EPÍLOGO Parte II

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Ahora a casi un año de lo sucedido Julia, había vuelto a tener contacto con su familia, se había reencontrado con sus hermanas y con su sobrina en el rancho de Santiago, en aquella reunión en donde presentaron a las dos nuevas herederas de la familia Morán.

_ ¿Y tú que haces aquí? _ le habían dicho. _ te fuiste y ni siquiera te despediste.

_ Fue una oportunidad que se me presentó. - dijo. _ y la tomé, no estaba planeado, además, ustedes estaban tan ocupadas en sus asuntos, así que no pensé que les importaría si me iba o no.

_ Y ahora qué es lo que haces? - la miraron con curiosidad, le extrañó que ya no la miraran con desprecio, aunque su actitud le demostraba que se seguían sintiendo superiores a ella. _ seguro que Elizabeth te colocó en alguna casa rica para que sirvieras ahí. _ dijo Liliana.

_ Si ella tiene tanto dinero, debió de contratarte ella misma. - intervino Marina, después de todo eres su tía, ganarías tu y ganaría ella.

_ Yo no le cobraría por servirle, además a mi esposo no le agrada que yo trabaje, no me deja hacerlo.

_ ¿Te casaste? - la miraron sorprendidas.

_ Seguramente con un viejo gruñón y machista. - la miró Marina despectiva. ¿a quién podrías atraer tú? - su mirada era burlona.

_ Debe de ser uno de los peones del rancho. - dijo Liliana. _ Aún el más bajo te dará una mejor vida que la que tenías allá. - reconoció. _ el hecho de que no tengas que trabajar es lo mejor que te pudiera pasar. - había dicho, seguramente recordando que ahora ella se veía obligada a hacerlo para poder subsistir, después de haberlo tenido todo y luego perderlo.

_ Saliste más lista de lo que creíamos. - dijo Marina. _ pero ¿por qué conformarte con un muerto de hambre? aquí puedes escoger lo mejor de lo mejor, solo mira a tu alrededor. Si tengo suerte, de aquí salgo con pareja, sí o sí. - había dicho muy segura de sí misma. _ vean esos ejemplares. - se le iban los ojos en cada hombre que pasaba.

_ Los más importantes son muy jóvenes. - dijo Liliana. _ además ya están casados y con hijos.

_ Para mí no es problema. - aseguró Marina. _ yo puedo tener a cualquiera, aunque al único que no he visto con pareja es a uno que siempre está hablando con Santiago, está guapísimo y por lo que he averiguado es la mano derecha de él, además de que es más o menos de nuestra edad.

Recordó que su corazón dio un brinco, supo que estaban hablando de Bruno, su hermana sin duda era muy atractiva, bien podía conquistar a cualquier hombre si se lo proponía, además, sabía cómo hacerlo, se imaginó si Bruno la cambiaba por ella y se angustió, sin embargo, sus dudas pronto fueron disipadas.

Sus hermanas insistieron en que querían conocer su casa, incrédulas todavía de que, de verdad estuviera casada y tuviera un lugar donde vivir.

No cabía duda de que existía la justicia, jamás olvidaría sus caras cuando al día siguiente, Santiago las llevo al rancho de Bruno y ella junto con su esposo las recibieron a ellas y a Larisa, como los dueños del lugar.

_ Es un gusto conocer a las hermanas de mi esposa. - Bruno las saludo con un fuerte apretón de manos, también a Larisa, aunque ninguna fue capaz de responder al saludo de forma inmediata, las tres estaban en shock, no lo podían creer, y menos podían creer cuando Bruno con paciencia les mostró la majestuosidad de la casa y el rancho, era casi tan próspero y hermoso como el de Santiago, el lujo y la modernidad hacían gala de presencia, los empleados se dirigían a ella con sumo respeto, con sumisión y amabilidad, sabía que Bruno lo estaba disfrutando a morir, él conocía lo que había sufrido a causa de ellas y estaba llevando las cosas para demostrarles lo que ahora ella era, además no perdía oportunidad para dar muestra de cuanto la amaba, delante de ellas. Así que, sí, el destino se había encargado de ponerlas en su lugar, a las tres, porque las tres le habían hecho la vida imposible, y siempre la habían tratado de forma prepotente y humillante, ahora estaba por encima de ellas y aunque no se vanagloriaba de ello, la verdad era que se sentía tan bien el dejarlas sin habla y además viendo que ella tenía lo que ellas jamás podrían alcanzar, no solo un lugar idílico donde vivir, decenas de empleados que obedecían sin protestar a una orden suya, riquezas que ninguna de las dos podría siquiera soñar, si no el amor de un atractivo hombre que ponía el mundo a sus pies y que en esos momentos rodeaba su cintura con amor y con posesión, demostrándoles que ella era suya y él de ella.

*****
Aureliano Montero miró la escena, hacía mucho tiempo que no se sentía tan nervioso, su corazón empezó a latir con fuerza, para él era importante hacer esto, pero no estaba preparado y quizás nunca lo estuviera, sin embargo, se los debía, ¿cómo lo tomarían ellos? No lo sabía, ¿lo perdonarían? O lo odiarían más, tampoco lo sabía, pero tenía que dar el paso, por ellos, por él mismo y por su gran amigo Bruno. Sabía que Bruno lo había perdonado ya, pero sus hijos no, y entendería cualquier cosa negativa que sucediera ahí, sin duda se la merecía y lo aceptaría.

Se acercó al grupo, Bruno lo miró y se puso de pie para recibirlo.

_ Chicos, él es la persona que esperábamos.

Los miró a todos sentados a la mesa, en una de las terrazas del rancho de Bruno.

_ Su nombre es Aureliano Montero. - continuó.

_ Yo te recuerdo. - se incorporó Fernando. _ estuviste en la bodega, cuando nos secuestraron, me contaron que fuiste tú, quien disparó contra el hombre que estaba a punto de asesinarme, gracias. Me salvaste la vida. - se iba a acercar a él.

_ No me las des. - lo detuvo serio. _ No me conoces, ni sabes que fue lo que hice.

_ Sé que me salvaste la vida, que eres amigo de mi padre y que estuviste para nosotros cuando más lo necesitábamos.

_ Es verdad. - intervino Lily. _ fue a ti a quien llamó Julián, el hombre que nos rescató a mi tía y a mí. Tú los dirigías, recuerdo tu nombre.

Aureliano sintió náuseas, todo se le estaba saliendo de control, esos chicos lo estaban viendo como un héroe, cuando él tenía que confesarles que había asesinado a su hermano y que era el causante de la tragedia que había acompañado a su familia durante todos estos años.

_ Por favor deténganse. - pidió. _ tengo algo muy importante que decirles, necesito que me escuchen hasta el final, luego sacaran sus propias conclusiones y decidirán si merezco siquiera que me dirijan la palabra.

Todos se sorprendieron de su actitud tan extraña, buscaron la aprobación de Bruno con la mirada, y él les asintió con la cabeza, entonces entendieron que debían escuchar.

_ ¿Recuerdan la muerte de su hermano? - empezó. _ Claro que la recuerdan. - se contestó a sí mismo. _ es algo que jamás se podría olvidar. - estaba sumamente nervioso, aunque no lo demostraba. _ fui yo quien lo llevo a la muerte. Su padre trabajaba para mí.

Todos se quedaron en shock, no daban crédito a sus palabras, su benefactor, el hombre que les acababa de salvar la vida hacía unos meses atrás, era el mismo que les había arrebatado a su hermano.

_ ¡TÚ...! _ quiso abalanzarse con furia Fernando sobre él. ¡FUISTE TÚ!

ROMPIENDO MIS CADENAS/ No.1️⃣5️⃣ Serie: HOMBRES DE LA SIERRA Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon