CAPÍTULO 31UN RAYO DE LUZ EN MI OSCURIDAD

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Bruno miró como las puertas de la ambulancia que trasladaba a su hijo se cerraban y él se quedaba.

_ Será mejor que nos alcances allá. - había dicho Justin, te dejaría ir aquí con él, pero necesitamos el espacio para maniobrar, no te puedo mentir, ya podemos trasladarlo, pero su estado es muy inestable y no sabemos lo que pueda suceder. _ solo te prometo que no lo dejaremos y haremos todo lo que esté en nuestras manos. - le había dado un fugaz pero sincero abrazo y había subido con rapidez a la ambulancia, ahora iban de camino con las sirenas encendidas.

Él hubiera deseado seguir de cerca el trayecto de esa ambulancia, pero era consciente de que, aun llegando al hospital, no iba a poder estar con su hijo, iba directo a quirófano, Justin se lo había dicho, así que tenía que esperar, ya le había pedido a Julia que lo esperara en la camioneta donde momentos antes transportaba a Braulio, ahora tenía algo más que hacer y se dirigió hacia donde Fernando esperaba.

_ Te preguntaría cómo te sientes. - se acercó a él. _ pero sé que no estás bien. Me gustaría llevarte al hospital junto con Julia. - dijo esperando oír una oleada de gritos y reproches, sobre todo por atreverse a llevar a Julia junto con él, pero se sorprendió cuando no dijo nada, solo se quedó mirándolo. _ ¡por favor! - pidió con un nudo en la garganta. Estaba cansado del odio de sus hijos, habían sido días tan duros que lo que menos deseaba era otro enfrentamiento con él.

Estaba a punto de dar la vuelta y regresar al lado de Julia, cuando, por fin escuchó su voz.

_ ¡Perdóname! - no solo lo dijo, bajó de la camioneta y lo abrazó como si no hubiera un mañana. _ ¡por favor, perdóname! - su voz era un susurro, el llanto no lo dejaba hablar, pero lo dijo. _ ¡perdóname por favor! ¡no quise...! ¡nunca fue mi intención...!

_ No hay nada que perdonar. - no pudo evitar acariciar su cabeza, como cuando era pequeño y su hijo lo amaba por sobre todas las cosas. _ Todo terminó, y estarás bien, tú hermano estará bien. Solo no olvides algo. - dijo antes de separarse. _ te amo, los amo y nunca he dejado de hacerlo.

*****
Bruno salió de la habitación y se dirigió hacia la otra, Fernando estaba dormido. Le habían aplicado un sedante tenía muchas contusiones, pero nada que pusiera en peligro su vida, su situación era delicada, pero se recuperaría, en cambio Julia, tenía lesiones más graves que él, esa gente se había ensañado, pero aun así agradecía que solo hubiesen sido golpes, porque por lo general, lo primero que hacían era abusar de las mujeres y no había sucedido así, quizás buscaban hacerlo más tarde, pero agradecía que no lo hubieran hecho por los motivos que fuera.

Ella ya le había explicado todo lo sucedido, sus razones para dejar el hotel y acudir a su casa y lo sucedido una vez ahí, y él le había informado que Lily y Rosa estaban ya a salvo, en un lugar seguro.

_ Gracias. - dijo. _ nunca voy a poder pagarte por lo que hiciste.

_ No fue planeado. - sonrió con debilidad, el medicamento la mantenía somnolienta. _ creo que fue Dios, quien movió todo.

_ Yo también lo creo. - dijo él tomando su mano entre las suyas y acariciándola con ternura. _ y creo que Él te envío a mi vida, porque desde que estás tú, has sido un rayo de luz en mi oscuridad, un rayo de luz, que no quiero que desaparezca. - dijo con sinceridad.

Ella lo miró sin saber que decir, también él había cambiado su vida, le era imposible pensar que sería de ella sin su presencia, aunque tenía a sus hijas, sabía que ellas harían su vida y se quedaría sola, y el amor que ellas le daban no tenía nada que ver con lo que Bruno le hacía sentir, él era fuerza, vitalidad, energía, emanaba poder, que la hacía a ella sentirse poderosa, le daba vida, le daba esperanza, le daba fuerza, fe para vivir.

_ Sé que no es el momento. - dijo ante el silencio de ella, _ pero no quiero que te vayas, sé que te dije que dejaríamos el hotel y te llevaría con Elizabeth, pero no quiero dejarte ir. Quiero que te quedes conmigo, aun sabiendo que soy egoísta. - la miró a los ojos. _ Porque ya conoces de primera mano mi estilo de vida, y los riesgos que el estar conmigo conlleva, aun así, me atrevo a pedirte que te quedes conmigo. Por favor.

_ Sé lo que eres. - también lo miró a los ojos. _ y sé a lo que me enfrentaré si me quedo, y sólo puedo decirte que quiero estar contigo, que quiero que tu familia sea mi familia, tus problemas serán mis problemas y tus alegrías serán mis alegrías.

Ambos se fundieron en un fuerte abrazo. Bruno no lo podía creer, no daba crédito, no entendía que la vida por fin le sonreía, por fin esa luz que tanto ansiaba que traspasase esa terrible oscuridad, ahora estaba penetrando y estaba tocando su corazón, su ser y toda su vida y se sentía tan bien.

_ Te amo. - susurró a su oído, luego tomó su rostro con delicadeza y la besó, un beso tierno, amable, que pronto se transformó en pasión.

_ Nunca más podría vivir sin ti. - se acomodó entre esos fuertes brazos qué la rodeaban. Gracias por darme la oportunidad de permanecer a tu lado y ser parte de tu vida.

_ El que no podría vivir sin ti soy yo. - le sonrió con ternura. _ soy yo quien te da las gracias por llegar a mi vida. Te amo
- volvió a repetir.

_ Y yo a ti. - dijo con pena. Estaba consciente de que ya no era una jovencita, de que no se trataba solo de ella, no sabía que opinarían sus hijas de todo esto, y los hijos de Bruno, sin duda se venían tiempos de lucha, pero su corazón ya había decidido y sin duda lucharía por su amor.

*****
Braulio iba y volvía de la inconsciencia, si bien no sentía dolor, su mente se hallaba confundida. No sabía en donde estaba, la mayor parte del tiempo escuchaba voces totalmente desconocidas, en algún punto de su tiempo, le había parecido escuchar la voz de su padre, pero eso era imposible, su padre no los quería, los había dejado con su madre moribunda, no podía estar ahí, con él, menos diciéndole que lo amaba, que saldría de esta, pero no sabía a qué se refería, la verdad era que no sabía que había sucedido, porque estaba en esa condición, por qué no podía moverse, ni abrir sus ojos, porque no podía hablar y pedir una explicación. Lo único que sentía era aquél deseo de dormir, aquél embotamiento de su mente que no le dejaba pensar con claridad, como ahora, que las ideas se mezclaban unas con otras, porque de pronto recordaba un secuestro, golpes, a una mujer gritar que ya lo dejaran, la voz de su hermano pedir lo mismo, después nada, ni un recuerdo, y de momento de nuevo dolor, más golpes, la voz de su padre otra vez, diciéndole que lo sacará de ahí, que todo estará bien, y él creyéndole, ansiando que de verdad sea él y que de verdad hará que su sufrimiento pare, y una vez más esa sensación de mareo, en donde todo le da vueltas y sin remedio se pierde en la inconsciencia.

Bruno salió de la habitación de Braulio, no era hora de visita, pero Justin había dado la orden de que lo dejaran verlo, había salido de la cirugía, estaba evolucionando bien, pero seguía delicado, y por su bien lo mantenían sedado. Sabía que estaba dormido, aun así, le había expresado cuánto lo amaba, y cuánto lo necesitaba. Aún si no lo escuchaba.

Ahora estaba saliendo, aún tenía mil cosas por hacer, aunque él hubiese deseado quedarse en el hospital para cuidar de sus tres amores y ver que todo estuviera bien, pero aún faltaba ir por su niña, que, aunque ya era mayor de edad, seguía siendo la niña de sus ojos.

Cuando por fin cruzó la puerta de salida no se sorprendió de ver quien lo esperaba, pero sí con quien estaba.

ROMPIENDO MIS CADENAS/ No.1️⃣5️⃣ Serie: HOMBRES DE LA SIERRA Where stories live. Discover now