suya y lo observo expectante.

-Hazlo, cariño. Ámame como lo haces cada día. –Continúo.

Peeta acaricia mi rostro con las yemas de sus dedos y de pronto sus labios se encuentran con los míos. Lo amo tanto, nunca creí que fuera capaz de hacerlo hasta que acabaron los juegos. Supongo que eso me enseñó a valorar la vida del chico que tengo encima de mi cuerpo. Besándome y acariciándome, entregándose a mí, del mismo modo que yo a él. Estuve tan cerca de perderlo tantas veces que no quiero desperdiciar ni un día que pueda estar a su lado.

Detrás de su dulzura, hay un chico muy pasional que poco o poco va saliendo a la superficie cada día que pasa. Incluso yo ya no me incómodo tanto como me pasaba al comienzo. He empezado a disfrutar de esto, verlo como algo natural entre las parejas. Besarnos y tocarnos como si no hubiera un mañana se va volviendo menos extraño en mi cabeza...

Lo que pasa es que antes era tan nuevo para ambos. No sabíamos que hacer, ni como. Ahora ambos ganamos confianza en nosotros mismos y en el otro.

Si mi madre nos viera en esta situación, todo se arruinaría. Por eso aún estamos durmiendo en el piso inferior y ante mi familia nos comportamos de forma decente...

Si, definitivamente iré a esa cita de seis, pero vigilaré que ninguna mujer se acerque a Peeta, excepto su cuñada y Madge... porque son las únicas en las cuales confío. Y temo que también se haya ganado fanáticas locas en nuestro distrito, o si no chicas que estarían encantadas de obtener beneficios estando con un vencedor, y considerando que los únicos vencedores jóvenes y deseables somos Peeta y yo.

Creo que será una buena oportunidad para demostrarle a todos los que duden de nuestro amor, que de verdad somos una pareja. Eso quiere Snow, después de todo.

La verdad, por lo que veo ahora no nos supone ningún sacrificio demostrarnos amor donde sea, en algunos lugares somos más precavidos que en otros, la excepción fue la fiesta en nuestro honor tras ser entrevistados y coronados. No estábamos del todo en nuestros cabales por el licor. Ese día nos excedimos. Eso no volverá a pasar en público.

Me concentro en este momento, disfrutándolo, saboreándolo, sabiendo que pronto deberemos parar si no queremos que pase nada más.

Desde que mandé al diablo la regla de no enamorarme, todo se salió de control. La vieja Katniss, no reconoce a la nueva, pero tampoco emite queja alguna. ¿Para qué? Estoy complacida de haber cambiado de opinión respecto al amor y de haberme topado con el chico más perfecto del universo. Muchas veces los cambios no tienen por qué ser malos.

Él y yo estamos juntos y eso es lo único que importa.

EN TODO ESTARÉWhere stories live. Discover now