''No prometo nada''

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Durante el  trayecto desde a la universidad al edificio lo único que se escucha es la suave música proveniente de la radio. Ninguno de los dos dice nada, y la verdad es que el silencio es algo incómodo. Juego con mi nuevo collar mientras observo la calle por la ventana, y luego poso mi mirada en William.

William está con la mirada al frente, concentrado en la carretera, y en ningún momento mira en mi dirección. Sé que piensa que aún estoy enfadada con él y que le tengo algún tipo de rencor, pero la verdad es que no. Si lo hiciera no me encontraría en su auto de ida a mi departamento. 

Yo sé que el aún me quiere y que sus sentimientos por mi aún no han desaparecido, y aunque los míos hacia él tampoco lo han hecho, no quiero que este hecho le haga pensar que todo volverá a ser como antes y que volveremos a estar juntos, porque no es así. No solo porque no quiera, sino porque tengo novio.

El auto se detiene lentamente frente al edificio y William apaga el auto.  Se quita el cinturón y luego abre la puerta para salir, cerrándola después de el. Yo tomo mi bolso y luego de sacarme el cinturón estoy por abrir la puerta, pero antes de que pueda hacerlo William ya lo hizo por mi.

Me tiende la mano para ayudarme a salir y yo la acepto por educación, y le agradezco una vez que ya estoy fuera del auto.  El esboza una leve sonrisa y luego comenzamos a caminar hacia el interior del edificio. 

William presiona el botón para llamar al ascensor y minutos después las puertas de este se abren. Ambos entramos y luego él aprieta el botón de nuestro piso. Cuando empezamos a subir, los nervios se empiezan a apoderar de mí y respiro para tranquilizarme. Al parecer el se da cuenta, porque pone una mano en mi hombro, haciendo que lo mire.

-Todo va a estar bien, no estás sola- me mira sonriendo, y la verdad que ese gesto ayuda a tranquilizarme.

Le devuelvo la sonrisa y en ese momento el ascensor se detiene y las puertas se abren. Salimos de este y caminamos hasta la puerta de mi departamento. Abro mi bolso y comienzo a buscar las llaves de este, ya que siempre las llevo conmigo por si acaso. Una vez las encuentro, las pongo en la cerradura.

-Aquí vamos- digo para mí misma y luego de respirar profundamente, giro la llave y abro la puerta.

 El departamento sigue igual a la última vez que estuve aquí, solo que un poco más sucio y con polvo debido a que nadie ha entrado ni ha limpiado. Yo entro primero y William me sigue, cerrando la puerta detrás nuestro.

Observo toda la sala y la cocina y la verdad es que no siento nada diferente dentro mío al hacerlo, por lo que mis nervios se van. Seguimos caminando en silencio y atravesamos el pasillo hasta llegar a mi habitación. La puerta está cerrada, así que la abro y entro directamente.

Y es ahí cuando me doy cuenta que estaba equivocada al pensar que no me iba a afectar en nada el entrar aquí si la sala no lo había hecho. La cama está deshecha, tal cual la dejé después de haber llorado toda la noche por William y por el bebé. Había algunas prendas de ropa tiradas desde mi vestidor hacia la puerta, que seguramente se me deben haber caído al haber hecho mi bolso para irme a la casa de mis padres el día que me fui, el día en que todo entre nosotros se acabó...

Siento el nudo en mi garganta formarse y unas cuantas lágrimas comenzar a salir. William está parado al lado mío y me mira como si se sintiera culpable de que esté así, y aunque en parte lo era, el no tenía la culpa de que me siga afectando tanto como ese día. Caminé hasta mi vestidor y al entrar a este, veo que en el piso se encuentra la caja con la ropita del bebé, y esta vez las lágrimas no pueden ser detenidas y salen con mucha fuerza.

Voy hacia ella y me siento en el suelo, tomándola y poniéndola sobre mis piernas.  Siento como William se sienta a mi lado mientras yo comienzo a sacar algunos enterizos, que al mirarlos, causan que más lágrimas salgan. 

Sin vuelta atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora