"CAPITULO 5"

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Déjame dormir Halina, busca a mamá para jugar.

Vamos Alexia, nuestro hermano buscará los caballos.

Agh, me daban ganas de ahorcarla. Levantó mis párpados con sus pequeños deditos. No iba a darse por vencida.

¡De acuerdo lo haré, ya desperté!

...

Mis ojos se abrieron lentamente, una luz blanca iluminaba la habitación, tenía la sensación de haber estado en este mismo lugar antes. Traté de moverme, pero todo me dolía, sentía muy pesado el cuerpo, levanté poco a poco mi brazo, ¿tenía una intravenosa?; un pequeño pitido me estaba sacando de mis casillas, era una de esas cajitas que había en los hospitales. Estaba en un hospital. 

¿Qué había sucedido?, quise levantarme, pero antes de que pudiera siquiera intentarlo, unas manos me detuvieron.

Era Daniel. Se veía muy raro, tenía unas ojeras terriblemente notorias, sus ojos estaban irritados y sin ese brillo que siempre tenía, era como si no hubiera dormido en muchos días, parecía haber envejecido cinco años.

—No, no lo hagas, te harás daño cariño, basta.

Se sentó en el borde de la cama y acarició mi cabello, sus ojos comenzaron a verse llorosos. 

—¿Papá, qué ocurre? —mi voz apenas fue un susurro. 

Traté de decirlo de nuevo, pero nada, el tono de mi voz apenas era audible. Comencé a estar inquieta en esa cama, quería levantarme, ya no quería estar dormida, llevé mi mano hacia mi garganta pero una gruesa venda la cubría, es más, tapaba todo mi cuello.

—Alexia, hija debes calmarte, estas semanas fueron delicadas, no has estado muy bien.

¿Semanas?

Y de repente imágenes llegaron a mi mente: la fiesta, lluvia, Vanessa inconsciente, Dëni gritando y Nathan perdiendo el control del auto. ¿Dónde estaban ellos?, ¿estaban bien?

—Quiero verlos, ¿dónde está mi hermana?, ¿qué pasó?

Daniel me había entendido perfectamente, el tono de mi voz llegó a sus oídos, la venda en el cuello picaba y me lastimaba así que traté de arrancarla.

—Alexia no, basta.

El hecho de que no me dijera nada me puso histérica, sin saber de dónde saqué la fuerza, me arranqué la intravenosa del brazo y me levanté de la cama.

—¡John, necesito ayuda!

El doctor Weber, el padre de Nathan, entró al cuarto junto con una enfermera. 

—Sostenla con cuidado Daniel —le pidió a mi padre.

Este me rodeó con los brazos con mucho cuidado, cuando me recostó en la cama noté el yeso que envolvía mi pierna y el brazo izquierdo, ¿cómo fue que no sentí el dolor?, John sacó una jeringa y un frasco de su bata, rayos, me iban a sedar. Luché con fuerza y ahora si sentí el dolor de mi brazo.

—Alexia, por favor hija, cálmate, te lo ruego, esto sólo te hace mal.

La voz de Daniel sonaba quebrada pero yo sólo quería saber qué había sucedido y cómo estaban los demás. Un ligero pinchazo en mi antebrazo e inmediatamente me relajé. Mi visión estaba más borrosa. Y ahí íbamos de nuevo. Silencio y oscuridad.

"El Elemento Perdido #1: Fuego" ⚠️Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα