Huésped (Parte II)

163 6 0
                                    

Cómo le explico a William todo lo que está pasando? Cómo le digo que no salí con una amiga, que le mentí y que en realidad salí a encontrarme con mi ex-novio y es por eso que no le contesté el teléfono en todo el día? Cómo le explico el que mi ex-novio se esté quedando a dormir en mi departamento por un tiempo indefinido sin que se enoje? Y además, cómo le explico toda la historia de Ian sin que parezca una gran mentira? Digo, es algo muy de película como para que me crea con facilidad.

Quiero ganar tiempo para pensar pero William no me da la opción, ya que vuelve a tocar la puerta, poniéndome más nerviosa de lo que ya lo estoy. Suspiro. No tendría porque decirle la verdad, no por ahora al menos. No hasta que se me ocurra cómo explicarle todo.  

Respiro. Dejo mi bolso sobre la encimera de la cocina nuevamente y me acomodo el cabello. Camino haca la puerta del departamento mientras me digo a mi misma que actúe con normalidad. Exhalo un suspiro y luego esbozo una gran sonrisa al mismo tiempo que abro la puerta.

Como ya lo sabía, William se encuentra esperando del otro lado. Tiene una mueca de preocupación en el rostro, pero cuando me ve esta desaparece y es reemplazada por  una tierna sonrisa.

-Skylar, donde estuviste todo el día? Te llamé y te dejé mensajes pero no contestabas. Me tenías muy preocupado- habla mientras me atrae en un abrazo y luego de rodear mi cuerpo con sus brazos planta un suave beso en mi frente.

-Hola Will- saludo una vez que nos separamos para después plantar un suave beso en sus labios.- Lo siento, estuve fuera de casa todo el día y me quedé sin batería. Quieres pasar?- le pregunto con la intención de cambiar el tema.

Al parecer esto funciona, ya que el no me pregunta nada más y simplemente camina dentro del departamento. Cierro la puerta detrás nuestro y lo sigo, sentándome al lado suyo en uno de los sofás.

-Cómo te fue con tu amiga?- me pregunta una vez que me acomodo bien el asiento.

-Bien, hace mucho que no nos veíamos, es por eso que se nos fue la tarde sin que nos demos cuenta. Nos la pasamos charlando, riendo y poniéndonos al día- miento y me quedo mirándole, rogando por que me crea.

-Me alegro. La pasaste bien entonces?- habla acomodando un mechón de cabello detrás de mi oreja mientras observa mi rostro.

-Si, la pasé bien- contesto, y no puedo evitar sentirme mal al ver la manera en que sus ojos me miran y lo fácil que me creyó.- Te extrañé.- añado, y aunque no es mentira, lo hago más por el peso de conciencia que por otra cosa.

-Yo también te extrañé- responde al mismo tiempo que pone una de sus manos en mi cintura y me atrae más hacia él, hasta que nuestros rostros quedan a centímetros el uno del otro.- Que te parece si recuperamos el tiempo perdido?

Dice esto con tono seductor al mismo tiempo que me dedica una mirada pícara que hace que sonría. Rodeo su cuello con mis brazos y pongo mis manos en su nuca, atrayéndolo para luego unir nuestros labios en un beso.

Él no tarda en seguirlo y presiona suavemente mi cintura con sus manos, acercándome más a él. Comienza a aumentar la intensidad poco a poco. Nuestras respiraciones y latidos se aceleran, y el beso cada vez es más rápido. Me toma de la cintura y me sube sobre su regazo, acomodando mis piernas una a cada lado. Baja sus manos a mis piernas y comienza a acariciarlas con suavidad. Lentamente va subiendo y comienza a subir el vestido celeste que traigo puesto.

Yo jalo suavemente el cabello de su nuca, ganándome un gemido de su parte. Está a punto de sacar el vestido cuando en un breve momento de lucidez me acuerdo que Ian se encuentra en el departamento a solo unos cuantos pasos de distancia. Mierda. Me separo con dificultad de él, rompiendo el beso, ganándome una mirada confundida de su parte.

Que le digo? No puedo decirle que no quiero hacerlo, porque la verdad es que si quiero. No hemos estado juntos de esta manera desde que me enteré que estaba embarazada, y tengo que admitir que lo extraño y lo necesito. Es solo que no me siento cómoda haciéndolo con alguien más en la casa, menos aún mi ex-novio, quién seguramente va a lograr oír todo.

-Que pasa?- me pregunta William con la respiración agitada.

-Lo siento, es solo que...- hablo lento para ganar tiempo e inventarme una excusa.- No creo que ahora sea el mejor momento, no me siento lista todavía, ha pasado tiempo pero...

-Sky- me interrumpe y pone una mano debajo de mi barbilla, levantando mi cabeza.- No voy a presionarte a que hagas algo que no quieres. Puedo esperarte el tiempo que quieras.

-Gracias- contesto avergonzada y sintiéndome la peor persona del mundo.  Me bajo de su regazo y me siento al lado suyo en el sofá. -Quieres ver una película?

-Claro, sólo déjame... Iré al baño un momento si? - dice y se levanta rápidamente del sofá, haciendo su camino hacia el baño.

Me siento mal al haberlo dejado frustrado de esa forma, pero no podía hacer otra cosa. No quiero decirle la verdad, voy a tratar de evitar el hacerlo el mayor tiempo que pueda hasta que se me ocurra que decirle.

Me pongo de pie y camino hacia la cocina. Me sirvo un vaso de agua fría y me lo tomo lentamente. Luego de eso me mojo un poco el rostro y lo seco seguidamente con un trapo que encuentro ahí. Ahora que ya estoy más calmada, busco unas palomitas en mi alacena y cuando las encuentro las pongo en el microondas para que se preparen y estén listas para cuando William vuelva. 

La alarma del microondas suena avisándome que las pipocas ya se encuentran listas. Las tomo y las llevo hacia la sala, dónde prendo el televisor y me conecto a mi cuenta de Netflix. En eso aparece William, quien se sienta a mi lado y planta un suave besos en mi mejilla. Buscamos una película que a ambos nos guste y le damos a reproducir.


Cuando la película finalmente termina, yo me encuentro realmente cansada. Apago la televisión y a pesar de la insistencia de William por quedarse a dormir, por mucho que quisiera que lo haga, se lo niego y le digo que nos veamos mañana. 

Luego de que nos despedimos, cierro la puerta de mi departamento y apago todas las luces de la sala para después dirigirme directamente a mi habitación. Una vez dentro de esta, cierro la puerta y sin siquiera preocuparme en ponerme pijama, me lanzo a mi cama y caigo profundamente dormida.


Sin vuelta atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora