CAPÍTULO 32 AMIGOS

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Santiago Morán, miró a su amigo, y aunque había estado siempre alrededor de él, no habían estado frente a frente desde que se separaron en la casa de Julia, cuando él le pidió que fuera hasta ese lugar lejano expresamente para que la sacara del peligro, la opresión y la pobreza en la que vivía.

Nunca se imaginó los giros que daría la vida y las circunstancias que los unirían de nuevo.

Sin duda había dejado sus cosas para estar con su gran amigo y compañero, aun cuando él no se lo hubiera pedido, pero siempre habían estado juntos, siempre apoyándose uno al otro, siempre dándolo todo, como ahora, que había puesto en movimiento a medio mundo para localizar al padre de ese chico idiota que se había metido con la familia de Bruno, sabía que Bruno ya tenía el control de la situación, pero nunca le venía mal su ayuda, ni la de ninguno de los hombres de la sierra, como en esta ocacion que fue Aureliano quien se ofreció a apoyarlo en cuanto supo por la situacion por la que estaba pasando Bruno, así que se metió de lleno para echarle la mano en lo que fuera necesario, como cuando su gente y la de él, les despejaron el camino a los hombres de Bruno, cuando fueron a rescatar a Lily y su tía, y evitar así un enfrentamiento entre su gente y quienes vigilaban la casa de día y noche esperando que Lily regresara, y cuando los hombres de ambos con Aureliano a la cabeza, se unieron a los de Bruno para someter a la gente que ese chico tenía y a la que su padre había llevado consigo, y él mismo se había metido de lleno, acompañado de Aureliano, cuando en persona se presentó ante Rosendo Granados, para advertirle acerca de lo que su hijo estaba haciendo y de las consecuencias que esto tendría, si lastimaban a alguien de los que tenía secuestrados.

Ahora las cosas empezaban a acomodarse, sabía la angustia de su amigo y todo lo que aún tenía que hacer, así que él mismo fue por Lily para traerla con su padre y sus hermanos.

Y aunque no estaba planeado, se encontraron a la salida del hospital, ellos llegaban, mientras que él salía.

No fueron necesarias palabras, ambos se unieron en un fuerte abrazo.

_ Gracias. - dijo Bruno. _ una vez más estás para mí.

_ Y estaré siempre. - contestó él. _ eso no quita mi molestia. - lo miró a los ojos. _ debiste llamarme desde el principio, no tenía por qué enterarme por alguien más.

_ No podía interrumpir tu tiempo con tu esposa. Por fin podían estar un tiempo juntos.

_ Ella lo hubiera entendido, no es excusa. - le recriminó. _ después de todo era yo quien tenía que tomar la decisión.

_ Aun así estuviste. - dijo conmovido. _ y te lo agradezco de corazón.

_ Son unas por otras. - le quitó importancia. _ Pero ahora alguien te espera.

Y era verdad, Lily esperaba ansiosa junto a su tía.

En cuanto Bruno se apartó de Santiago, se fundieron en un fuerte abrazo, era imposible no derramar lágrimas, cuantas veces ella no había deseado sentir el abrazo protector de su padre y cuantas veces él no había ansiado estar de regreso en la vida de sus hijos, especialmente de su pequeñita, que era la única que no lo miraba con rostro acusatorio, ahora por fin estaban juntos, por fin podían decirse mutuamente cuanto se amaban, sin cuidarse de los demás, sin ocultar sus sentimientos.

Ninguno de los dos reparó en el tiempo, ninguno tenía prisa por separarse, lo único que les importaba era transmitirse ese sentimiento mutuo, que por tanto tiempo se habían guardado para sí.

_ Te extrañé tanto. - dijo ella entre sollozos contra él pecho de su padre.

_ Mi pequeña. - acarició con ternura su cabeza. _ nunca quise dejarlos. Perdóname. - su voz se quebró. _ por favor dame otra oportunidad y te demostrare cuanto te amo.

_ Ya lo has hecho. - dijo ella con las lágrimas aun corriendo por sus mejillas. _ Estás aquí y es lo que importa.

Se volvieron a fundir en un tierno y desesperado abrazo, ante la mirada de Santiago y Rosa.

_ Gracias. - se volvió Bruno hacia ella, cundo por fin se separó de su hija. _ nunca podré pagarle por haber cuidado de mis hijos.

Rosa se quedó estática, no esperaba esto y no entendía por qué se lo decía, nadie, excepto los chicos sabían que era ella quien se había hecho cargo de los tres, de ahí en más todos creían que eran sus abuelos, quienes cuidaban de sus nietos.

_ Sé que ha sido usted, quien ha estado a cargo de ellos. - dijo ante su asombro. _ Gracias por lo que ha hecho y por no rendirse. - se acercó y la abrazó.

Ella no pudo contener el llanto, hasta ahora nadie le había agradecido de esa forma, su hermana y su cuñado daban por sentado que ella tenía la obligación de hacerse cargo no solo de sus nietos, si no de muchas cosas más, creían que se los debía, por el simple hecho de tenerla en su casa, en donde más que un miembro de la familia, se había convertido en una sirvienta a su servicio, una sirvienta que no cobraba y que no protestaba.

_ Gracias. - repitió él con emoción.

_ No tiene que agradecerme. - dijo cohibida una vez que se separaron. _ lo hago porque son mis sobrinos y los amo.

_ Lo sé. - dijo él. - se nota su amor por mis hijos, pero no era su obligación, así que gracias... por estar siempre para ellos, y para Graciela cuando la necesitó.

_ También era mi sobrina, también la amaba y no podía dejarla mientras me necesitaba.

_ Le debo mucho. - insistió él, sé que no me está cobrando, ni espera nada a cambio, pero no lo voy a olvidar.

Después de ese emotivo encuentro todos regresaron al interior del hospital, Bruno condujo a Lily y a Rosa hacía la habitación de Fernando y luego a Santiago a la de Julia.

_ Elizabeth no sabe nada de esto. - dijo Santiago después de un rato de estar con ella y de constatar que se pondría bien. _ Supongo que estarán de acuerdo conmigo en que no lo sepa. - miró a Julia y luego a Bruno.

_ Por mí no lo sabrá. - dijo Julia. _ No tiene caso preocuparla.

_ Gracias por comprender. - dijo Santiago. _ en unos días pienso traerla a que le hagan unos chequeos de rutina, espero que para entonces ya esté recuperada y pueda irse con nosotros.

Julia lo miró consternada, no supo que decir.

_ Creo que tenemos que hablar al respecto. - intervino Bruno, pero ahorita no es el momento. - aclaró ante la incomodidad de Julia.

Santiago miró de uno a otro, algo no estaba bien, lo supo de inmediato, de hecho, lo deseaba desde que decidió pedirle el favor a Bruno de ir por ella y sacarla de aquél lugar, la idea se instaló en su loca cabeza, pero la verdad no creyó que se diera, ambos eran tan reservados en cuanto al amor, que pensó que su intento de lograr un acercamiento entre ellos fracasaría estrepitosamente, sin embargo, no había estado tan errado en su percepción. Seguro Elizabeth estaría feliz, tanto como lo estaba él, su amigo Merecía ser feliz y Julia también.

No dijo más, ambos se veían tensos, dejaría la celebración y la felicitación para más tarde, para cuando Bruno, que de seguro lo haría, se lo dijera.

*****
Braulio se despertó, sentía el cuerpo pesado y la cabeza le daba vueltas, abrió los ojos y se dio cuenta de que se encontraba en la sala de un hospital, miró hacia un lado y descubrió a Fernando en la cama de al lado, parecía dormido, así que no hizo el intento de hablarle, miró más allá y se dio cuenta de que su hermana y su tía Rosa estaban sentadas en un sofá al otro lado de la sala, Lily concentrada en unos libros, al parecer de la escuela y su tía con una revista en la mano. Estaba a punto de llamarlas, cuando lo miró a él, a su padre. De pronto todos los recuerdos de lo sucedido vinieron a su mente como cascadas, sabía que estaba ahí por él, recordaba claramente sus palabras de aliento y sus brazos fuertes sosteniéndolo y sacándolo de ese maldito infierno que había vivido y que de no ser por su intervención, no estaría ahí, un nudo se formó en su garganta, no importaba lo que hubiera hecho en el pasado, ni que los hubiese abandonado, lo quería de vuelta, quería volver a sentir ese amor que de chicos les prodigaba, esa sensación de seguridad que su sola presencia les infundía. Lo quería a él, no importaba que dijeran sus abuelos. Estaba a punto de hacerse notar y atraer su atención, cuando lo miró ponerse tenso, luego supo por qué.

ROMPIENDO MIS CADENAS/ No.1️⃣5️⃣ Serie: HOMBRES DE LA SIERRA Where stories live. Discover now