23. Reto

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CAPÍTULO 23: RETO

POV KATNISS

Rye y Alexander están en el comedor de mi casa de visita explicándole a mi madre a donde pensamos ir al día siguiente. Mi mamá parece poco convencida, de que yo me adapte a un lugar así. Y tiene razón, no soy tan sociable y no me gusta el descontrol.

-Hija, jamás te imaginé en un lugar de esos... -Confiesa mi madre. –Ni que me pidieras permiso para ir a un bar.

-Yo tampoco pero estaré con Peeta y los chicos, nos cuidaremos entre nosotros. No nos excederemos. –Prometo.

-Tampoco parece un lugar para tu novio y Madge.

-Lo sé. Si algo no nos agrada prometo que volveremos. –Digo.

-¿De verdad lo quieres?

Asiento.

-Vale, puedes ir. Pero llevarás tu teléfono y si pasa algo me informarás.

-Gracias, mamá.

Peeta vuelve con nosotros y se sienta a mi lado después de dejar una bandeja con té, café y cosas dulces y saladas que horneo.

-¿De qué hablaban mientras yo no estuve? –me sienta en su regazo y besa mi mejilla consiguiendo que me ruborice.

-Podemos ir. –Respondo.

-Perfecto –me sonríe y toma mi mano entre la suya. Después mira a mi madre.

-Prometo que la cuidaré y defenderé... aunque ya lo sabes por todo lo sucedido. No dejaré a Katniss sola en toda la noche.

-Lo sé, Peeta. Me lo has demostrado en los juegos. Confío en ti. Eso sí, vayan con cuidado.

-Lo haremos –promete Peeta y sus hermanos lo respaldan.

-Como el mayor de mi familia me comprometo a cuidar de las cinco personas que irán conmigo. Y si la situación se pone fea le avisaremos y volveremos aquí.

-Te lo agradecería. –Contesta mi madre sonriéndole a Alexander.

-Bien, en ese caso... si no tienen nada más para decirme, iré a trabajar, disfruten de su desayuno.

-¿Trabajo a esta hora? –pregunto.

-Iré al hospital del distrito, llamaron diciéndome que necesitaban un refuerzo.

-¿No vas a desayunar? –pregunta Peeta amable como de costumbre.

-Ya comí antes de que ustedes se despertaran.

-En ese caso, está bien –sonríe Peeta y después habló yo

-¿Estarás para el almuerzo?

-No lo creo. ¿Por qué?

-Voy a cocinar.

-¿No será Peeta el que cocine? –bromea mi madre.

-La idea es que yo haga todo o la mayoría del trabajo. Forma parte de las clases de cocina que él me ha dado. Decidió que era hora de obligarme a lanzarme a nadar casi sin ayuda.

-En ese caso, guárdenme un poco para cuando llegue.

-Eso haremos –responde Peeta.

-Salvo que la comida se convierta en algo toxico –Digo avergonzada.

-Oye, Kitten. No dejaré que llegue a tanto.

Mi madre se va de la casa riendo y deseándome suerte. Cuando la puerta se cierra, los hermanos de Peeta hablan.

-No, hermanito. Déjala sola en ese asunto. Será divertido viéndola equivocarse en algo. –Dice Rye.

-¿Qué dijiste? –suelto enojada.

EN TODO ESTARÉWhere stories live. Discover now