4. JUEGOS DEL HAMBRE (PARTE II)

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Todo pasa muy rápido en un momento algo jala de Katniss, y pienso que es un muto. Pero, no es muto. Es Cato.

Él se recupera y derriba a Katniss hasta el suelo, contra el borde de la base del cuerno en la que estamos apoyados. La cabeza de ella cuelga y temo que la tire y la lance a los mutos. Temo perderla. Katniss intenta resistir, lo golpea, araña, pero ella no es fuerte físicamente. Su fortaleza no viene por ese lado. Los mutos luchan por atrapar a Katniss e intentan saltar.

Sin pensarlo, me lanzo sobre Cato, lo tomo del cuello y lo alejo de Katniss. Me vinó bien prepararme en las clases de lucha de la escuela; involucrarme en las peleas con mis hermanos, porque decían que yo debía saber defenderme o defender a alguien de ser necesario. Creo que siempre refirieron a los Juegos del Hambre, aunque no lo dijeran en voz alta, por eso, ellos se preocupaban por prepararme en caso de que ocurriera. Katniss respira agitada y se sienta cuando puede. Me gustaría consolarla, pero mi prioridad es acabar con Cato, quien cae al suelo y yo lo inmovilizo, para impedir que me devuelva al ataque. Aún así se da el permiso de burlarse de mí.

−Nos volvemos a ver, chico enamorado. Espero que hayas disfrutado de estos días con tu novia −su voz suena ruda y llena de odio−. Porque hoy ustedes morirán.

−¡No permitiré que la toques! −le suelto.

−Al principio, pensé que eras muy buen actor y que mentías sobre tus sentimientos por ella, cuando te uniste a nosotros. Aunque a ella también la subestimé sobre sus habilidades hasta se dio a conocer su puntaje.

−Cuando me encontraron, quería que ustedes creyeran que le mentía a Katniss sobre mis sentimientos. Sería más fácil protegerla desde dentro, que estando con ella. Eran una amenaza para mi novia.

Ni siquiera habiamos hablado con Katniss acerca de nuestros títulos en la relación que acababamos de empezar. Pero, no importaba. Cato no sabía nada de eso.

−Sí, y casi te creímos. Buen trabajo, chico enamorado. Pero jamás confiamos en ti del todo.

−Fue mutuo −respondo con sorna.

Cato se ríe y yo me siento más furioso. Su boca sangra mucho, aunque no parece importarle. Está herido; bastante más recuperado que hace unos minutos; y más desquiciado que nunca.

Lo golpeo. Empezamos a pelear. En momentos como estos, no sé quién de los dos tiene menos fuerza. Aunque yo tengo una motivación que me impide rendirme: proteger a Katniss. Consigo esquivar golpes y propinarlos por varios minutos. Hasta que, finalmente un movimiento de Cato me toma completamente desprevenido y yo quedo tirado de espaldas contra el suelo con un terrible dolor en la cabeza y algo caliente en algún punto de mi coronilla. Sangre. Él aprovecha ese momento para ponerme de pie y tomarme del cuello, ahogándome. No puedo mantenerme bien parado, menos con mi pierna mala que parece no responder ahora. Perdí mis armas que están a mis pies, recuerdo el cuchillo que aún esta colgando de mi cinturón pero apenas puedo moverme porque estoy luchando por respirar. Lo golpeo y araño su brazo en un intento desesperado de aflojar el agarre de su brazo contra mi cuello.

Katniss parece recién haberse dado cuenta de lo que sucede realmente y ya tiene la flecha cargada al arco apuntando a la cabeza de Cato. Se toma su tiempo, examina a Cato con detenimiento. En su mirada, puedo ver preocupación y desafío.

−Dispárame y tu chico enamorado se cae conmigo. Moriremos y tú ganarás −se burla Cato−. Después de todo, ya estoy muerto. Siempre lo estuve ¿no? −percibo dolor en su voz, lo cual me desconcierta nuevamente−. No lo supe hasta ahora. ¿Es eso lo que quieren? −grita lo último mirando al cielo. Definitivamente, está desquiciado. Los Juegos del Hambre y la muerte de su compañera de Distrito, lo volvieron loco.

EN TODO ESTARÉWhere stories live. Discover now