"CAPITULO 12"

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Peter me acompañó hasta mi casa sin decir una sola palabra al respecto de mi supuesta historia. Parecía incómodo, y no sabía en realidad por qué. Yo le había dicho todo lo que él quería escuchar. Tal vez hubiera sido mejor para él quedarse con la versión de las mujeres chismosas del pueblo que con la mía. 

Tal vez hubiera sido mejor que se apegara a las ordenes que había recibido.

Mi problema era que aceptaba ese hecho con demasiada frialdad. Jamás había estado interesada ni por un momento en saber algo acerca de mí vida anterior. Y presentí que eso fue lo que incomodó a mi ahora nuevo "amigo", pero me daba igual. Era imposible que se sintiera afligido. Por lo que oí en esas pocas palabras de su maravillosa historia, sus padres se preocupaban por él, se preocupaban porque él gozara de la vida antes de adquirir cualquier responsabilidad. Su familia debía ser perfecta. Él era perfecto.

Al llegar, me di cuenta de que la casa estaba sola. Fui hacia la cocina y en el refrigerador había una nota:

Fuimos a Forbeville con tu padre, te veremos en la noche. Te quiero.
Janine.

Genial, estaría sola hasta quién sabe qué hora de la noche y era muy temprano. Ni siquiera tenía hambre, comería mas tarde, después de todo, Nina había dejado algo para mí en el horno. Bien.
Me tiré en la sala, pues no tenía ni una maldita idea de qué hacer. Llamar a Lena parecía buena idea, pero debía seguir en la escuela obviamente y por otra parte en verdad quería estar sola, sola con el silencio abrazador de la casa. 

Pensaba mucho en cómo librarme de la escuela, unas cuantas horas ahí me hicieron convencerme plenamente de que no podía estar en ese lugar, actuando con normalidad, ni siquiera con Lena o con todos mis amigos a lado mío. 

En esos momentos lo único que quería, era descansar. Cerré los ojos por un simple momento y así me quede durante horas.

...

Papi por favor no me dejes aquí, juro que no diré nada esta vez.

Mis manos ardían mucho pero a papá no le importaba, nunca lo hacía.

Me dio una fría mirada con esos ojos grises que tanto me aterraban, y todo eso me hacía preguntarme si de verdad ellos me querían, lo dudaba mucho en ocasiones.

Esto es para que aprendas la lección, las niñas que se comportan de mala manera deben ser castigadas y lo sabes muy bien.

Cerró la puerta fuertemente y le puso llave. Ahora tenía que esperar hasta aprender una nueva lección.

...

Me desperté de repente. Un sudor muy frío corría por mi frente y mi respiración estaba muy agitada. ¿Por qué rayos estaba teniendo pasando esto? Todos habían sido sueños agradables, como el de la pequeña niña rubia, pero este era muy distinto, había temor y miedo en el. Un escalofrío me recorrió por completo y casi por mero instinto toqué mis manos. Las lineas aún se sentían.

El sonido de una ventana rompiéndose me sacó de esos pensamientos. Miré el reloj, eran casi las siete y mis padres aún no llegaban. No había ninguna luz encendida. Si alguien tenía intenciones de matarme, lo conseguiría con demasiada facilidad. Me levanté con mucho cuidado y tomé una pequeña figura de mármol que estaba en la mesa de centro. Deseaba no tener que usarla, pues era la favorita de Janine, pero ni modo, no había opción. Se escuchaba como si buscaran algo, tal vez eran ladrones que no se percataron de que yo estaba aquí, pero ¿quién podría ser?, todos en este pueblo nos conocían y esto jamas había pasado, en ningún lugar.

Subí con mucho cuidado, el ruido venía de mi habitación. Caminé hacia la puerta y vi la luz encendida, alcancé a ver unos cuantos porta retratos rotos, ropa tirada, en fin un maldito desastre. Que bueno que yo no limpiaba mi cuarto, pobre Nina. 

Al asomarme más, vi a la persona. Estaba totalmente vestido de negro, y sabía que era un hombre por la complexión de su cuerpo; se veía muy musculoso, maravillas, cinco puntos menos para mi. 

Tropecé contra la puerta y éste se volteó de inmediato, logré apagar la luz, pero capté algo: un brillo azul intenso. Corrí hacia abajo antes de que ese imbécil, quién sea que fuera, me hiciera algo, no sin antes lanzarle la pequeña estatua; algún daño debía causarle. Pero claro, nadie podía tener más mala suerte que yo y caí por las escaleras, por fortuna mi machacado cuerpo lo toleró y para mi mala fortuna, el vándalo ya estaba encima de mi. Traté de liberarme de él, pero era demasiado fuerte. Liberaba un olor extraño pero familiar a la vez. La oscuridad era demasiada densa que no podía distinguir nada de su cara, ni una sola pista.

—Es hora de volver a casa, Marie. La vida terrana no te sienta bien.

Esa voz, esa voz. Era de algún lugar, ¡rayos! no podía recordarlo. Y, ¿qué era de eso de "Marie"?

—Púdrete imbécil.

Le di un fuerte rodillazo en la entrepierna y me levanté del piso. Si lograba llegar a la calle alguien tendría que verme y auxiliarme. Sólo que el muy bastardo era hábil, me tomó del pie y caí a muy corta distancia de la puerta. Traté de zafarme y le di una patada en la cara. Habían valido la pena las pequeñas clases de defensa personal que Janine nos había dado a Dëni y a mi hacía unos meses. Y al parecer eso funcionó. 

Abrí la puerta y salí corriendo como loca hacia la calle. Unas luces me alumbraron. Mierda, sí no me asesinaban, moriría atropellada. Levanté las manos como si con eso pudiera detener el impacto del carro y este se detuvo a tiempo. Me recargué sobre el y reconocí la pintura. Eran mis padres. Gracias a Dios.

—¡Alexia! —Daniel bajó velozmente del auto y me tomó entre sus brazos—, ¿qué pasó, qué te hicieron?

Tomó mi rostro entre sus manos y sentí un pequeño dolor cerca del ojo, ni siquiera me había percatado de eso.

—Llamaré a la policía —Janine fue hacia la casa pero la detuve.

—¡No, no vayas, por favor, puede seguir ahí!

Mis padres se miraron confundidos, tal vez pensaban que yo ya estaba loca, pero no. Al escuchar el griterío varios vecinos salieron. ¡Vaya, por fin!, algunos acudieron a ver qué pasaba y otros amablemente llamaron a la policía. 

Daniel entró a la casa y al parecer ya no había nadie; ahora sólo quedaba saber si se habían llevado algo, además de los dos buenos golpes que le propicié. Pero de una cosa estaba segura, había visto ese brillo azul antes.

Lo había visto la noche del accidente.

"El Elemento Perdido #1: Fuego" ⚠️Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora