CAPÍTULO 38 TE AMO

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Los días se sucedieron con rapidez, mientras Bruno veía por sus hijos en el hospital, Aureliano se había hecho cargo de Rosendo y su gente, bajo la supervisión de Santiago, para ellos la vida no volvería a ser la misma, y seguramente para Bruno y su familia tampoco, incluyendo a Julia y sus hijas.

Esa mañana llegó temprano, Raquel y Fernanda se retiraron a la cafetería para desayunar aprovechando su presencia, pero la notó triste.

_ ¿Sucede algo? - interrogó acercándose a ella.

_ Mañana me dan de alta. - bajó la mirada tratando de contener las lágrimas.

_ ¿Y eso es motivo de tristeza? - levantó su rostro con delicadeza.

_ No debería de serlo. - miró su varonil rostro. _ Es solo que, una vez que esté totalmente recuperada, mis hijas se van.

_ No tiene por qué ser así. - dijo pensando que lo hacían debido a que ellos les habían comunicado su decisión de formar una familia. _ ellas siempre serán bienvenidas en nuestra casa, ya son parte de mi familia.

_ Agradezco tanto tus palabras, y jamás dudaría de que les permitieras quedarse conmigo, esto es más serio, las dos desean quedarse en el lugar en donde han estado todo este tiempo, en el rancho de los Elizalde, Raquel desea convertirse en doctora y Fernanda en enfermera, y con Daniela, la esposa de Leo Elizalde, han encontrado una aliada, ellos les ofrecieron la posibilidad de estudiar, y les ofrecen trabajo en la clínica qué tienen, yo sé que es maravilloso para ellas y que es una oportunidad única, algo que yo no les puedo dar y que se lo merecen, pero me entristece el ya no poder tenerlas conmigo.

_ No quisiera decir esto, sin parecer insensible, se sentó a su lado tomando sus manos entre las suyas. _ pero es la ley de la vida, los hijos crecen y se van tras sus sueños y sus proyectos y a veces no nos queda más que apoyarlos.

_ Lo sé, pero no deja de doler.

_ También lo sé. - le sonrió condescendiente. _ siempre se llega el día en el que ya no nos pertenecen, en el que ya no nos escuchan o que se independizan, aunque sigamos al tanto de ellos o ellos al pendiente de nosotros, te aseguro que, aunque estén lejos, no te dejarán, y si es por el dinero que se tengan que ir, yo puedo financiarles sus estudios, no solo colegiaturas, también materiales, vivienda, todo lo que necesiten.

_ Gracias. - suspiró, no dudaba que él hiciera eso por ellas, pero creía que algo más las movía a estar allá, y si era sincera daba gracias de que estuvieran en ese lugar, rodeadas de gente que sabía las protegerían, además, ahí se encontraba Oscar y cerca de ellos, Ismael y Javier, los hombres que las habían sacado del peligro en donde habían estado por tanto tiempo sin contar con que Leo Elizalde y su esposa, se estaban haciendo responsables de ellas, y la gran ventaja que tenían era que Daniela dirigía su propia clínica, además de una escuela de enfermería, que era donde ellas deseaban ingresar, y aunque la meta de Raquel a largo plazo era convertirse en doctora, empezaría por titularse como enfermera. _ por desgracia tú tienes tus propios asuntos que resolver con tus hijos. - lo miró agradecida. _ ellas estarán bien.

_ ¿Y tú? - la miró con preocupación.

_ También lo estaré. - le sonrió. _ Contigo a mi lado, superaré cualquier cosa, y tú también deberías de hacerlo.

_ ¿Hacer qué? - interrogó, aunque entendía perfectamente a qué se refería.

_ A tus hijos, no puedes seguir evitándolos, ya es tiempo de que hables con ellos. Creo que es tiempo de que los enfrentes.

Ella tenía razón, pero en esto, estaba siendo un cobarde, Fernando ya había sido dado de alta, pero permanecía en el hospital por su hermano, Lily, alternaba sus visitas con sus estudios, prácticamente ahí vivía, él había optado por rentarles un departamento cerca del hospital, pero la mayoría del tiempo estaban con su hermano, ¿y Braulio? él mejoraba día a día.

Si bien, Braulio era su excusa principal para no hacerse presente ante ellos, para no provocar algún tipo de altercado, que repercutiera en su salud, ahora ese pretexto se hacía cada vez más débil, pronto sería dado de alta, porque estaba evolucionado bien, y él tendría, que enfrentarse una vez más a sus hijos, y no quería hacerlo, Lily le había asegurado que sus hermanos ya no eran los mismos, que estaba segura de que no lo seguirían rechazando, después de lo que había hecho por ellos, sin embargo, él tenía sus reservas, tantos años de odio y rencor no podían terminar de la noche a la mañana, y él estaba tan cansado que prefería no comprobarlo, al menos no por el momento, porque tarde o temprano tendría que hacerlo.

_ Aún no estoy preparado para recibir otro rechazo. - dijo. _ esa es la verdad.

_ Yo estuve ahí. - dijo mirándolo a los ojos. _ se lo que ambos vivieron, y créeme que de verdad sería imposible que siguieran siendo los mismos. Estuviste ahí para ellos. - acarició su rostro con amor. _ cuando más lo necesitaron. De verdad. Nadie más quiso dar la cara por ellos, fuiste tú quien les tendió la mano, no solo diste lo que necesitaban, estuviste presente, pusiste tu vida en peligro.

_ Como tú. - tomó su rostro entre sus manos conmovido. _ jamás lo olvidaré. - la acarició con delicadeza. Eres una mujer excepcional, y soy tan afortunado de que estés a mi lado. - besó sus labios con ternura. _ te amo. - la abrazó con fuerza. _ No quiero perderte... nunca.

_ ¿Por qué habrías de perderme? - replicó sin apartarse de su lado.

_ Mi vida no es fácil, todo aquel que me rodea corre peligro, lo acabas de vivir, además están tus hijas, quizás prefieras seguirlas a donde ellas estén.

_ Tú lo dijiste hace un momento, ellas están creciendo, ya son adultas y esté con ellas o no, harán su vida y ahora que he redescubierto el amor, no quiero estar sola, ya no. Ellas lo entenderán.

_ Si tu no me dejas, yo jamás lo haré. - la abrazó con fuerza. _ pensé que jamás volvería a amar, y te encontré a ti. Es algo tan fuerte y tan maravilloso, que difícilmente podría sobrevivir sin ti. - la besó de nuevo.

Ella se entregó a cúmulo de sensaciones que él provocaba en ella, sabía que ya no podría dejarlo, ni siquiera por sus hijas, no cuando sabía que ellas ya no la necesitaban. Ahora él era su tabla de salvación y era egoísta, pero se aferraba a ella. Con devoción paso sus manos por su cuello, acariciando su nuca, era una locura, pero quería retenerlo, disfrutarlo, aspirar su aroma y sentirlo rodeando su frágil cuerpo. Sintió como él musculoso cuerpo de él, respondía a su tacto y sus poderosos brazos la rodearon acunándola contra su pecho. Su beso se profundizó y ella se perdió entre miles de sensaciones. Su mente de inmediato la transporto a su hogar, no a donde había vivido por tantos años, si no al que compartiría con él, al que aún no conocía, al que ansiaba llegar. Él no le había propuesto matrimonio, y quizás no lo hiciera, no lo esperaba, ambos eran adultos, con hijos adultos, y aunque le hacía ilusión, el que no se casara con ella, no le impediría seguirlo hasta el fin del mundo. La vida era incierta, cualquiera de los dos podría perderla en cualquier momento, y más en el ambiente en el que les había tocado vivir. La muerte de su primer esposo era el claro ejemplo de que tenía que vivir la vida al máximo, mientras la tuviera, y ahora la tenía al lado de otro maravilloso hombre.

ROMPIENDO MIS CADENAS/ No.1️⃣5️⃣ Serie: HOMBRES DE LA SIERRA Where stories live. Discover now