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Me había quedado atónita. No podía creer que estaba parado frente a mí.

No lo veía desde el accidente, y verlo me causaba impresión. Se veía muy diferente. Su cabello estaba más largo y tenía más tatuajes.

A su lado estaba una pelirroja usando un vestido bastante revelador.

William me miró y luego a él.

-Qué... qué haces aquí?- le pregunté nerviosa.

-Estaba cenando con Megan- me dijo señalandola, haciendo que ella me dedique una mirada para nada simpática- Ha pasado mucho tiempo, cómo has estado? Te ves muy sexy.

Me tranquilicé. Éste era el momento para decirle todo lo que no pude años atrás, y no podía desaprovecharlo.

-Así que ahora te preocupas por cómo estoy? Porqué no lo hiciste la noche en la que terminé en el hospital cuando chocamos? La noche en que casi muero?

-Ya estabas en el hospital y a mí me dieron el alta- respondió como si nada.-No tenía porque quedarme ahí.

-Pero te necesitaba. Éras mi novio, yo te amaba con todo mi corazón y pensaba que tú también lo hacías. Aguante estar sola hasta que me dieron el alta pensando que tenías una razón por no haberme visitado.
Fuí una tonta por ir a buscarte a tu casa, solamente para encontrarte en la cama con una de tus muchas amigas.
Te disculpaste? Por supuesto que no lo hiciste. Yo solo era un juguete para tí, nunca te importé ni nada. Me lastimaste, y jamás te podré perdonar eso.

Limpié las lágrimas que salieron. Todos los sentimientos reprimidos de odio y rencor que tenía hacia él finalmente salieron, liberándome de un enorme peso en los hombros.

-Eso fué hace mucho tiempo. Porqué no lo superas? Yo ya lo hice y seguí con mi vida. Ahora deja de llorar y cálmate, que si no tu novio no te dará nada esta noche.

La pelirroja rió. Miré a William y tenía la mandíbula tensa y los puños apretados.

-Qué? No es mi novio, y además lo que haga no es de tu incumbencia- dije enfadada secándome las lágrimas.

-Así que ahora te acuestas con cualquiera, cómo la gran zorra que eres?

Antes de que pudiera responder, William se levantó y le pegó un puñetazo en la cara, haciendo que el cayera al suelo.

Todos en el restaurante nos miraron y yo me había quedado perpleja. La pelirroja se agachó y ayudó a Jacob a levantarse.

William sacó unos billetes para pagar la cuenta y los dejó en la mesa. Me tomó la mano y le dirigió una mirada de odio a Jacob.

-Vámonos- dijo y me guió fuera del restaurante.

Caminamos hacia el auto y luego entramos. Cerró la puerta y con los ojos cerrados apoyó su cabeza en el respaldar del asiento, respirando mientras trataba de calmarse.

Posé mi mano en su hombro, haciendo que el me mirara.

-Gracias- le dije y me acerqué para darle un beso en su mejilla.-No tenías porque hacerlo.

-No podía soportar que ese idiota te hablara de esa manera. Quién se cree?

-Ya pasó, no le tomes importancia.- le dije con voz suave.

Me miró y pasó una mano por mi mejilla, acariciándome con el pulgar. Quiso decirme algo pero luego se alejó.

Le dí una sonrisa.

Arrancó el auto y partimos a casa.

En el trayecto, agradecí que el accidente haya causado que Jacob y yo nos separemos. Estaba tan ciega que no me daba cuenta de la basura de persona que éra.

Llegamos al edificio y parqueamos. El bajó y me abrió la puerta del auto. Me ayudó a bajar y tomó mi mano.

Caminamos juntos hacia dentro, subimos al elevador y luego llegamos a nuestro piso.

Me acompaño hasta la puerta de mi departamento y la abrí. Aún seguíamos parados afuera.

-Perdón porque la noche no haya sido perfecta- me dijo acercándose más a mí.

-No fué tu culpa, igual la pasé bien. Gracias por todo.- le dije con una sonrisa.

-No hay porque. Oye...

-Sí? - pregunté.

-Te quiero.

El dió un paso al frente y puso sus manos en mis caderas.

Levanté mi vista y quedamos frente a frente. Mi corazón se aceleró.

-Tú me quieres?

No supe que responder.

Si lo quería? Claro que sí. Cuando estaba con William sentía cosas que nunca había sentido. Inexplicablemente me sentía feliz y segura a su lado.

Estar tan cerca suyo me daba ganas de besarlo, pero simplemente había algo que me lo impedía.

-Sí... pero, tengo miedo- dije con tristeza.

-Miedo?- dijo acomodándo mi cabello.

-Así es. No quiero que me rompan el corazón otra vez. No quiero sufrir.

Suspiró y me dió una mirada profunda.

-Desde que te conocí supe que no éras solo una casualidad. Acercarme a arreglar tu auto fué la mejor decisión que pude tomar. -lamió sus labios y siguió hablando-Sé que te han lastimado y sé que tienes miedo, pero yo sé que tú corazón puede volver a amar.
Prometo no romperte el corazón y amarte siempre, pero tienes que darme una oportunidad para demostrártelo. Lo harías?

Asentí.

-Entonces, quieres ser mi novia?- me preguntó dulcemente.

-Sí- respondí sonriendo.

En ese momento el inclinó su cabeza y suavemente me besó.

Todos mis temores desaparecieron con ese beso, y simplemente dejé que mis emociones tomaran el control.

El beso fué aumentando su intensidad.

Retrocedimos y entramos a mi departamento, cerrándo la puerta y sin separárnos nunca.

Llegamos a mi habitación y el me apoyó en la pared. Puso mis piernas alrededor de su cintura y sus manos recorrieron mis muslos, mientras que las mías se aferraban a su nuca.

Nos separámos y nos miramos. Nuestras respiraciones entrecortadas éran lo único que se escuchaba en la habitación.

Me bajó y lentamente empezó a bajar el cierre de mi vestido, el cuál cayó dejándome solo en mi ropa interior.

Desabotoné su camisa y luego el se la quitó, dejando su perfecto físico al descubierto. Luego pasé a hacer lo.mismo con su pantalón dejándolo en bóxers.

Me guió a la cama y se cirnió sobre mí. Volvimos a besarnos lentamente, disfrutando el momento.

Nos deshizimos de nuestras últimas prendas y nos unimos para volvernos uno solo.

Reposaba mi cabeza en su pecho mientras pasaba mis dedos por éste. Él me miraba y depositaba besos en mi cabeza.

-Éso fué increíble- me dijo mirándome con una sonrisa.

-Sí, tienes razón- dije levantándo la cabeza, quedándo frente a frente.

Él plantó un suave beso en mis labios.

-Moría por besarte, y ahora que lo hice no creo que pueda dejar de hacerlo- me dijo.

Reí y lo abracé. Me volví a acomodar entre sus brazos.

-Te quedas a dormir?- le pregunté.

-Cuando quieras- me respondió.

Cerré los ojos y dormí, con una sonrisa en el rostro.





Sin vuelta atrásWhere stories live. Discover now