29. Familia

197 17 1
                                    

CAPÍTULO 29: FAMILIA

POV PEETA

Una tarde mientras estoy comiendo algunos snacks y viendo una película vieja con Katniss y Madge, tocan la puerta y yo voy a atender. Rye y Alex están en el porche de nuestro hogar protegidos del fino aguacero que cae en el Distrito Doce hoy.

−Hola, pasen. Katniss y yo tenemos visitas, de todas formas.

−¿Ah, sí? ¿Haymitch? ¿Está haciendo enojar a Katniss nuevamente? –pregunta mi hermano del medio.

−No, él ni pasó por aquí estos días. Entra a ver a tu novia, Rye –le digo con una sonrisa cómplice.

Su mirada se ilumina al escuchar eso. No tengo que repetirlo una segunda vez para que él se dirija como un huracán al living. Se nota que no esperaba que ella estuviera con nosotros.

−Esos dos no se separan ni en la escuela según sé –se ríe Alex, negando con la cabeza, al ver a su hermano tan emocionado.

−Están profundamente enamorados. Todos lo estamos, de hecho.

−Los Mellark no tenemos remedio en ese aspecto.

−Sí. Culpemos a papá de ello.

−Al menos nos educó bien. Para que respetemos a las mujeres que amamos –dice él, entrando directamente y sacándose el abrigo y la bufanda.

−Puedes colgar todo en una silla cerca de la estufa eléctrica de la cocina para que se seque antes. La casa se siente muy fría y tuvimos que aclimatar algunos salones –digo cuando está a por colgar todo en el gancho.

Mi hermano me acompaña allí y yo ubico dos sillas a pocos metros para que mis hermanos coloquen toda la ropa que la lluvia haya mojado. También voy a ver a Rye y le pido que se quite la campera rompeviento que le regalé hace dos meses por su cumpleaños para colocarla en la silla vacía. La realidad es que, aunque mi familia no quiere aprovecharse de mi nueva posición como vencedor –excepto mi madre–, si permiten que les compre ropa para ellos, para Elizabeth, juguetes para mi sobrino o cualquier cosa que necesiten. Portia sabiendo esa situación me envió varias grandes cajas con ropa desde el Capitolio para que pudiera repartir a mi familia y ellos le están dando un buen uso a cada prenda. Se siente bien poder devolverles de tantas formas todo el amor y protección que me dieron por años mientras crecía.

−¿Cómo han estado? Hace varios días que no los veo.

−Resultó imposible salir de casa con este tiempo.

−Lo sé. Ni siquiera nosotros hemos visto a la familia de Katniss o Haymitch. Solo nos hemos hablado por teléfono durante toda la semana.

−Por eso aprovechamos a venir ahora. Estaba mucho mejor. ¿Madge también apareció de sorpresa?

−Algo así, solo que tenía una mejor excusa. Le preguntó a Katniss si quería seguir ensayando con el piano, porque llevaban casi dos semanas sin tocar juntas. Está desde la mañana con nosotros, almorzamos y ahora nos tomamos un descanso para ver una película.

−Oh, hermanito. No creas que nosotros solo vinimos porque te extrañábamos. Cosa que hacíamos, por cierto –Alex revuelve mi cabello de forma graciosa como siempre hizo desde que yo era pequeño, y yo sonrío en respuesta. Creo que los tres nos hemos vuelto aún más apegados desde los Juegos del Hambre por el miedo de perdernos unos a otros–. También queríamos contarte las últimas novedades y los problemas en casa con nuestros padres.

Mi expresión se vuelve seria al escuchar aquello.

−¿Qué pasó ahora?

−Lo de siempre, cada vez se llevan peor, se podría decir que ni se hablan y si lo hacen es para gritarse y mi madre trata de meter en medio a Rye, que es el único que vive con ellos. La situación familiar no da más. Rye sufrió mucho esta semana estando encerrado en la casa con ellos por el mal tiempo. Ya no podía ver a Madge, tampoco a sus amigos, ni a nosotros fuera de la escuela. Nos estuvimos comunicando con los teléfonos móviles. Ya te contaremos cuando estemos los tres solos. No metamos a las chicas en nuestros problemas. No corresponde.

EN TODO ESTARÉWhere stories live. Discover now