Sospechas, miedos y frustraciones

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Me doy vueltas varias veces en la cama ya prácticamente despierta pero aun manteniendo los ojos cerrados. Me desperté gracias a un sonido que escuché provenir desde fuera de la habitación, pero cómo vivo sola, estoy segura que debe haber sido del corredor. Es por eso que he estado tratando de volver a dormirme sin éxito.

Un minuto. Si, vivo sola, pero ahora mismo no me encuentro sola en el departamento. Ian. Había olvidado completamente que él se encontraba aquí. Dios, cómo no me acordé de eso?

Abro los ojos y la luz que se filtra por mis ventanas me pega directamente en ellos, causando que lleve una de mis manos a mi rostro y los cubra. Lentamente la voy quitando cuando pasan unos minutos y el reflejo ya no molesta tanto. Parpadeo un poco y finalmente los abro por completo una vez que mis ojos se acostumbran.

No sé si es porque estoy muy hambrienta y me lo estoy imaginando o porque en serio hay olor a comida del otro lado de mi puerta, pero percibo un olor fuerte de lo que parece algo siendo cocinado. Respiro con fuerza y logro reconocer el delicioso olor de unos panqueques y a la vez de tocino. Apenas lo hago se me hace agua la boca. Será que en verdad ese olor proviene de mi cocina.

Me siento en la cama y me levanto para ver la hora: Diez de la mañana. Qué? Ya se hizo tan tarde? Mierda. Ya me perdí toda la mañana de clases en la universidad. No puedo seguir faltando. Últimamente no he estado yendo, y si lo hago no presto mucha atención. Esto significa que no estoy aprendiendo y si sigo así voy a tener que estudiar todo el semestre un día antes de los exámenes de cada materia. Pero lo único que me consuela es que no ha sido por mi culpa. En mi vida han estado pasando tantas cosas que simplemente no tengo cabeza cómo para pensar siquiera tomar apuntes y dignarme a repasarlos.

Reviso mis mensajes y aparte de los de mis amigos, tengo uno de William y uno de mi hermana. Éste último me tomo por sorpresa. No me esperaba recibir nada suyo. Decido leerlos en su respectivo orden:

''No viniste a la universidad hoy. Te sientes bien? Me pasaré a buscarte después de clases. Te amo- William''.

Tecleo rápido mi respuesta:

''No, me duele un poco la cabeza así que decidí quedarme a dormir. Nos vemos, yo también te amo.- Skylar''.

A pesar de que es mentira, sé que es la única manera de zafarme de su interrogatorio, al menos por ahora. Seguidamente reviso el de mi hermana:

''Sky, hace mucho que no nos vemos y de verdad que necesito hablar contigo. Esto de ser mamá me está volviendo loca! Podemos vernos hoy a la hora de almuerzo?- Hannah''

Le respondo afirmativamente y luego bloqueo mi celular para dejarlo en la cama. Me levanto y camino hacia mi espejo. Me miro en éste y recién me doy cuenta de que me quedé dormida con el mismo vestido de ayer. Agarro mi cabello en un moño y luego de enjuagarme la cara hago mi camino fuera de mi habitación hacia la cocina.

Al avanzar por el pasillo el olor se intensifica y puedo confirmar mis suposiciones con respecto a su origen. Una vez que llego a la cocina, me quedo asombrada por lo que puedo observar ahí. Ian se encuentra parado en medio de ésta, usando solamente un par de calzoncillos, totalmente concentrado mientras sostiene una sartén encima del leve fuego de la hornilla.

Lo observo. Sinceramente no me esperaba el despertarme y verlo cocinando. Me apoyo en la pared y decido observarlo un rato. La última vez que lo vi sin camiseta fue cuando era un adolescente y su cuerpo simplemente era largo y delgado, no tenía el tremendo físico que tiene ahora. Todo su torso está trabajado y tiene marcados todos los músculos de éste, al igual que sus brazos que se encuentran cubiertos por varios tatuajes. Tengo que admitir que el tiempo no le sentó para nada mal.

Sin vuelta atrásOù les histoires vivent. Découvrez maintenant