CAPÍTULO 30 CONTRA RELOJ

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Bruno cubrió a su hijo con su cuerpo, sabía que estaba limitado por esas ataduras, pero mientras Rosendo y su hijo discutian, tuvo tiempo de aflojarlas, no logro soltarse del todo, pero le dio la movilidad suficiente para hacer lo que quería, y era proteger a sus hijos, sabía que todo estaba cubierto ya por su gente y por los hombres de Aureliano Montero, pero no podía arriesgar a Fernando, contra quien se dirigió aquél matón.

Desde el suelo y sobre su hijo, miró caer pesadamente también su cuerpo ya sin vida, miró el rostro pálido de Rosendo y el susto reflejado en el de Iván, atónitos miraban, de su hombre muerto, al techo de donde había prevenido el disparo que le quitó la vida.

Para entonces él ya había quitado sus ataduras y se había incorporado ayudando a Fernando a hacerlo, quien también escudriñaba el techo, sin comprender lo que había sucedido.

_ LES SUGIERO QUE DEJEN SUS ARMAS EN EL SUELO. _ se dirigió a Rosendo. _ SI NO QUIEREN QUE ALGUIEN MAS TERMINE COMO ÉL. - señaló al hombre inerte. ¡TODO LO QUE DIJE ES VERDAD, ASÍ QUE MUEVANSE! - gritó a la gente de Rosendo e Iván. _ Tú. - se volvió hacia Fernando. _ desata a Julia. - dijo, mientras él se apresuraba a desatar y a revisar a Braulio.

Fernando hubiese querido correr y ayudar a su hermano y darle un abrazo a su padre y decirle gracias, pero no había tiempo para eso, tenía que obedecer.

Con rapidez llegó hasta ella y la desató, luego se dirigieron de nuevo junto a Bruno, quien ya tenía en sus brazos a Braulio.

_ Por tu bien y el tuyo. - sentenció a Rosendo e Iván. _ espero que mi hijo sobreviva, porque de no ser así, esto te lo voy a cobrar muy caro. Por lo pronto quedan bajó el resguardo de mi gente, nos veremos de nuevo. Salió con rapidez, del lugar, sin que nadie le dijera nada, seguido por Fernando y Julia.

Una vez afuera, fue recibido por uno de sus hombres, quien ordenó traer la camioneta en la cual había llegado a ese lugar, sin embargo, no esperó, el tiempo se le terminaba a Braulio, ni siquiera la pensó dos veces para cuando ya iba camino a donde le dijeron que la tenían.

Cuando por fin se encontraron subió con rapidez en la parte de atrás, sosteniendo a su hijo, no fue necesario hablar, el hombre que iba al volante pisó el acelerador.

Bruno estaba consciente de que Fernando y Julia se habían quedado, y aunque sabía que estaban en buenas manos y que también serían conducido al hospital, no dejaba de sentir ansiedad por dejarlos atrás, sobre todo a Julia quien debía de estar muy asustada y necesitada de apoyo, pero en estos momentos corría contra reloj, su hijo se le moría entre sus brazos y no podía hacer nada, más que llevarlo al lugar, y con la gente que podía salvarlo.

Después de avanzar por varios minutos, no le sorprendió ver cómo, una ambulancia se posicionaba delante de ellos.

El chófer paró a su orden y la ambulancia también, luego de ella descendió Justin y junto con él su hermosa esposa Gloria, Bruno sabía que esa era obra de sus amigos los hombres de la sierra, especialmente de Santiago Morán.

No hubo tiempo de saludos, solo entregó a su hijo con dolor de su corazón, y sé quedó quieto observando todas las maniobras desesperadas que ellos hacían por estabilizar al chico.

Fueron unos de los momentos más angustiante de su vida, porque ya había tenido muchos, sin embargo, esto tenía que salir bien, lo necesitaba, necesitaba reconciliarse con sus hijos, aunque estaba consciente, de que aún, después de toda esta odisea era probable que lo siguieran rechazando, y estaba preparado para ello si sucedía.

No supo en qué momento llegaron a su lado, pero sintió la presencia de Julia, miró a su alrededor y descubrió a Fernando, quien miraba sin acercarse, unos pasos más atrás. Luego centro su atención en Julia.

_ ¿Estás bien? - la miró consternado, escudriñando su cuerpo en busca de huellas de violencia. Su rostro, sus brazos y sus piernas daban muestra de que no estaba bien, pero estaba ahí y estaban juntos. Sin pensarlo la envolvió entre sus brazos acunándola con ternura, tratando de no lastimarla más.

_ Lamento que estés pasando por esto, por mi culpa. - dijo besando su cabeza. No debí dejarte, y no debí tenerte junto a mí.

Ella se estremeció, esto parecía una despedida y no quería dejarlo, ella y solo ella era responsable de lo que le había sucedido. Desobedeció a su petición de no salir del hotel, y no solo salió, si no que se aventuró a ir hasta su casa, de no haberlo hecho, no estaría ahí, pero a la vez, de no haber estado ese día con Lily y Rosa, serían ellas quienes estuvieran en su lugar y cuando lo pensaba, no se arrepentía de sus decisiones, porque Rosa no hubiese soportado y quizás estaría muerta ¿y Lily?, Lily era joven y bonita, y no quería ni pensar cual hubiese sudo su destino entre ese montón de chicos llenos de testosterona y esos matones qué estaban a sus órdenes, y lo peor, drogados y borrachos, como habían estado esa última noche. Definitivamente, no lo lamentaba. Si alguien era responsable de su situación era ella misma y así se lo hizo saber a Bruno.

*****
Fernando miraba a través de la ventanilla de la camioneta que los transportaba hacía el hospital, sus sentimientos estaban a flor de piel, todo esto había sido su culpa.

En un abrir y cerrar de ojos había perdido todo en lo que creía, esa gente, Iván y sus seguidores, desde un principio supo que algo andaba mal con ellos, pero estaba tan enojado con todos y con la vida misma, que hizo caso omiso a las alarmas, que no solo él vio, también las vio su hermano y tampoco le prestó oídos, cuando le advirtió, luego estaba su amigo, lo había perdido de la forma más horrible, aunque si era sincero, ya lo había perdido desde hacía tanto tiempo atrás y no se había dado cuenta, eso era lo peor, que su vida giraba alrededor de él y nunca lo vio venir, nunca se percató de su verdadera cara, de sus intenciones, de lo celoso que estaba de él, ni de la envidia que lo corroía. Por desgracia, esto lo estaba viendo hasta ahora, cuando había estado conviviendo con su cadáver y tenía todo el tiempo del mundo para pensar y reflexionar sobre su vida, sobre la gente de la cual había estado rodeado, pensando que eran lo mejor, como Salvador, como sus abuelos, y despreciando a gente que al final de cuentas, era quienes estaban a su lado, dando la cara para que él no sufriera daño, como su padre, al que había despreciado gran parte de su vida y a esa mujer que ahora sabía, se llamaba Julia, que de verdad debía amar a su padre para estar en esa situación por él, y que ahora admiraba en ella.

Sumido en sus pensamientos y haciendo caso omiso a su dolor, no supo por qué se detuvieron, hasta que miró la escena más adelante, ya Julia había bajado casi corriendo y se había posicionado junto a su padre que miraba como Braulio era atendido antes de subirlo a la ambulancia estacionada a un lado del camino. También él bajó con dificultad, la verdad era que apenas se podía sostener en pie, se sentía muy mal, pero en comparación a su hermano estaba bien, y también vivo, no como Salvador.

Cuando bajó, no pudo acercarse a su padre como lo hizo ella, era consciente de que había arruinado su relación, y que tenía que pagar por ello, como ahora que tenía que ver de lejos como le daba su amor y protección a una desconocida, y sé asombró, porque por primera vez, no sentía esa rabia de que estuviera con otra mujer, y menos tratándose de Julia. Ahora entendía que era una buena mujer, que más que haber estado preocupada por sí misma, lo había estado por él, por su hermano, y por su padre. Los miraba y sentía que su madre no estaría enojada por esta relación, después de todo su padre tenía muchos años de haber enviudado. ¿cómo no lo entendió antes? Y, sobre todo. ¿cómo no lo aceptó antes?

Cuando su padre lo buscó con la mirada, y lo encontró, pero se quedó en su lugar abrazando a Julia, entendió que no lo había perdonado y lo aceptó, su testarudez había ocasionado que todos estuvieran en peligro de muerte, incluida Julia que no tenía por qué haber pasado por esto y que su hermano estuviera ahí, en estos momentos debatiéndose entre la vida y la muerte.

Sin decir más regresó a la camioneta, con el corazón oprimido.

ROMPIENDO MIS CADENAS/ No.1️⃣5️⃣ Serie: HOMBRES DE LA SIERRA Where stories live. Discover now