La confianza se rompe con facilidad

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Abro los ojos y luego de mucho tiempo me despierto con una enorme sonrisa en el rostro mientras observo las paredes del dormitorio de William. Me estiro un poco en la cama mientras recuerdo la maravillosa noche que tuve gracias a mi maravilloso novio, comenzando desde la cena, pasando por la película y terminando el gran acto con el que nos demostramos nuestro verdadero amor.

Al estirarme me doy cuenta que el brazo de William se encuentra sobre mi cintura y con él me atrae hacia su cuerpo, por lo que me encuentro atrapada. Con cuidado comienzo a girarme hasta quedar de frente con él. Lo observo y llevo una mano a su mejilla para comenzar a acariciarlo con suavidad.

Él se mueve un poco al sentir mi tacto hasta que finalmente abre los ojos por completo. Al verme sonríe y yo automáticamente hago lo mismo. 

-Buen día princesa- me saluda y me es inevitable el sonrojarme un poco.  Hace el intento de besarme pero yo me alejo un poco.- Qué pasa?

-No vamos a besarnos hasta que nos lavemos los dientes- le digo y él ríe levemente.

-Está bien- habla y se estira para después ponerse de pie.- Voy a lavarme los dientes entonces.

Se levanta de la cama vistiendo solamente un par de bóxers y se encamina al baño. Yo lo observo un momento pero después aprovecho para ponerme de pie y buscar mi ropa interior que se encuentra botada en una esquina de la habitación. Me la pongo y luego busco dentro de uno de los cajones de William una camiseta suya. Tomo la primera que veo y me la pongo para después ir al baño.

Una vez llego ahí, me paro al lado de William quién sigue lavándose los dientes y yo decido hacer lo mismo. Tomo el cepillo de dientes que siempre uso cada vez que me quedo a dormir en su departamento, le pongo pasta dental y comienzo a cepillármelos.

William termina primero y me observa divertido hasta que yo termino. Luego de eso me dedica una sonrisa ladeada y sin decirme nada me toma de la cintura y me atrae a él para darme un apasionado beso que a decir verdad me toma por sorpresa. Inmediatamente se lo sigo, rodeando su cuello con mis brazos y tomando su cabeza por la nuca para atraerlo más a mi. 

Después de un par de minutos, nos separo debido al sonido que produce mi estómago, una especie de rugido y yo sé exactamente a que se debe: Tengo hambre. Pegamos nuestras frentes mientras después reímos con bastantes ganas. Observo sus ojos y la verdad es que quisiera quedarme mirándolos todo el día, pero si no como algo voy a morir de inanición.

-Creo que deberíamos desayunar- hablo separándonos totalmente.

-Yo también lo creo- contesta para después tomarme de la mano y guiarme fuera del baño y caminar hacia la cocina.

Salimos de su habitación, atravesamos el pasillo y finalmente después de caminar por la sala llegamos a la cocina. Me guía hasta que llegamos frente al mesón. Me toma por la cintura y me ayuda a subirme a uno de los bancos que ahí se encuentran. 

-Quédate ahí- me dice y luego va directamente hacia el refrigerador.

Lo abre y comienza a buscar comida dentro de éste. No tarda en sacar un par de huevos y tocino. Sin detenerse ni un momento va hacia el horno, lo prende y toma una sartén, dónde coloca los huevos y el tocino y comienza a cocinar. Los deja un momento y mientras tanto pone la máquina de café a funcionar para rápidamente seguir cocinando.

Yo apoyo mis codos sobre el mesón y me dedico a observarlo mientras hace todo eso. Verlo tan ajetreado y preocupado por prepararnos un buen desayuno me hace sentir verdaderamente afortunada. 

Así continúa un par de minutos hasta que finalmente todo está listo. Toma un par de platos y en ellos sirve lo que acaba de preparar. Los trae y los acomoda frente a frente. Luego de eso trae dos tazas de café y cubiertos y después se sienta en frente mío y comenzamos a comer.

Sin vuelta atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora